Continúan en el Congreso español
las comparecencias por la ILP taurina con el letrado del Consejo de Estado.
A.I.S / R.P.
Diario ABC de Madrid
MADRID.- Suenan
los clarines en el Parlamento. Llega la hora de las comparecencias a favor y en
contra de la Iniciativa Legislativa Popular para declarar la Fiesta Bien de Interés Cultural.
Se anuncian para hoy siete «toros» (alguno con pinta de sobrero
resabiado y «manso»).
Abre el ruedo de la sala Sagasta una «divisa» de primera, Tomás Ramón
Fernández, catedrático de Derecho Administrativo y autor de una obra clave
sobre la reglamentación taurina.
Prologó faena refiriéndose a su afición a los
toros desde niños y recordó la prohibición de Primo de Rivera para que
los menores asistieran a los festejos. «Los
toros han vivido siempre de la tolerancia», subrayó. «Nadie se ha ocupado de la Fiesta, que es lo
que más feliz ha hecho a los españoles, se la ignoró hasta la llamada ley
Corcuera del 91». Dicho esto, se plantó con firmeza: «El Parlamento español tiene una deuda con
la Fiesta de los toros, por ignorar algo que importaba mucho a los españoles.
Hoy entiendo que la Constitución obliga al Parlamento a saldar esa deuda y
preocuparse no solo de las potestades sancionadoras».
Repasó artículos esenciales de la Constitución,
como el 149.2 y el 46, «con los que me
parece que es imposible decir que la Tauromaquia no sea Cultura». «¿Qué no aparece explícitamente?»,
se preguntó antes las cuestiones de algunos diputados. «Miren, tampoco aparece la Sardana, los Sanfermines o el Rocío».
Tomás Ramón Fernández señaló que hay un «mandato
constitucional que obliga a los poderes, incluido el legislativo, a promover el
enriquecimiento cultural».
El letrado del Consejo de Estado Enrique
Alonso García «manseó» en varas
de carioca. La falsa cantinela de siempre, entre gestos de indignación de
aficionados y profesionales que seguían su comparecencia vía web. «Si se suprimieran las subvenciones públicas
el mundo del toro no lo aguantaría». En la gran mentira de las
subvenciones, «a San Fermín, fiesta
subvencionada», se centró su intervención.
Precisamente cuando la Casa de Misericordia es conocida y elogiada por destinar los
dineros de las corridas a causas sociales solidarias. Añadió más: «Me molesta ser identificado como español
porque hacemos un espectáculo de maltrato animal». Otra vez un debate
que no era, que si el toro sufre o no. Y luego habló de abejas. Mucha hiel y
poca miel en su intervención, diciendo, bajo su respetable punto de vista, que
el Estado «puede intervenir en la
Cultura». «¿O se va a declarar cultura la violación a niños?». Todo
queda dicho con esa comparativa.
Antes de las reflexiones de los oyentes,
abrochó diciendo que «esta ley puede
tener cabida tanto en esta vertiente como en la contraria». No faltó la
perla de asegurar que el que conserva la dehesa es el cerdo y no el toro, cosa
que pareció agradar mucho al representante del PSOE, que elogió su
intervención: «Es la que uno espera de
un político y un experto».
Productividad
de las subvenciones
Enrique Alonso García comparecía a propuesta socialista y en el turno de respuestas insistió
en que el tema de cerdo ibérico no había problema alguno en la Unión Europea. «Los animales han dejado de ser cosa. En la
caza tienen claro que dan ni un duro, pese a dejar mucho dinero en algunas
Comunidades. Con los espectáculos taurinos de momento sigue ahí». «Por
supuesto, no discuto que el toro dé dinero». Y se refirió a tour operadores
británicos que «están sacando a
hoteles que ofrezcan cosas relacionadas con las corridas». Entre sus
afirmaciones dejó claro que hay que diferenciar entre patrimonio histórico y
motor económico. Y más: «Vincular
patrimonio cultural con orden público no debería hacerse en esta ley».
Por el PP, Romero comentó que sí se
siente identificada con los toros como española y con la roja. Abanderó la
defensa de la libertad y enumeró luego ejemplos de la relación de la
Tauromaquia con otras artes como la música, la pintura y la literatura. En
cuanto a subvenciones, dijo que «hay
estudios económicos del profesor Medina en los que se asegura que una semana de
feria puede suponer hasta seis millones de euros para una ciudad, por lo que
esa subvención sería más que productiva».
La
pluralidad de las Españas
El catedrático de Derecho Enric Argullol,
a propuesta de CiU, se presentó como no aficionado pero tampoco militante
antitaurino. Se puso machacón insistiendo en «la pluralidad cultural de las Españas pues no es lógico convertir en
uniforme las tradiciones», cosa que agradó a los convergentes… «El Gobierno central -señaló- no debe
imponer a ninguna comunidad la regulación de la Fiesta». En el caso del
texto de la ILP y los toros, habló de expoliación. Su perla de desconocimiento
mayor fue cuando dijo que «en unas
Comunidades se puede indultar un toro y en otras no».
Los
toros no volverán a Cataluña
José Antonio Soriano, ex director de Espectáculos Taurinos de Andalucía, se mostró
contrario a la utilización de la Fiesta como instrumento político. «Esta ILP nunca hubiese llegado al Congreso
si la Fiesta no hubiera sido atacada». En un discurso con partes
interesantes y demasiada ambigüedad (tónica del PSOE), afirmó que «esta ILP no devolverá los toros a Cataluña,
y así alguien la apoyara por ese motivo sería un absurdo y un iluso».
En su opinión, esta iniciativa legislativa
popular es un «insuflamiento moral».
Reconoció que la «teoría de que los
toros son cultura es legítima y ninguna aberración, pues ha inspirado a las
artes, como música, pintura y literatura». Pero también regaló frases a
los oídos independentistas y apeló también a su universalidad: «Es un error pensar que la Tauromaquia es
única en España y la misma en toda España, al igual que tampoco puede
pretenderse que la Semana Santa tenga el mismo arraigo en todas partes. España
es muy diversa». Respecto al futuro de la Tauromaquia, aseguró que debe
dejarse en manos del pueblo y el mercado. Y respondió a la falacia de otros
comparecientes que hablaron de ayudas públicas a la Fiesta: «Son insignificantes. En concepto de IVA, el
Estado ingresa de la Fiesta el triple que el cine».
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