ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
Pasaban unos minutos de las siete de la tarde, cuando la
megafonía anunciaba la suspensión de la 21ª corrida de San Isidro. El ruedo, un
lodazal, para ser exactos, se encontraba impracticable por la lluvia de las
últimas 24 horas.
En el umbral de la Sala de Toreros, lo comunicaba el
presidente Justo Polo tras reunirse con Sánchez Vara, Javier Castaño y Thomas
Dufau: "No había ninguna garantía y constituía un peligro manifiesto. Era
lo más sensato".
Nacho Lloret, gerente de la empresa, salía al paso de las suspicacias
por no haber puesto la lona: "Quien diga que ha habido intención, miente.
Cada día, después de la corrida, los operarios arreglan el piso. Anoche empezó
a llover. Y sobre la arena empapada no se puede poner".
Las malas lenguas señalaban la que con una sustitución -Vara
por Bombita- de por medio, y con derecho a devolución, a Plaza 1 le interesaba.
Lloret fue tajante. Y dejó las puertas abiertas a los tres matadores en la
temporada. De los toros de Partido de Resina (antiguo Pablo Romero), no dijo nada.
Sánchez Vara, Javier Castaño y Thomas Dufau coincidieron en
manifestar su sorpresa por el pésimo estado del ruedo. "No pensé que fuera
a estar así", declaró Castaño. Vara apretó para, al menos, obtener la
palabra de la empresa de incluirle en algún cartel a lo largo del año. O estaba
dispuesto a tirar "p'alante" o a "suicidarse", "si no
lo tenían en cuenta". Y Dufau exteriorizó su "pena".
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