LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
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Diario EL MUNDO de
Madrid
Para todo torero, el día del debut resulta un día especial,
inolvidable. Una jornada recordada de por vida. Y en el caso de Fernando
Robleño, alumno en su día de la Escuela Taurina de Madrid, mas todavía.
Se
había organizado un ciclo de novilladas en el Centro Penitenciario de
Carabanchel. Había tres novilladas clasificatorias y una gran final. Robleño
cortó un rabo y accedió a la final del 7 de mayo de 1994. Algo inesperado para
él, por lo que tuvo que encontrar a toda prisa un vestido (un verde manzana y
oro con cabos negros que le costo 75.000 pesetas) para poder torear ese día y
proclamarse, por cierto, triunfador del certamen.
Fue un debut de luces en la
cárcel que nunca olvidará.
Anécdotas
extraídas del libro '300 anécdotas taurinas', del que La Esfera de los libros
acaba de editar la segunda edición.
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