Los toros sevillanos de Dolores Aguirre han protagonizado un segundo encierro de los sanfermines de Pamplona (norte de
España) muy rápido y con un comportamiento noble, que al parecer no ha causado
heridos por asta.
La carrera, de 2 minutos y 25 segundos de
duración, ha sido mucho menos concurrida que la de ayer al haberse marchado los
visitantes que durante el fin de semana han abarrotado Pamplona, una ausencia
que ha disminuido los momentos de peligro y ha permitido a los mozos realizar
bonitas carreras.
Tras cumplir con los tres cánticos de rigor
ante la imagen de San Fermín, en los que se ha pedido protección al santo, los
mozos han esperado la puntual salida de la manada, que desde los corrales de Santo Domingo han iniciado
la carrera encabezados por un manso y uno de los Aguirre, a los que seguían el resto de sus hermanos.
Compactos por el centro de la calzada, han
enfilado la cuesta de Santo Domingo,
donde se ha producido alguna caída, aunque los bureles han demostrado desde el
inicio su nobleza al no derrotar hacia los corredores.
Ya con más velocidad han abordado la plaza del Ayuntamiento y la entrada a la
calle de Mercaderes, donde uno de los
toros ha caído, al igual que uno de los mansos, si bien se han levantado y han
alcanzado a la manada sin que se produjeran mayores incidencias.
Superada de forma limpia la curva de acceso a
la calle Estafeta, la torada ha
iniciado este tramo encabezada por un cabestro, seguida por tres de los astados,
tras los que marchaban otros dos mansos y cerraban el grupo los otros tres aguirres.
La longitud de la calle y los grandes huecos
que hoy se han dado han permitido al grupo estirarse y encontrar sitio a los
mozos, algunos de los cuales han caído y han formado un montón en la parte
derecha de Estafeta, por encima del
cual ha saltado de forma limpia uno de los bureles.
Siempre por el centro de la calle y de forma
muy rápida los toros han accedido a Telefónica,
donde un manso encabezaba al estirado grupo, que ha accedido de forma paulatina
al coso taurino, donde los astados no se han dirigido directamente a los
corrales sino que se han distraído unos momentos en el centro de la plaza.
Una vez agrupados, los dobladores han
conseguido conducir a la manada a los chiqueros sin problemas.
La anécdota de este encierro la ha
protagonizado uno de los mansos "escoba"
que se sueltan tras el paso de los toros para evitar que se queden descolgados,
ya que este cabestro se ha dado la vuelta en la Cuesta de Santo Domingo y causado momentos de estupor al hacer
parte del recorrido en dirección contraria.
Finalmente, los pastores han conseguido
reconducirlo para que completara su camino hasta la plaza de toros. / EFE
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