domingo, 14 de julio de 2013

OCTAVA Y ULTIMA CORRIDA – FERIA DE SAN FERMÍN: Saúl Fortes mata sin miedo sus primeros miuras


Le corta una oreja al mejor de la corrida, se ataca con un gigantesco sexto. *** Miurada justa de fuerzas, muy desigual, de pobre empeño. *** Cumplen Rafaelillo y Castaño.
BARQUERITO
Fotos: EFE

DE LOS SEIS TOROS de Miura que cerraron feria el más en Miura fue el que rompió plaza. Sin carnes visibles dio en la tablilla de pesos 615 kilos. Se le comería la lengua el gato. Flaco, zancudo, playero y paso. Cárdeno de pinta. Alto de agujas y sin enmorrillar. Cabecita de chorlito. Un pájaro. Dos cariñosos puyazos o picotazos de Juan José Esquivel. El toro esperó en banderillas y cortó en dos de los viajes. En eso se retrató como genuino miura. No descolgó. Toro pronto, pero la cara arriba, cabezazos. Se defendía. Ni pérfido ni angélico, No se atragantó Rafaelillo. Ni sufrió. Conoce la ganadería y sus variantes. Cuerpo a cuerpo con el toro en una faena de autoridad, listeza y buen gobierno. Muletazos cortos, breve el trasteo, desplantes de recursos. Se acabó asustando el toro. Una gran estocada.

Y ya no hubo más miuras tan de marca. Un segundo de hermosa pinta salinera, cabezudo y nalgudo, ventrudo, se dejó pegar en dos varas empujando de costado, tomó con son apacible el capote de Jiménez Fortes en un quite por chicuelinas de costado también y abrochadas con linda revolera, le pegó en el primer par de banderillas un batacazo de órdago a David Adalid  cuando quiso cuadrarse en el cara y sacó en la muleta displicente son. Javier Castaño sacó del arcón una silla de anea y, sentado en ella, le pegó por alto al toro cuatro muletazos de sorprender. No al toro, sino a la gente. Ni el toro ni la gente se dieron por aludidos. El trato del toro fue, por parte de Castaño, delicado. El toro, noble y apagado, solo vino en medios viajes. La otra mitad del viaje la puso Castaño. El toro pasaba sin más. O medio pasaba. Y nada más pasó.

El tercero, cárdeno, boyancón, pechugón y ancho, fue el único de los seis miuras que se movió con vibración segura. Saúl Fortes lo esperó a porta gayola de rodillas –invención improcedente- y, luego de librar una larga cambiada, perdió pie al incorporarse. Le pegó el toro una paliza. Como las del gato con el ovillo de lana. Pero no eran ni gato ni ovillo. Agua fresca por el cuello y las sienes, y tan campante Saúl, que es torero de sangre fría, trémulo y valiente. Se descalzó Samuel. Y al toro “que es una mona”, decían los clásicos.

Trabajo de aliento. Muy seguro el torero malagueño: toques precisos, encajado el cuerpo –silueta vertical, hombros descolgados, sueltos los brazos- y tacto para traer y soltar toro sin mayor problema. Manejo templado con la mano izquierda. Muy empeñosa la faena. Poco pensada. Y final de rodillas, porque, vistas las películas del Padilla Superman, parece en Pamplona la fórmula mágica. Una cogida sin daño. Una excelente estocada. Era el primer miura que Saúl mataba en su corta carrera. Una oreja.

Quedaban solo tres toros para echar el cierre a los sanfermines. Corrida más completa, la de Dolores Aguirre del 8 de julio, espectáculo singular, el más vibrante de toda la semana; toro más bravo, el cuarto de Fuente Ymbro, que se llamaba «Heroína» y pudo haber sido de dos orejas, rabo y vuelta al ruedo, pero… Pero. Siempre hay un pero.

Miura dejó de contar a partir del cuarto de corrida, que no hizo más que pegar porrazos a diestro y siniestro, frenarse y defenderse con más genio que peligro. Lo despachó sin sudar ni gota Rafaelillo. La experiencia. A otros se les habría atragantado. No a él. El quinto, inmensa mole de 650 kilos, acarnerado, como si fuera un Murube antiguo, atacó de partida y empujó en una primera vara no demoledora pero sí dura, claudicó en la segunda, galopó en banderillas y se derrumbó en la muleta. Ninguna fuerza, ninguna gana, no pudo. Agónica manera de estar. Castaño no se complicó la vida ni se puso en serio. Sentiría que el toro iba a írsele al suelo si apretaba. Una voltereta cuando se fajó por abajo con la diestra. La espada se escupió en un pinchazo en hueso o donde fuera y, de rebote, le hirió a Javier en la mejilla. Un rasguño. Le vino a herir el filo de acero y no un toro. Tres pinchazos. Oscura diligencia, facilidad.

Y un «Jerezano» de 650 kilos, si no más, para cerrar la octava del santo. Escobillado, de popa y proa abundantes, larga eslora, el toro salió con pies, pero salió también derrotado del caballo. Distraído, no afligido, ni turbulento ni dócil, solo pareció encontrarse seguro cuando, la espada entera dentro, pudo apoyarse en paralelo a tablas y resistirse a doblar. ¿Manso encastado? Más lo primero que lo segundo. No quería fiesta. Muy acelerado Saúl Fortes. No procedía la prisa. No eran ni las ocho y media. La corrida más breve de la feria. Al menos, eso.

POSTDATA PARA LOS ÍNTIMOS.- Pobre de mí. Todos los años te dejas en Pamplona un cachito de alma, otro de cuerpo. Es decir, las ganas de volver. Si tú me dices ven, lo dejo todo.

Al acabar la corrida, entraron en la plaza varios cientos -muchos niños- para celebrar el fin la Feria. Y los escribidores nos perdemos la apoteosis final. Conciertos, coros, cánticos. Ay, dolor!

Burlada: mucha gente en misa en la Parroquia de San Juan Bautista. Pero más todavía en el centro de la Iglesia creo que evangélica de la calle de las Maestras. El patrono de Burlada es San Blas y la coral del pueblo lleva su nombre. El logotipo de la coral recuerda mucho al hierro de Moisés Fraile, que es una eme minúscula -dos montículos- traspasados por una efe- La coral es una curva semicircular de diapasón traspasada por una corchea. Dicen que la coral es muy buena.

No me acordaba de que el soto salvaje de Burlada tiene nombre propio: La Nogalera, porque hay nogales y no por otra razón. Las nueces son tan saludables como el bacalao. Cada cosa por su lado.

Menos franceses que otros años en esta fecha. La toma de la Bastilla, el asalto de Pamplona.

El cordón umbilical de la Mancomunidad de Pamplona es un autobús de frecuencia segura que lleva de Barañáin a Villava, y con extensiones a Arre, Oricáin, Huarte y Ezcaba. Es la línea 4. La columna vertebral, el cordón umbilical. Autobuses lombriz, de dos cuerpos. La plataforma central parece una atracción de feria. La noria del parque Antoniutti es como la del Prater de Viena. El viaje del 4 cuesta en San Fermín un euro y cincuenta. La subida a la noria, seis euros. Con derecho a jurarse amor eterno cuando se llega arriba del todo.

A todos los autobuses urbanos y metropolitanos de Pamplona se les llama villavesas. "Ya viene la villavesa, se me va la villavesa, cosas que me pasaron en la villavesa...." Etcétera. Aunque no pasen por Villava.

Pasado mañana cumple 88 años Enrique Estremad, el decanísimo de la información taurina en España. En 1943 ya trabajaba para Radio Requeté de Navarra. Había una emisora con ese nombre. Señores oyentes, muy buenas noches... Hoy le ha entregado a Enrique la Casa de Misericordia una placa de homenaje. Un poco cascada, la voz de Estremad todavía conserva su timbre de barítono, tan radiofónico. Y, luego, tirando de los hilos de memoria de Estremad, ha salido, como siempre, Manolete. Hombre de pocas palabras. Manolete, no Estremad.

88 años. Quién pudiera. En febrero de 2014 volveré a Pamplona para celebrar en familia los 90 de una dama fuerte como el roble, que hoy estaba en los toros. En familia y en Beriain: seremos unos cien. Y ya.

Debo correos y más correos. Otro día será.

FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Miura, de buen cuajo, bien armados, puestos, de desigual remate. Grandísimos los dos últimos. Salvo un primero arisco y revoltoso y un tercero de buen son, se vinieron abajo todos. O claudicando o defendiéndose o poniéndose por delante. Ni mórbida ni peligrosa, con mucha plaza, pero corrida sin motor.
Rafaelillo, de azul turquí y oro, vuelta y silencio.
Javier Castaño, de lila y oro, silencio en los dos.
Saúl Jiménez Fortes, de nazareno y oro, oreja y silencio tras un aviso.
Sabia y poderosa brega de Carretero. *** Un buen puyazo de Esquivel. Pares meritorios y brillantes de Adalid y Fernando Sánchez.

Domingo, 14 de julio de 2013. Pamplona. 10ª de abono. Casi lleno. Calor, bochorno.

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