jueves, 4 de julio de 2013

Arrancan los Sanfermines, donde no existe la crisis

PACO AGUADO

Antes incluso que el chupinazo haga estallar este domingo la fiesta de los Sanfermines, este viernes arrancan ya, con una novillada, diez intensos días de toros en la Monumental de Pamplona, una de las pocas plazas españolas donde no se acusan los efectos de la crisis económica.

Para demostrarlo estarán los llenazos que cada tarde presentarán sus tendidos, ya que, como cada año, el pasado día 22 se terminaron de renovar todos los abonos disponibles; de tal manera que diariamente sólo quedan a la venta 1.950 localidades, que también se agotan, de un aforo que sobrepasa los 20.000 espectadores.

La Monumental de Iruña, réplica exacta de la otra plaza que ideara para Sevilla Joselito El Gallo en 1918, es la segunda en aforo de todas las españolas, sólo superada por la de Las Ventas. Y en San Fermín hay tardes en que llega a quedarse pequeña. Con esa seguridad en las taquillas, la mayoría de las corridas a lidiarse entre el 7 y el 14 de julio, en la por algo también denominada "Feria del toro", esperan en los corrales del Gas, que hace unas semanas se inundaron por el desbordamiento del río Arga.

Entre sus muros se encuentran, o están a punto de desembarcarse, los siempre serios y cornalones ejemplares elegidos para Pamplona en varias de las más prestigiosas ganaderías, como las de Alcurrucén, Dolores Aguirre, Victoriano del Río, Torrestrella, El Pilar y Miura. Todos están ya allí, salvo los de una de las más clásicas divisas de los Sanfermines, la de Cebada Gago, cuyos astados han sido rechazados esta misma semana en el primer reconocimiento veterinario. La corrida del hierro gaditano, prevista para el día 9, será sustituida por otra, con abundante cornamenta, de la ganadería salmantina de Valdefresno.

Desde el Gas, una de esas siete corridas será trasladada cada anochecer hasta los corrales de la Cuesta de Santo Domingo, de donde saldrá a la carrera a la mañana siguiente en un encierro masivo y mundialmente conocido, que cada año bate sus propios records de velocidad.

No en vano, son los propios ganaderos quienes desde hace tiempo entrenan en sus fincas a los toros destinados para Pamplona, hasta convertirlos en auténticos atletas que han de ofrecer su máximo rendimiento físico tanto a la mañana, en el empedrado pamplonés, como a la tarde, sobre la arena de su coso.

En cuanto a los toreros que se enfrentarán a estos toros de gran trapío, la cartelería expresa nítidamente cómo sus organizadores, los altruistas miembros de la Casa de Misericordia, trabajan al margen de los intereses del sistema empresarial y se rigen por sus propios criterios. Es así como, aquí sí, se ha dado sitio a toreros jóvenes e independientes que, pese a sus recientes triunfos, no lo encuentran en la mayoría de las grandes ferias del circuito, al contrario que sucede con otros espadas habituales en esos ciclos pero que llevan años sin justificar sus privilegios.

La presencia de Antonio Nazaré y Manuel Escribano, destacados en la feria de Sevilla, así como de López Simón, Juan del Álamo, Alberto Aguilar o Joselillo, repetido triunfador en Pamplona, son los mejores ejemplos de ese buen trato de los responsables de la meca a las nuevas promesas, a los que incluso paga muy por encima de lo acostumbrado en el mercado.

Pero también en Pamplona hay figuras, como El Juli, que hará dos paseíllos, al igual que David Mora, Iván Fandiño y el ídolo de las peñas de sol, Juan José Padilla. Y también hará doblete el joven malagueño Jiménez Fortes, que se ofreció hace meses para matar seis toros en solitario, pero que finalmente lidiará dos de El Pilar, y en una fuerte apuesta, otros dos de Miura el día del "Pobre de mí".

También es considerable la presencia de toreros navarros, tanto en la ya clásica corrida de rejones, con Hermoso de Mendoza y Roberto Armendáriz, como en las de a pie, en las que vuelve a figurar el estellés Francisco Marco. Y este año, como novedad, aparece en la novillada el debutante Javier Antón.

Pero la máxima expectación del ciclo se centra en la vuelta a Pamplona, después de tres años, de Morante de la Puebla, un artista que, en principio, podría parecer extraño al contexto de estas báquicas y "toristas" corridas sanfermineras, pero que la última vez se fue de la plaza entre una sonora ovación.


Y es que en Pamplona, donde la crisis nunca encuentra alojamiento, todo es posible durante San Fermín. / EFE

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