JAVIER LÓPEZ
La cuarta generación de la histórica dinastía
taurina mexicana Armillita ya
es una realidad. El 23 de julio, Fermín Espinosa Díaz de León debutará
con picadores en Valencia (este de España); allí empezará una carrera en la que
tiene puesta mucha fe para "volver
a poner" su apellido "en
lo más alto".
"El
apellido Armillita pesa mucho por todo lo que ha significado mi familia en el
toreo, pero a la vez estoy muy orgulloso de poder llevarlo y defenderlo, nuevamente,
por todas las plazas del mundo", manifestó a EFE el, por ahora, último eslabón de esta legendaria familia.
A sus 18 este joven mexicano tendrá la gran
responsabilidad de dar su primer do de pecho en el inminente despegue
profesional que comenzará en una plaza de primera como Valencia. Un ruedo que
el espada ha calificado de "inimaginable"
cuando le surgió la intención de dedicarse a una profesión que corre por las
venas de, prácticamente, todo su árbol genealógico.
Bisnieto, nieto, sobrino e hijo de toreros, el
nuevo Armillita ha asegurado
que en su país natal, México, están "muy
esperanzados" con la aparición de un nuevo torero de dinastía al que
ya esperan con ilusión. "En mi
país están como locos por que vaya a presentarme, pero, de momento, eso está en
segunda página, pues lo importante ahora es que las cosas salgan bien aquí, y
cuando mate el último novillo de la temporada ya veremos como planteamos los
meses siguientes", dijo.
El novillero hidrocálido (de Aguascalientes,
centro de México) desprende una madurez y un sentido común inusual dada su
juventud, sobre todo al hablar de su familia, con palabras muy sentidas hacia
su abuelo, el gran Maestro de Saltillo. "Mi
papá y mis tíos han sido grandes referentes, pero mi abuelo, al que no llegué a
conocer, ha sido la máxima figura que ha dado mi país, protagonista de páginas
imborrables de la historia de la tauromaquia, y como tal le recordaré
siempre", confesó.
Pero ha sido su padre, Fermín, quien
más le ha ayudado y apoyado en estos duros inicios, sin olvidar a otros
maestros como Curro Vázquez, su hermano Antonio y “El Niño de la Capea”, con quien posee vínculo familiar y que le ha
abierto las puertas de su finca para "lo
que necesitara".
"Gracias
de corazón a todos ellos por el cariño mostrado, por la dedicación y apoyo que
me han dado todo este tiempo en España, en el que me han ayudado y me han
guiado con sus sabios consejos, y, por todo esto, espero no defraudarlos", añadió.
Una preparación ardua, en la que el nuevo Armillita ha toreado en muchas
ganaderías del campo bravo español, y en cada una de ellas ha aprendido "cosas nuevas". Pero en su
mente, un recuerdo imborrable en todo este proceso de aprendizaje: "Un toro de Juan Pedro Domecq que fue
una delicia, de esas faenas en las que toreas para ti, disfrutando una
barbaridad. Creo que aquel animal me ha dejado algo muy especial".
Aquel día se pudo contemplar que Armillita posee un concepto "muy hecho al toro español",
y por este motivo está "convencido"
de que va a "gustar al aficionado
de aquí", aseveró. "Es
verdad que aún estoy absorbiendo muchas cosas de lo que quiero que sea mi forma
de torear, pero el camino elegido, y el que más me gusta, es el toreo de arte,
de clase y sentimiento, hacer las cosas con torería y mucho respeto",
añadió el joven Fermín.
De momento Valencia será el punto de partida
para demostrar ese concepto, y después, en agosto, deberá reafirmarlo en su
debut en Francia, en Dax, y posteriormente en un par de novilladas más "en un pueblo de Madrid y otro de
Salamanca".
Por último, un mensaje al aficionado: "Tengan confianza en mí; aquí viene
otro Armillita que creo que les va a gustar; y espero que Dios me dé la suerte
y el valor para estar muchos años en la profesión y llegar a ser un torero
importante, al que se le recuerde con el paso de los años como a los grandes
Armillitas que ha habido en mi familia". / EFE
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