lunes, 21 de mayo de 2018

FERIA DE SAN ISIDRO - HISTORIAS CURIOSAS DEL TOREO (XIV): Homenaje a El Pana: "bombitas" a Chirac, brindis a las "lumis" y otras excentricidades de un genio irrepetible

LUCAS PÉREZ

Sirva este recopilatorio de anécdotas como homenaje a Rodolfo Rodríquez, 'El Pana', fallecido el 3 de junio de 2016 después de 32 días hospitalizado a consecuencia de una cogida cuando recibía a un toro en la plaza de Lerdo (México), que le provocó tetraplejia. Un recuerdo respetusoso al último bohemio del toreo, a quien alguna vez llevó una sonrisa a los aficionados por sus excentricidades dentro y fuera de la plaza.

EL PANA SE HACE ESPERAR

Serafín Marín jamás olvidará la tarde de su confirmación de alternativa en la Monumental Plaza México. Fue el 7 de enero de 2007 y el festejo suponía el regreso y supuesta despedida de Rodolfo Rodríguez 'El Pana' a esta plaza después de muchos años sin hacer el paseíllo. Al llegar al patio de cuadrillas, Serafín se dio cuenta de la categoría del personaje. «Estaba como ausente, a su bola, fumando un puro en un mundo paralelo al de los demás. Había pedido llegar hasta dentro de la plaza en una calesa acompañado de dos lumis, pero no se lo permitieron», confiesa el torero catalán. Llegada la hora de hacer el paseíllo y con todo el mundo liado en su capote de paseo, El Pana permanecía ausente apoyado en una pared. Nadie se atrevía a decirle nada y así pasaron unos minutos. Un cuarto de hora más allá del horario previsto y con el público abroncando a los toreros, Serafín se dirigió a El Pana y, educadamente, le dijo:

-Maestro, ¿empezamos? El público se está impacientando un poco...

El Pana levantó la cabeza, miró fijamente a Serafín y le dijo:

-Calla Serafín. No te pongas nervioso. Llevo siete años esperando este momento, no creo que pase nada porque ellos me esperen ahora diez minutos.

CHIRAC Y «SUS BOMBITAS»

A la sombra por diferentes delitos, Rodolfo Rodríguez 'El Pana' siempre fue un hombre de carácter. Y de gestos. Algunos de los cuales tuvieron como consecuencia duros castigos. Uno de los más llamativos tuvo lugar en 1995, en la Monumental Plaza México, en una corrida de toros a la que asistía el entonces presidente francés, Jacques Chirac. El Pana, en señal de protesta por los experimentos nucleares en Mururoa, se lanzó al ruedo con un cartel que decía: «Chirac, ya párale, cabrón, con tus bombitas», lo que propició que el empresario de la Plaza México jurara no contratarlo más, aunque después fuese perdonado.

EL BRINDIS A LAS PROSTITUTAS

El Pana ha sido uno de los toreros más particulares que ha dado la tauromaquia. Genio y figura dentro y fuera del ruedo, el mexicano no ha dejado a nadie indiferente en cada una de sus apariciones, que han hecho de él un torero diferente. En el ocaso de su carrera, el torero anunció su despedida de los ruedos en la Monumental de México la tarde del 7 de enero de 2007, actuando junto a Serafín Marín y Raúl Rivera y con astados de la ganadería de Garfias.

La sorpresa surgió cuando se acercó al micrófono del callejón para brindar el último toro de su vida: «Quiero brindar este toro, el último toro de mi vida de torero en esta plaza, a todas las daifas, meselinas, meretrices, prostitutas, suripantas, buñis, putas, a todas aquellas que saciaron mi hambre y mitigaron mi sed cuando El Pana no era nadie, que me dieron protección y abrigo en sus pechos y en sus muslos, base de mis soledades. Que Dios las bendiga por haber amado tanto. Va por ustedes».

El impacto de este brindis y su posterior triunfo le hicieron reconsiderar su decisión de retirarse de los ruedos, y El Pana revivió por momentos etapas del esplendor perdido que le llevaron incluso a viajar a España para torear un mano a mano con Morante de la Puebla en el Palacio Vistalegre en febrero del año siguiente. Su éxito fue tal la tarde del famoso brindis que hasta el presidente Felipe Calderón pidió disculpas por no haber asistido a aquel festejo.

UN PURO EN EL PASEÍLLO

El Pana fue vetado durante años en México, lo que retrasó su alternativa hasta el 18 de marzo de 1979. Aceptado finalmente tal como era y superados mil y un problemas con la justicia y con el alcohol, El Pana revivió, tras un amago de despedida que se convirtió en un triunfo (con el brindis a las prostitutas ya contado) y en un renacer.

Y esa especie de vuelta a la vida le llevó a jugársela en el ruedo, donde siempre soñó perderla. «Siempre he creído que El Pana va a morir en el ruedo. Y lo deseo, mucho más que morir borracho atropellado por un carro. No hay nada más bello que morir en la plaza, como Manolete», vaticinó años antes de su tragedia. Por eso, su presencia en el ruedo se la ha tomado El Pana siempre con gran naturalidad. Y por ello también no se privaba ni en el ruedo de uno de sus grandes placeres: fumar puros.

El 6 de enero de 2008 se produjo un esperado mano a mano en la Monumental de México, un duelo de genios entre Morante y El Pana. El mexicano invitó al español a un habano, que el segundo aceptó de inmediato.

Y los dos hicieron el paseíllo con el puro en la mano. Aquel paseíllo había dado lugar a muchos rumores que decían que El Pana despreciaría a Morante durante el mismo, al haber acordado con la banda de la plaza hacer sonar un pasodoble en su honor para acaparar así el protagonismo. Pero lo que no sabía El Pana es que aquello había llegado a oídos de Morante, que a través de su mozo de espadas se había llevado una silla, para, si el mexicano realizaba el 'show', sacarla y sentarse en el centro del ruedo a modo de desplante: «Cuando termines, seguimos».

Al final el duelo de egos se quedó en combate nulo y el mano a mano se trasladó a España, al Palacio Vistalegre, donde se planteó un problema. Al ser plaza cubierta, la normativa no permitía fumar, por lo que advirtieron a los toreros que el numerito del puro no lo podían repetir. Esto no desanimó a El Pana: «Cuando uno va a torear no sabe si va a volver vivo a casa, así que me siento como un condenado a muerte al que se le concede una última voluntad». Finalmente, ambos hicieron el paseíllo con el puro... apagado.

Anécdotas extraídas del libro '300 anécdotas taurinas', del que La Esfera de los libros acaba de editar la segunda edición.

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