Curro Díaz |
JAVIER LÓPEZ
@Javierlopez01
Foto: EFE
Foto: EFE
Otra tarde para olvidar cuanto antes, por aburrida y
decepcionante, fue lo que dio de sí la decimoquinta de San Isidro, en la que ni
la vuelta al ruedo de David Mora tras la muerte del tercero ayudó a cambiar un
guión de lo más previsible por el cartel de toros y toreros anunciados.
Porque bien es sabido que los tres que hicieron este martes el
paseíllo en Madrid no atraviesan su mejor momento. Y si había alguna mínima
esperanza estaba depositada en lo del Ventorrillo, ganadería capaz de lo mejor
y de lo peor. Hace dos años lidió una gran corrida en esta misma plaza. De ahí
la fe. Pero la de hoy ni de cerca se pareció a aquella estival de 2016 ni por
esencia ni por presencia.
Para empezar no pasó entera, remendada a última hora con uno
de Valdefresno, el quinto, horroroso se mirara por donde se mirara, pero que,
lo que son las cosas, fue el único que medio se dejó aun faltándole un punto de
celo. Y Morenito, fiel a lo que viene siendo en los últimos tiempos, anduvo a
la deriva con él. Mal colocado todo el tiempo, le faltó también pulso y le
sobraron brusquedades a la hora de tirar del animal, que acabó ahogado a lo
largo de un trasteo demasiado encimista y mal planteado desde el primer
muletazo.
Lo único bueno de la actuación del burgalés fueron los
saludos capoteros a sus dos oponentes, especialmente al primero que enlotó,
toro serio y con cara, que, por un momento, aparentó ser lo que al final no
fue. Porque se desplazó de maravilla en el percal, con el hocico surcando el
albero, y acudió también con alegría al caballo. Pero ya en banderillas empezó
a echar la cara arriba, apagándose después como una vela en el último tercio. Y
Morenito, que se dobló muy bien por bajo en la apertura, se fue también
diluyendo a lo largo de una labor ligerita y de notables imprecisiones
técnicas.
Las mismas que tuvo David Mora con su primero, toro más
bajito y menos cosa que sus hermanos, y con el que, al menos, se le vio con
actitud, con ganas, con la misma entrega de cada vez que se anuncia en la plaza
en la que casi pierde la vida hace cuatro años, precisamente por la gravísima
cornada que le pegó un toro de esta misma ganadería.
Superó la superstición y el trago Mora de verse otra vez
ante un "ventorrillo", aunque a este tercero de corrida le faltara
clase y recorrido para ayudar a desarrollar las buenas intenciones del
madrileño, que quiso mucho, sí, pero al que le volvió a faltar más convicción
para no dar la sensación de estar constantemente en el filo de la navaja. La
espada cayó baja y el toro, evidentemente, rodó sin puntilla. Y la gente,
inmersa en un sistema de hacer aflorar los pañuelos si la muerte es rápida y a
la primera -da igual la colocación del acero- le pidió una oreja que el usía
acertó en no conceder. La vuelta al ruedo también tuvo división de opiniones.
Lo que sí fue unánime fue el silencio obtenido tras la lidia del noble, flojo y
apagado sexto.
A Curro Díaz le tocó "tragar" con un primero que
se defendió con violencia por sus nulas fuerzas. Y también hizo el esfuerzo con
el extintor con cuernos que hizo cuarto, al que le faltó clase y recorrido,
pero es que con esas orondas hechuras es normal que el animal no pudiera tirar
de los cuartos traseros.
FICHA DEL FESTEJO
Cinco toros de El Ventorillo
y un "remiendo" -el quinto- de Valdefresno,
muy desiguales de hechuras y de variado comportamiento. El flojo primero se
defendió con violencia; a menos el segundo; al noble tercero le faltó clase y
recorrido; el regordío y redondo cuarto adoleció de clase y empuje; manejable
aun faltándole un punto de celo, el basto quinto; y noble y flojo, el sexto.
Curro Díaz, de espuma de mar y oro: bajonazo
(silencio); y estocada ligeramente desprendida (palmas).
Jesús Martínez "Morenito de
Aranda", de grosella y oro:
pinchazo y media desprendida y atravesada (silencio); y pinchazo, media tendida
y atravesada, y tres descabellos (silencio tras aviso).
David Mora, de lila y oro: estocada baja (vuelta al
ruedo tras petición en el límite); y dos pinchazos y estocada desprendida
(silencio).
En cuadrillas, Andrés Revuelta
y Pascual Mellinas saludaron tras
banderillear al segundo.
La plaza registró tres cuartos de entrada (17.042 espectadores, según la empresa) en tarde gris. / EFE
La plaza registró tres cuartos de entrada (17.042 espectadores, según la empresa) en tarde gris. / EFE
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