El invento de la Corrida de las
Seis Naciones no funcionó. Como tampoco una escalera de El Pilar. El mexicano
Luis David y el venezolano Colombo dieron sendas vueltas al ruedo por su
actitud.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de
Madrid
Foto: EFE
El invento, o la creación, de la Corrida de las Seis
Naciones que ponía de manifiesto la vertebración internacional de la
Tauromaquia no funcionó en taquilla como esperaba Simón Casas. Imagino. O a lo
peor cumplía con las expectativas económicas y de eso se trataba. 15.000
personas no son pocas. Pero anunciado como acontecimiento, tan a bombo y
platillo, como uno de los grandes reclamos de San Isidro... No sé. Criticar por
criticar y ver el lado oscuro de las cosas. Quizá falló porque sonaba a corrida
de la oportunidad bajo el pomposo nombre que recordaba al codiciado Trofeo de
Rugby. O porque ahora mismo los seis representantes de los diferentes países no
tienen el tirón de Roca Rey.
Aunque tuvieran otras tardes, venir a Madrid a un solo toro
es una putada. Cada cual traga con lo que quiere.
Los toros no piden el pasaporte. Y el primero de El Pilar ni
el carnet. Ni a él le exigieron los papeles del trapío. Sin poder, ni celo, no había
nada para Bautista. Salvo la opción de haberlo matado bien. Cuán larga no se le
haría la tarde...
Y, sin embargo, el ensillado segundo reclamaba todo a la
vez. Nunca fue de verdad en los engaños. A Luis Bolívar le pegó un volteretón
de órdago en el principio de faena. En ayudados por alto dibujaba un prólogo de
sabor, cuando sintió el amargor de los pitones en el pecho. En el suelo, le
escanearon el cuello. Un milagro. Bolívar en pie e intacto pasó un trago que,
para más inri, no trascendía arriba. Tan correosa, pegajosa y sin entrega la
repetición de la embestida. El toro mentiroso nunca viajó entregado. Y el tipo
le ofreció la izquierda con clásica composición y cabal colocación. Y la muleta
siempre puesta así como para taparle las ideas. Un esfuerzo sordo empañado por
la colocación baja de la espada. Pasó a la enfermería y se le apreció un
puntazo y una "contusión torácica pendiente de estudio radiológico".
El pronóstico reservado le impidió volver al ruedo.
A Juan del Álamo le correspondió un tercero de notables
hechuras y la expresión algo lavada pese a sus cinco años. Como el remate. De
buen pitón derecho. Algo desentendido su empleo en los finales de muletazo. Un
matiz que afectaba al ritmo. Del Álamo lo toreó sin alma ni ajuste. A destajo
hasta que se encasquilló con el acero. Sonó un aviso.
El alto y hondo cuarto confirmaba que la corrida de El Pilar
respondía por su diversidad de tipo al concepto de los cascos azules. Que
además nunca arreglan nada. Joaquín Galdós compuso un bello principio genuflexo
y otros momentos con el comportamiento del boyancón. Que a veces amagó sin dar,
pero que se dejó en otra faena al por mayor. Los estoques parecían ayer los
rifles de los soldados de la paz: Galdós repitió cinco veces la suerte y,
finalmente, oyó dos avisos.
Fuera de la coña de los cascos azules, los toros salmantinos
componían una escalera. Un saldo. El cinqueño quinto concentraba su descarada
seriedad por delante. Recortado y bajo, no se parecía a ninguno. Jamás
descolgó. Sin atisbo de bravura. Luis David anduvo deseoso y digno. Se apretó
por manoletinas y, como cobró una estocada delantera, el personal creyó ver a
Manolete resucitado. Una petición alucinógena desembocó en una vuelta al ruedo.
Que no salvaba el bodrio internacional.
Colombo arreó con dos largas cambiadas y con las banderillas
ante el último. Estrecho de sienes y levantado del piso. El par al quiebro lo
clavó en la paletilla. Así que pidió perdón con otro más de poderosa ejecución.
Encajado y por abajo sobre la derecha, sufrió un derrote como un gancho al
mentón. Quedó grogui. Volvió a la pelea con aquella movilidad ayuna todo lo
demás. Su actitud acabó con una contundente estocada. También se pidió
sorprendentemente el trofeo. Tan huérfana de emociones la gente. Otra vuelta.
Punto final al invento.
EL PILAR | Corrida de las Seis Naciones
Monumental de Las Ventas. Jueves, 31 de mayo de 2018. Vigesimocuarta de
feria. 15.000 personas.
Toros de El Pilar, dos
cinqueños (3º y 5º), de diferentes hechuras, remates y seriedades; vacío el 1º;
correoso y complicado el 2º; noble el 3º sin empleo final; boyancón el 4º; sin
humillar el distraído 5º; de movilidad y suelta cara el 6º.
Juan Bautista, de rioja y oro. Pinchazo, metisaca, media
estocada tendida y descabello (silencio).
Luis Bolívar, de rioja y oro. Estocada baja (silencio).
Juan del Álamo, de blanco y plata. Dos pinchazos y
estocada honda y rinconera. Aviso (silencio).
Joaquín Galdós, de azul marino y oro. Cuatro pinchazos,
media estocada y dos descabellos. Dos avisos (silencio).
Luis David Adame, de canela y oro. Estocada delantera
(petición y vuelta).
Jesús Enrique Colombo, de corinto y oro. Estocada algo tendida
(petición y vuelta).
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