viernes, 27 de julio de 2018

FERIA DE SANTIAGO – SEGUNDA CORRIDA: El temple de Perera gobierna en Santander

El extremeño corta una oreja a cada toro de su lote y sale a hombros en una interminable función de 150 minutos y escaso contenido artístico.

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Santander

En el día de Santiago, santo patrón de España y Santander, toros de Sampedro remendaron la corrida de Miranda y Moreno. Tan extraordinaria sensación causó en 2016 que la Comisión Taurina le guardó aquella vez tras un año de ausencia. Aquel bravo «Bendecidito» aún se recuerda en la faena melómana de Enrique Ponce. Que arrasó con los trofeos del serial.

Pasado el ecuador de la tarde, una hora y cincuenta minutos después -increíble pero cierto-, Miguel Ángel Perera dominaba con su gobierno. En su bolita, dos toros en las antípodas. El acapachado y bajo parche de Sampedro y un tío de Miranda y Moreno. El problema del tipo de toro que quieren Santander y sus autoridades es una ecuación por resolver.

El templado galope del bonito sampedro lo aprovechó Perera con la cadencia de sus lances a pies juntos. Hasta los medios y más allá. El desarme del cierre no hizo justicia al mecido saludo. Apenas nada cobró el toro en el caballo. Ni falta que hacía. MAP despejó el ruedo para interpretar un quite por saltilleras que derivaron en gaoneras bien traídas. Lejos del chicotazo al uso. La extensa faena exprimió las bondades de la embestida. A falta de finales, cuando se rebrincaba sin terminar de salirse de los vuelos. Ese empuje último que no se daba. Desde los cambiados pendulares, Miguel Ángel fue amo y señor. Por una y otra mano el limpio trazo. Hasta que explotó en el epílogo pererista. Terrenos de cercanías y circulares. Y una coda por luquecinas como abuso de poder ya. El efecto retardado de la estocada trasera acarreó un aviso. A la muerte le acompañó la oreja.

Subió las hechuras del cuarto de Miranda y Moreno un abismo invertido. La armonía, en su cara. La emoción se desató con su brava pelea en el caballo. Francisco Doblado aguantó en su montura el brío de los riñones. Un puyazo enorme con la dificultad añadida de la rectificación. Sobradamente sangrado quedó el toro en el voraz encuentro. Luego lo acusaría. Miguel Ángel Perera consintió atalonado, firme y sereno. Esa templanza. Sin exigir lo que no podía exigir a aquella obediencia que pesaba. Decreciente y a menos. Qué importantes sus manos. Incluso para haberlas sentido en los otros toros que no eran suyos. De nuevo el incendio de las distancias reducidas cuando ya no había recorrido. Y el espadazo desprendido que valía el premio que significaba la puerta grande.

El lote completo de Miranda y Moreno cayó en manos de Cayetano. Un toro exigente y otro con el celo reducido y mansito. El de la exigencia requería mando. Y el escasito y fácil también. Enganchar por delante. La tauromaquia periférica y defensiva de Rivera manda poco. No por tocar mucho se manda más. Su pareja de baile careció del ritmo que tampoco halló. Y aun así pinchó una posible oreja y perdió otra que el palco, comprensiblemente, frenó.

Álvaro Lorenzo toreó con compás al lindo tercero. Que pertenecía a Sampedro. Prometió más de lo que hubo. Su tardo pero bondadoso y humillado comportamiento acabó anclado. La suavidad de Lorenzo, vista en las dos primeras series en redondo, no sacó más de donde no había. Y, sin embargo, alargó la faena sin topes.

El último, pese a dañarse, apuntó la clase que no había aparecido en los cuatro de Miranda y Moreno. La continuidad que no brotaba surgió cuando más echaba los vuelos al hocico. Duró mucho la académica labor. No se rompieron los moldes. Un pinchazo y una estocada pasada. Un aviso y 150 minutos de función.

A hombros elevaron a Miguel Ángel Perera para bajar el telón.

MIRANDA Y MORENO | Perera, Cayetano y Lorenzo
Toros de Miranda y Moreno, de desiguales hechuras, y dos bastante parejos de Fernando Sampedro (1º y 3º); bueno el 1º sin terminar de salirse de los vuelos; tardo y parado el 3º; exigente el 2º; de escaso celo el manejable 5º; a menos el 4º muy sangrado; con clase el 6º.
Miguel Ángel Perera, de caldero y oro. Estocada trasera. Aviso (oreja). En el cuarto, estocada caída (oreja).
Cayetano, de tabaco y oro. Dos pinchazos y estocada algo contraria. Aviso (silencio). En el quinto, estocada tendida y descabello (petición y saludos).
Álvaro Lorenzo, de tabaco y oro. Tres pinchazos y estocada desprendida. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo y estocada trasera. Aviso (saludos).
Plaza de Cuatro Caminos. Miércoles, 25 de julio de 2018. Cuarta de feria. Casi lleno.

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