De la corrida cinqueña de
Torrehandilla sólo un toro embistió con cierto estilo. Y un sobrero de Virgen
María. Sin finales ni romper a lo grande. Luque, Galván y Lorenzo saludaron
ovaciones.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
El día después de la suspensión seguía lloviendo. Del ruedo,
ayer protegido y arreglado, o viceversa, desapareció la ciénaga. Barroso pero
no barrizal el aspecto. A Álvaro Lorenzo la plaza le recordó su Puerta Grande
del Domingo de Resurrección -tres orejas, tres- con una cariñosa ovación.
Detalle del viejo Madrid.
La corrida de Torrehandilla y Torreherberos -4º y 6º- venía
con los cinco años cumplidos. Seria, muy abierta de cara, "de buenas
hechuras", dijo el ganadero. Y baja era. Sólo que los tres primeros
tuvieron diferentes cuellos -los morrillos de primero y segundo se los comían-
y el mismo patrón de soltar un tornillazo a final de viaje. Una humillación
relativa. En el embroque. Una nobleza cierta y un fondo decreciente. Su empleo
en los caballos no sacó nota.
Como en los capotes de tres tipos que vuelan la verónica con
estilo. Daniel Luque, David Galván y Lorenzo no pudieron brillar. Y en la muleta
la cosa consistía en que las amplias testas no tocasen las telas. Dentro de ese
orden, el toro de Luque duró más sin ser nada del otro jueves. Y el torero fue
creciendo en limpieza. Hasta lograr una cuarta tanda de derechazos de notable
trazo. Por el izquierdo hubo menos motivos. Menos celo. Y esto también se
estableció en los de Torrehandilla como denominador común. Un cambio de mano
destelló con luz propia. Las luquecinas finales, tan extendidas, pero más
propias en su creador, alegraron a la parroquia. Que continuó aplaudiendo tras
un pinchazo hondo y un descabello.
En el aplausómetro igual dio la gran estocada de Galván.
Digno y solvente más que inmaculado con el punteo.
Como le sucedió a Álvaro Lorenzo. Que jugó con la media
distancia y la mano baja. En los remates por alto, léase pases de pecho, las
capacidad atornilladora o desatornilladora de los cabezazos se incrementaba.
Nada para la Black and Decker de genio de un cuarto de
defensas más recogidas. Genio de impotencia. Nulo poder y sin pila de bravura.
Ya vencido, se pegó un costalazo definitivo avanzada la faena de Daniel Luque.
Sin opción antes ni después. Desesperación máxima en el matador de Gerena.
Con una larga cambiada de rodillas en el tercio saludó David
Galván al colorado y cargado -600 kilos exactos- quinto. Que derrochó otro son,
desde sus elevadas agujas, en el ramillete de verónicas y chicuelinas. Repitió
el comportamiento de sus hermanos en el caballo. Tan suelto. Galván apostó en
una pedresina como apertura de faena. Y por estatuarios que desembocaron en
vistosos pases del desprecio. La mano derecha fluyó con encaje. Más encaje que
ajuste con el redondo volumen en su buen concepto. Sin terminar de apretar la
noble embestida. Que terminaba en la media altura. Como la muleta. Y, aun así,
el bondadoso fondo del toro se quedó corto. Redujo distancias el torero de San
Fernando en un arrimón que tampoco caló. Tanto las ceñidas bernadinas como las
apuradas manoletinas casi acaban en drama: un pitonazo y un pisotón malograron
el cierre. Que finalmente fue por ayudados. DG volvió a matar con cabal
rectitud.
Devolvió la presidencia al sexto, un jabonero atacado de
kilos y sin cuello, cuando ya prendían en su lomo dos pares de banderillas. No
habitaban las fuerzas en su cuajada anatomía. Tiempo de rectificación. El
cinqueño sobrero de Virgen María trajo sus opciones por la mano izquierda.
Álvaro Lorenzo lo vio claro desde el principio. Aunque al toro le faltaba
salirse de los vuelos, los naturales brotaron con notable y templado dibujo.
Sin finales y más hilvanados que ligados, lógicamente. El último tramo de faena
transcurrió sobre la derecha. Sereno y prolongando hasta el aliento de la
despedida ya deseada. Por lo que pesaba ya la tarde. Insostenible sólo por los
detalles, por su tibieza, por la inconsistencia de las cosas a medio gas.
TORREHANDILLA | Luque, Galván y Lorenzo
Toros de Torrehandilla y Torreherberos (4º y 6º), todos
cinqueños, serios, bajos en general y de abiertas caras; de pobre fondo y
muchos tornillazos; el bondadoso 5º destacó sin finales y un sobrero de Virgen María (6º bis), cinqueño pasado,
noble sin salirse de los vuelos.
Daniel Luque, de carmelita y oro. Pinchazo hondo y
descabello. Aviso (saludos). En el cuarto, pinchazo y estocada (silencio).
David Galván, de corinto y oro. Estocada (saludos). En
el quinto, estocada (ovación).
Álvaro Lorenzo, de tabaco y oro. Estocada baja. Aviso
(silencio). En el sexto, pinchazo y estocada. Aviso (saludos).
Monumental de las Ventas. Martes, 29 de mayo de 2018. Vigesimosegunda
de feria. Unas 14.000 personas.
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