LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
De la época más reciente del toreo, en 2010, con
la prohibición de las corridas de toros en Cataluña a la vuelta de la esquina,
el matador catalán Serafín Marín reivindicó la fiesta taurina en su tierra con
dos gestos que serán recordados para siempre.
Primero fue el 16 de mayo, en la Monumental de
Barcelona. Allí, Serafín sorprendió a todos haciendo el paseíllo con la típica
barretina de la tierra en vez de la montera, y envuelto en una bandera catalana
en sustitución del clásico capote de paseo. Todo en medio de una gran emoción.
El torero catalán quería expresar así su desacuerdo con el intento de prohibir
las corridas de toros en Cataluña por culpa de una Iniciativa Legislativa
Popular promovida por la plataforma Prou. La tarde terminó de manera triunfal,
con la salida a hombros del torero por la puerta grande entre gritos de
«¡libertad!».
Serafín toreaba cuatro días después en Las Ventas.
Y allí repitió el gesto con una 'senyera' con mensaje: «La libertad no se
prohíbe». La mayoría de los asistentes a la corrida de esa tarde de San Isidro
reaccionaron aplaudiendo al matador catalán.
No fue el último gesto reivindicativo de Serafín
Marín: la tarde en la que se consumó la prohibición de las corridas en
Barcelona, el 24 de septiembre de 2011, Serafín Marín toreó con un capote
diseñado por la sobrina nieta de Rafael Alberti, María Franco, que ponía la
palabra «libertad» en la parte delantera y lucía la 'senyera' en la parte
trasera. Seis años y medio después de aquella última corrida, y pese al Tribunal
Constitucional anuló en 2016 la ley catalana que prohibía las corridas de toros
al considerar que la norma invadía las competencias del Estado en materia de
Cultura, los toros no han vuelto aún a la Monumental.
Anécdotas
extraídas del libro '300 anécdotas taurinas', del que La Esfera de los libros
acaba de editar la segunda edición.
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