domingo, 28 de julio de 2013

TEMPORADA EN MADRID – NOVILLADA EXTRAORDINARIA: Sergio Felipe, la sorpresa del verano

Novillero debutante de Albacete que aterrizó  en Madrid como ilustre desconocido y sale con cartel de diamante en bruto. Deficiente con la espada, soberbia firmeza, caro temple.

BARQUERITO
Fotos: las-ventas.com

CON SOLO CINCO NOVILLADAS picadas en el historial, veintiún años pero no vocación tardía porque debutó sin caballos en agosto de 2006, apareció por Las Ventas un novillero de Albacete desconocido para la inmensa mayoría. Un Sergio Felipe. ¿Nombre compuesto, apellido Felipe? Vino a ser sin previo aviso la sorpresa del verano. Primero, una salida a quite en el segundo de la tarde. Por gaoneras, solo dos, tropezada la segunda, un desarme, perseguido. Sensación de torpeza. Un tachonazo de sangre en el terno, clásico de manzana y oro, ahora en desuso. De ese color los gastaba mucho el elegantísimo Joaquín Bernadó.

Hubo que esperar. El tercer novillo de La Ventana –sangre Aldeanueva y no Lisardo- precioso galán castaño lombadro, estrecho y alto, muy fino de cabos, se derrumbó. Se soltó un sobrero de Julio García. Bravo de arrear en serio, con fijeza, entero, pronto y sin reservas el viaje. Un bólido. Lances envarados pero firmes de Sergio, enhebrada la vara cuando se soltó el toro del caballo –lo hizo de bravo-, un quite discreto de Cayetano Ortiz por chicuelinas, brega buena de Javier Perea y, en fin, la faena de la tarde, que no fue ni larga ni corta sino que tuvo la precisa medida, las pausas precisas, su tiempo, su espacio y su magia mayor.

Seis muletazos de tanteo en tablas, tres de ellos doblones templados, ligados los seis, que no es fácil. Y a la distancia, no aparatosamente sino que sería intuición. Porque distancia quiso el toro, que se vino bastante embalado. Primer aviso del torero de Albacete: encaje firmísimo, ni temblarle una pestaña, aguante vertical y sueltos brazo, engaño y mano para componer una tanda de seco rumbo. Cuatro en redondo y dos de pecho. El segundo de ellos, de lento dibujo.

Otra tanda parecida, menos sorprendente ya. Más en los medios. Jaleó con fuerza festiva una peña de sol. De Albacete serían, parecían estar en el secreto. Y, luego, tres tandas con la izquierda que fueron de revelación y confirmación. El toque justo, el desmayo natural, la delicadeza, llamativa en torero de buena talla y no frágil. Empaque. El mismo ritmo en cada pase. Ligazón. Rugió la gente. Y a cambiar de espada. La espada es el talón de Aquiles. Media trasera y contraria, dos pinchazos, seis descabellos. Pero fue el ahí queda eso.

Por una faena de bastante menos empeños y logros, a un sexto torote de La Ventana que se movió sin descolgar pero de fiable son, estuvo a punto Sergio de llevarse el trofeo que se le había dejado a deber. Buena versión del toreo a pies juntos, más toreo de acompañar que de gobernar, era otro toro. Impecable la firmeza de nuevo. Los diamantes en bruto tienen imán. Hay que seguir la pista a ese diamante antes de que lo pulan. Y después.

Devolvieron el primero de corrida, con el que empezaban a tomar antigüedad hierro y divisa de La Ventana del Puerto. El hierro segundo de Lorenzo Fraile e hijos. Un sobrero de Julio García, sangre de Fuente Ymbro, escarbador, se empleó con ganas, y desmontó a Paco María –no es fácil hacerlo- y derribó. Cerro había quitado por chicuelinas o algo así en el toro devuelto. Y ahora, a tercio cambiado, por valencianas, dos, y revolera.

Y un torero nuevo en Las Ventas. Se llama Cayetano y es francés. De Béziers. Como Castella. Suaves maneras, calma, elegante compostura, buen manejo de  avíos, vertical, acompasado, pulcro. Estatuarios en tablas, y los medios. Algo de viento. No importa. Una tanda en redondo. ¿En qué aire? Así toreaba el Punta, Antonio Punta, cuando en 1989 ó 90 quiso ser. O Denis Loré, anterior al Punta y ahora apoderado de este Cayetano Ortiz. Ritmo para torear, firmeza, no vino de visita ni a quemar las naves. La izquierda: al hilo del pitón, ayudándose. Adelantaba el toro, el viento descubría. Un perverso consejo: “¡Mátalo ya…!” La cara entre las manos, tocado y casi hundido el toro. A capón, una estocada corta y ladeada. Primera impresión: la frialdad academicista de la escuela francesa ortodoxa. Su seriedad.

Con caja y cuajo el segundo de La Ventana. Peludo, 529 kilos. Frágil. Un picotazo mínimo, otro de cubrir el expediente. Cerro, en el tercio, la muleta por delante. Facilidad. Una claudicación. En la media altura trataron de entenderse Cerro y el toro, que se aplomó. “¡Mátalo…!” Otra vez. La cuarta tarde de Cerro este año en Madrid. Nueve novillos llevaba matados. La espada no es su fuerte.

Colorado un cuarto alto y abundante pero reunido. A porta gayola Cayetano Ortiz. Temerario, valiente. Frío, tarda el toro. Algo celoso cuando viene. En apuros Cayetano antes de varas por eso. Un puyazo severo y un picotazo sedante de Tito Sandoval. Otro quite de Cerro. Por mandiles. Encajado, pero monocorde Cayetano. Sota, caballo y rey. Pesaba la faena de Sergio. Topetazos, enganchones. Decisión con la espada. Otra vez a capón.

El quinto fue el de mejor condición de los cuatro supervivientes de La Ventana. Aceleradillo, más perdiendo pasos que ganándolos, Cerro acreditó su mucho oficio –colocación, resolución-, y sus muchas ganas. Pero, faena de más a menos, a Rafael le costó embraguetarse. Y sufrió con la espada. Un poco.

Postdata para los íntimos.- Del legado de Manuel Rodríguez Manolete. Pero de Albacete, como doña Angustias, la madre de Manolete, que veraneaba en San Sebastián y tomaba las aguas de Cestona.

Muchos toreros de Murchante en el callejón con apoderados de Lavapiés.

Viento de julio. Frío en los dos últimos toros.

Muchos guiris.

"Guiri" es palabra vascuence. De la primera Guerra Carlista. Los "cristinos" de Espartero.

En busca del caballo de Espartero: el viaje de vuelta desde las Ventas al Wellington.

FICHA DEL FESTEJO
Cuatro novillos de Ventana del Puerto (José Juan Fraile Maceín), de buenas y variadas hechuras, de buen son el quinto, manejable el sexto, a menos segundo y cuarto; y dos sobreros -1º y 3º bis - de Julio García, cuajados los dos. El tercero bis, ovacionado, de muy buena nota.
Cayetano Ortiz, de blanco y oro, silencio tras un aviso y silencio.
Rafael Cerro, de azul cobalto y oro silencio tras aviso y palmas.
Sergio Felipe, de verde manzana y oro, saludos tras un aviso y vuelta.
Ortiz y Felipe, de Béziers (Francia) y Albacete, debutantes en Madrid.
Domingo, 28 de julio de 2013. Madrid. Ciclo de Novilladas. 2.500 almas. Veraniego, pero suave y ventoso. Un minuto de silencio en memoria de las víctimas del siniestro ferroviario de Compostela.

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