El genio de La Puebla abre la
Puerta de los Califas tras cuajar y desorejar al quinto toro de la noble
corrida de Juan Pedro. *** Juan Serrano y Roca Rey cortan una oreja a cada
toros de su lote.
CARLOS CRIVELL
@carloscrivell
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
Otra vez media plaza. Dos carteles de lujo y muy poca
gente...
Finito despertó el coso de los Califas poco después de las
seis, hora fijada para la corrida por aquello de la pelota. Desperezó los
tendidos con un juampedro gordo de poca cara, noble y obediente, al que hizo
una faena sencillamente genial. Finito toreó a placer en tandas preñadas de
empaque y buen gusto. Todo fue un conjunto armónico, elegante, majestuoso.
Entre tantos muletazos, un kikirikí fue inolvidable. Pagó el detalle de abrir
plaza y solo paseó una oreja tras matarlo a la primera.
El cuarto fue tan bonito como escaso de presencia. Además,
muy flojo. Juan Serrano fue un torero de fe. No le importó que el animal
claudicara en las primeras arrancadas. Pase a pase volvió a componer una labor
de matices exquisitos. No fue posible la ligazón, el toro no lo hubiera
permitido. Pero sí lo fue la belleza del toreo del mejor Finito. Otra vez mató
pronto y otra vez paseó el anillo oreja en mano.
En la floja y noble corrida de Juan Pedro, el segundo no le
gustó a Morante. No se salió del capote y no buscó la muleta. Faena virtual, de
intentos sin convicción, mal rematada con el estoque.
El recital de Morante llegó en el quinto, un juampedro tan
noble como flojo, de embestidas pastueñas, al que logró torear de manera
prodigiosa con tandas sobre ambos pitones de mucha calidad. Improvisó algunos
adornos, hubo arabescos incalificables, pero sobre todo hubo un curso de buena
torería. Entre los muletazos, allí quedó un natural final eterno. La estocada
desató la pañolada. Dos orejas para el genio de la Puebla.
Roca Rey le cortó una oreja al tercero por una faena de
valor. El de Juan Pedro fue un toro de arrancadas desiguales. Roca se atornilló
al albero y fue extrayendo agua de un pozo casi seco. La espada fue fulminante
terminó de cortar la oreja.
Apretó en el bonito sexto, chico y noble. Mezcló chicuelinas
con verónicas, quitó por gaoneras y se subió encima del juampedro. Comenzó de
rodillas, siguió con el toreo fundamental con el toro ya aplomado, pero Roca se
metió en su terreno para asustar a la plaza. Lo mató a la primera y paseó otra
oreja.
A Morante se lo llevaron a hombros por la Puerta de los
Califas. En Córdoba pudo torear ese toro que busca, chico, noble y sin fuerzas.
Cuando se torea como lo hace Finito o el mismo Morante, casi se olvida uno del
toro, pero en plazas de primera hay que lidiar mejor presentación.
JUAN PEDRO | Finito, Morante y Roca Rey
Toros de Juan Pedro Domecq,
justos de presentación y faltos de fuerza en líneas generales; noblísimos 1º,
4º y 5º; flojo y sin recorrido el 2º; se quedaba corto el 3º; el aplomado y
manejable 6º se apagó pronto.
Finito de Córdoba, de corinto y oro. Estocada desprendida
(oreja). En el cuarto, estocada trasera (oreja).
Morante de la Puebla, de nazareno y oro. Cuatro pinchazos y
estocada (silencio). En el quinto, estocada (dos orejas). Salió a hombros por
la Puerta de los Califas.
Roca Rey, de blanco y plata. Estocada (oreja). En el
sexto, estocada (oreja).
Se guardó un minuto de silencio por Ramón Vila y el empleado de la plaza Ramón Arce.
Plaza de toros de Córdoba. Sábado, 26 de mayo de 2018. Segunda de
feria. Media entrada.
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