CARLOS
CRIVELL
Diario EL MUNDO
de Sevilla
Ramón Vila Giménez (Sevilla, 1938) ha fallecido en
Sevilla a los 80 años. Fue un sevillano de la Plaza de Amargura, criado en una
ciudad de la postguerra en la que se forjó su amor por las tradiciones de la
ciudad y sus gentes.
Estudiante de los Maristas, hijo mayor del
cirujano Ramón Vila Arenas, eligió la carrera de Medicina. Finalizó sus
estudios en 1962. Su padre ya estaba en aquellos años como ayudante del doctor
Leal Castaños en la plaza de toros de Sevilla. Tras finalizar su carrera se
especializó en Cirugía en el Hospital Virgen del Roció de Sevilla. Animado por
el ejemplo paterno, Ramón Vila comenzó su andadura en plazas como las de Alcalá
de Guadaira y Utrera, de la que llegó a ser jefe del equipo médico.
En 1972 falleció Don Antonio Leal Castaños. Ramón
Vila Arenas se hizo cargo de la jefatura del equipo médico de la plaza de toros
de Sevilla. Ese mismo año se convirtió en el primer ayudante de su padre en la
plaza sevillana tras renunciar a su cargo en Utrera.
La figura de Paquirri está ligada de manera
fundamental a la de Ramón Vila. En la temporada de 1978 accedió el facultativo
al cargo de jefe del equipo médico. Ese año, el 21 de abril Paquirri resultó
cogido de gravedad dos cornadas por un toro de Osborne. Fue su primer herido ya
como responsable de la enfermería. De ahí surgió una amistad íntima que les
unió toda la vida. Su nombre quedó inmortalizado por el propio Francisco Rivera
cuando el 26 de septiembre de 1984 en Pozoblanco, herido de muerte, pidió que
llamaran al doctor Vila. Como José pidió a Mascarell o Manolete a Jiménez
Guinea.
Desde ese año de 1978 hasta el 2011, año de su
jubilación, el doctor Vila se convirtió en un ángel para los toreros y en un
personaje popular. Atendió cornadas de distinta gravedad a El Califa en 1979;
al mismo Paquirri en 1980; Lucio Sandín en 1983; Manolín el cabestrero en 1984;
Pepe Luis Vargas en 1987; Pepe Luis Vázquez en 1989, además de tres gravísimas
en los años 90 como las de Luis Marscal, el banderillero Jesús Mrquez y el
novillero Curro Sierra.
En el año 1992, año de la Expo en Sevilla, Ramón
Vila vivió la gloria de ser el pregonero de la Feria taurina de Sevilla, junto
con la pena intensa de ver morir a dos toreros en la plaza de toros. Manolo
Montoliú murió en la misma plaza el 1 de mayo. El banderillero Soto Vargas
falleció en la mesa del quirófano el 13 de septiembre del citado año.
La mayor preocupación de Ramón Vila fue el estado
de las enfermerías y la formación de los médicos que asistían a las corridas.
Defendió siempre la especialización de la Cirugía Taurina. En su cargo de
presidente de la Sociedad Española de Cirugía Taurina trabajó para que en los
Reglamentos taurinos se tuviera en cuenta la dotación de las enfermerías.
Fue, por añadidura, un personaje popular por su
capacidad para comunicar, algo que le llevó a dictar conferencias por toda
España. Como médico, además de los numerosos percances atendidos en su larga
trayectoria, fue el facultativo de cabecera de la mayoría de los toreros de la
zona cercana a Sevilla, que le consultaban siempre cualquier dolencia, pero no
solo las de los propios toreros sino también las de sus familiares.
Siempre atendió como médico a todo el que se
acercó para pedirle un consejo. Toda esta trayectoria médica y personal le
granjeó amistades por todo el mundo, pero también numerosas distinciones en
forma de homenajes.
Fiel a su cargo de cirujano taurino, en 1980 creó
los Premios Doctor Vila Arenas a los mejores quites de la Feria de Sevilla.
Cuando se jubiló en 1981 los premios pasaron a denominarse Doctores Vila. Se
premia al quite artístico y al quite providencial. Ese acto de la entrega de
esos trofeos es una lección de humanidad de Ramón Vila, que como buen
aficionado gozaba del buen toreo en forma de quite de arte, pero gozaba
especialmente cuando tenía que cantar las excelencia del quite providencial, el
que le quitaba trabajo a los médicos de la plaza.
La muerte de Ramón Vila ha producido una honda
consternación en el mundo de los toros y en la misma sociedad, ya que fue un
médico popular.
Formación
Se licenció en Medicina y Cirugía, en la Facultad
de Medicina de Sevilla en 1957.
Trayectoria profesional
Al acabar la carrera trabajó desde 1957 a 1961
como profesor de las clases prácticas en la Cátedra de Cirugía. Luego estuvo
trabajando en el Departamento de Cirugía del Hospital Universitario “Virgen del
Rocío”. Entre los años 1978 y 2001 fue jefe de sección de este hospital y
coordinador del Área Quirúrgica desde 1998 a 2004.
Medico de la Maestranza
En 1965 inició las tarea profesional que le
otorgaría mayor fama y prestigio cuando se incorporó al equipo médico de la
enfermería de la plaza de toros de Sevilla, siendo su padre Ramón Vila Arenas
el jefe de dicha enfermería.
En 1978 se convirtió por oposición en jefe del
equipo médico de la Maestranza, donde permaneció hasta su jubilación en 2010.
Cargos médicos
Dado el cargo médico que ocupaba, la
responsabilidad asumida y su prestigio como cirujano fue elegido presidente de
la Sociedad Española de Cirugía Taurina durante 6 años.
Ha sido componente de la Junta consultiva Nacional
del Consejo de Asuntos Taurinos de Andalucía.
Divulgación
Fue presidente de los Congresos Médicos
Internacionales de los años 1982 y 1992, ambos celebrados en Sevilla.
Vivencias
A lo largo de su dilatada y exitosa carrera al
frente de la enfermería de la plaza de toros de Sevilla, ha vivido momentos muy
duros y, por fortuna, ha salvado la vida de muchos toreros.
Sin embargo, su nombre, traspasó fronteras cuando
el 26 de septiembre de 1984, en Pozoblanco (Córdoba), Francisco Rivera
«Paquirri», herido gravísimamente, pronunció aquellas palabras que dieron la
vuelta al mundo: «¡que llamen a Ramón Vila!».
Por desgracia, el insigne galeno no pudo salvar la
vida de su amigo porque la cornada era mortal de necesidad. Curiosamente
Paquirri había sido el primer torero al que operó como cirujano jefe y de ahí
venía la amistad que se tenían ambos.
Pero en el currículo de este prestigioso cirujano,
hay que apuntar los nombres, por citar sólo los más recientes, de Pepe Luis
Vargas, Jesús Cardeño, Curro Sierra, Luis Mariscal y Jesús Márquez, que vieron
cómo sus manos les devolvían a la vida.
La temporada más fatídica que ha tenido fue la de
1992 cuando tuvo que asistir a dos toreros con cornadas mortales en la
Maestranza, ambas habían ido directamente al corazón de los desafortunados, una
la de Manolo Montoliú el 1 de mayo y otra la de Ramón Soto Vargas el 14 de
septiembre.
La cornada más grave a la que hizo frente fue la
del novillero Curro Sierra en junio de 2004, cuando un novillo le arrancó la
unión de la iliaca con la femoral. Gracias a la presencia de cirujanos
vasculares en el equipo pudo hacer un by-pass y salvar la vida y la pierna del
joven novillero.
Publicaciones
Ramón Vila ha publicado un libro titulado “Cirugía
Taurina, mito o realidad”, también ha publicado numeroso trabajos sobre su
carrera profesional como cirujano taurino.
Jubilación
Ramón Vila ha sido cirujano jefe durante 33 años y
se ha despedido cumplidos los 73 y lo hace entre el reconocimiento de la
afición y el afecto agradecido de los toreros. Seguirá en el burladero, echando
una mano si llega el caso. Por toda esta trayectoria Ramón Vila es una
referencia en el mundo de la Cirugía Taurina española y mundial.
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