PACO AGUADO
El torero español Vicente Ruiz "El Soro" está decidido a
reaparecer en los ruedos y lo hará a finales de agosto en México con una pierna
biónica con la que, tras pasar 34 veces por el quirófano, ha corregido una
grave lesión. "No estoy
loco", asegura el torero en una entrevista con EFE.
Después de que los médicos le hayan
reconstruido el miembro con una estructura metálica interna, El Soro ha logrado poner fin a un
calvario de intervenciones para salvar su rodilla izquierda, afectada hace
veinte años por una grave lesión que tuvo muchas complicaciones añadidas. "Aunque la gente pueda pensar lo
contrario, no estoy loco", se reafirma el diestro. "He sufrido mucho en estas dos décadas
pero la idea de volver a ponerme delante del toro, y mi fe en Dios, es lo único
que me ha ayudado a salir adelante y a rehacer también mi vida personal. Así
que tengo que torear", reitera.
Fue en abril de 1994, en su momento de
plenitud profesional, cuando en la plaza alicantina de Benidorm (sureste de
España) El Soro sufrió una
grave lesión de ligamentos de la rodilla izquierda que le apartó de los ruedos,
en principio, para siempre. "Me
hice un gran destrozo, que se fue complicando luego y extendiéndose por la
pierna con otros problemas, como pequeños tumores, defectos congénitos y hasta
un virus de quirófano", explica.
"Desde
entonces -continúa el torero- he ido buscando desesperadamente a los mejores
especialistas para ver si alguno daba con la solución del problema. He estado
en Houston, en Boston, en París, en Los Ángeles, en Manchester, en Suiza, en
Holanda, en Madrid, en Barcelona... y así hasta llegar a someterme a treinta y
cuatro operaciones, la mayoría sin éxito". Pero
hace cuatro años, cuando casi se daba por rendido, El Soro se encontró en el periódico con un hecho que acabó
dando un vuelco a su situación:
"Era
una noticia muy llamativa, en la que explicaban que un médico español había
conseguido implantar el brazo de un accidentado en una de sus piernas para
evitar el riesgo de infección (y reimplantarlo posteriormente). Ese era el
mismo riesgo que yo tenía, el que complicaba todo. Incluso pensaron en
amputarme la pierna, aunque yo siempre me negué a ello incluso firmándolo ante
notario. Así que no dudé en ponerme en contacto con ese médico, el doctor Pedro
Cavadas (famoso por sus éxitos en el trasplante de extremidades), toda una
eminencia que después de seis operaciones me ha resuelto el problema
reconstruyéndome toda la estructura ósea de la pierna izquierda con
dispositivos de metal. Es lo que se llama una pierna biónica", matiza el torero.
Aunque la longitud del miembro afectado se ha
reducido en siete centímetros y necesita usar un alza para poder caminar, El Soro asegura que "dentro de ese margen", se
encuentra "perfectamente",
porque hasta puede "correr y
entrenar".
"Así
que, con esa capacidad recuperada, hace dos años ya empecé a darle vueltas a la
posibilidad de volver a vestirme de luces. He perdido 26 kilos de peso y
-reconoce con orgullo- ya he toreado en el campo vacas y novillos con mucha
soltura. El 31 de agosto estoy anunciado para actuar en un festival en México,
en la ciudad de Tijuana".
A su vuelta a España, El Soro tiene la intención de "encerrarse" en el campo para prepararse a fondo de cara
a cumplir el más ansiado de sus sueños: volver a hacer el paseíllo en la plaza
de toros de Valencia (este de España), la ciudad donde el "sorismo" sigue siendo
casi una religión entre los aficionados. "Mi
idea -confiesa- es torear dos tardes en las próximas Fallas: el día de San José
y, por supuesto, el 14 de marzo, cuando se cumplirán mis 32 años de
alternativa. Creo que los valencianos, que me siguen mostrando su cariño a
diario, me recibirán con los brazos abiertos, igual que muchos
compañeros".
"Ya
hay algo hablado del tema, a la espera de cómo se vaya desarrollando mi
preparación. Pero por raza y capacidad de sacrificio no va a quedar. Al fin y
al cabo, esa ha sido la tónica de toda mi carrera", reconoce.
En cuanto al toreo que pueda realizar con esa
merma de facultades físicas, El Soro
reconoce que ya no será "el
torero explosivo de antes, el de las banderillas y las mascletás en el
ruedo", sino que se expresará "con ese poso y ese gusto que a los toreros nos dan los años y las
vivencias. Es cierto que los médicos -explica el diestro- no me aconsejan que
me vuelva a poner delante de un toro, como nadie que tenga dos dedos de frente,
pero yo siento la necesidad espiritual de hacerlo".
"A
pesar de la fortuna que me he gastado en operaciones, tengo de nuevo una
situación estable económica y mentalmente, e incluso he rehecho mi relación
familiar, que atravesó momentos críticos. Pero sin torear -enfatiza El Soro- mi
vida no hubiera tenido razón de ser. Solo por eso creo que estoy obligado a
cumplir el objetivo que me marqué cuando empezó mi calvario".
"Además,
quien sabe si mi caso puede servir de ejemplo a mucha gente que sufre y padece
enfermedades y lesiones que parecen insalvables. No se si podré torear más
tardes, si es que está de Dios, pero ya el hecho de volver a hacer el paseíllo
vestido de luces sería para mí como besar el cielo", finaliza. / EFE
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