martes, 24 de julio de 2018

LA PINCELADA DEL DIRECTOR - Expectación en Valencia: si es, es la bomba

En Valencia, un nombre acabó flotando sobre todos, Polope se llama, ni el apellido es corriente. Será o no será, pero si llegase a ser, ¡bomba!, premio gordo. Un quite por chicuelinas el tercer día resucitó -digamos removió- todos los sentidos, como siempre sucedió cuando aparece alguien con rango y puso al personal en estado de alerta.

JOSÉ LUIS BENLLOCH
En vísperas de Julio. Valencia. Cuando más aprieta el calor y se suspira por aquella feria que fue, la gente anda/andamos ilusionados con dos, tres, cuatro chicos de la Escuela. Está bien, muy bien. Para eso están las escuelas, para ilusionar. Y si además de la ilusión se llega a la realidad pues… pues como si jugases al póquer y ganases. O más. ¿Y si no?… Si no que nos quiten lo bailao estos días, te dices. La realidad es que en Valencia, con el telón de la Fira como fondo, mezcla de nostalgia y esperanza, vimos, disfrutamos y sufrimos, la gente que viene y hasta la que difícilmente vendrá, sumamos, restamos y salen motivos para la ilusión y no solo por los chicos de Valencia. Molina, Jordi, Miguelito, D’Alva, Hoyos, León… y un nombre que acabó flotando sobre todos, Polope se llama, ni el apellido es corriente. Será o no será, pero si llegase a ser, ¡bomba!, premio gordo.

Un quite por chicuelinas el tercer día resucitó -digamos removió- todos los sentidos, como siempre sucedió cuando aparece alguien con rango y puso al personal en estado de alerta. Primero el quite, no es la primera vez que logra algo parecido, y de ahí en adelante fue un recital de detalles, inspiración, naturalidad, reunión, ¿quién dijo que los artistas no dejan que le pasen cerca?... Será o no será este Polope, a nadie se le escapa que antes ha de pasar mucha agua por el río, pero si es, es la bomba.

Con la fórmula de clases prácticas, se ha superado la barrera de la viabilidad económica. Si sin taquilla y, por tanto, sin recaudación, los festejos menores son más viables que abriendo una taquilla, algo está rematadamente mal estructurado en el negocio del toro

El certamen se puede calificar de gran éxito. Diputación y empresa, Gaspar y Simón, se deben apuntar el tanto. Cuando es, es, a cada cual lo suyo. Por el ruedo de Valencia han desfilado dieciocho aspirantes a fenómeno, porque si no es con ese objetivo, ser un fenómeno, para qué si no alguien va a intentar la aventura de ser torero. Entre todos ellos, llegados de las tres naciones en las que se dan toros en Europa y también desde México, han aparecido varios con muchas posibilidades de serlo. Nada definitivo como queda dicho porque en esto del toro lo que un día parece blanco puede acabar siendo un fiasco y al revés. Lo único cierto es que la experiencia de esta promoción ha tenido excelente acogida; que la propia Fira se ha enriquecido y ha ganado contenido; y que de pronto, con la fórmula de clases prácticas, se ha superado la barrera de la viabilidad económica de los festejos menores que tanta falta hacen. El hallazgo es tremendo: si con entrada libre, es decir, sin taquilla y, por tanto, sin recaudación, son más viables que abriendo una taquilla, algo está rematadamente mal estructurado en el negocio del toro, pero es lo que hay.

En Valencia, un nombre que acabó flotando sobre todos, Polope se llama. Ni el apellido es corriente. Será o no será, pero si llegase a ser, ¡bomba!, premio gordo. Un quite por chicuelinas el tercer día resucitó todos los sentidos…

Lo dicho es una demostración más de que la realidad tiene una fuerza superior a la legalidad y acaba superándola. También en los toros o, sobre todo, en los toros. Y que la innovación se hace imprescindible. Más vale palmar en la pelea, abriendo nuevos caminos, que por inanición escondido en una trinchera o en el agujero de unos derechos inviables. Ahí están las clases prácticas como prueba. Sin taquilla pero también sin cargas sociales, ni fiscales, sin nóminas, sin, sin, sin… sin todo eso que las hacían inviables se dan con excelentes resultados. E incluyo las funciones de las cuadrillas que asumen los alumnos de la escuela, que son una extensión de las enseñanzas que los chicos reciben en la escuela. En Valencia los ha habido que han entrado con contacto con el toro más de lo que hubiesen hecho en toda la temporada. Todo ello sin menoscabo de la calidad del espectáculo. Ahora solo queda que la realidad imponga o encuentre fórmulas para las novilladas con picadores y acabar con ese cuello de botella entre las sin y las con. Y si no, mal, muy mal. Es lo que está sucediendo. Que se dan muy pocas novilladas picadas, que muchas de las que se dan, se dan al margen o por debajo, entiéndase, del camino recto y que los chicos cuando más necesitan torear es cuando menos campo encuentran. Tanto es así que la temporada de novilladas se ha reducido a mínimos, de agosto a septiembre y sobran días. Y así, al milagro necesario para hacer un torero hace falta sumarle otro milagro, el de poderlo mostrar.

Un apunte final. Por conciertos como este de Valencia la gente de fútbol moviliza veedores, cazatalentos, aparecen cámaras, les dan sitio en las parrillas de la tele y lo convierten en un suceso. En el toreo, así nos va, salvo excepciones, los más interesados en que aquello dé frutos se llaman a andana. Ni caso. Y los medios, la mayoría de los ansiados medios generalistas, por los que tanto suspiran las figuras, ni puto caso, ni una línea y si se puede ser suspicaz diría que a la espera de una desgracia para echarle encima titulares. Pero las figuras se pirran por ellos.

POSDATA.- Se despejó el galimatías jurídico de Zaragoza. Antes sucedió en El Puerto. Parece que el toreo, también en lo administrativo, está abonado a la angustia. En el último suspiro y de momento, pero se aclaró, habrá Feria del Pilar 2018. Era el primer objetivo. En los próximos meses y con tiempo por delante, los jueces dirán lo que tengan que decir, pero de momento luz verde y paso a la gestión taurina. Ahora toca aprovecharla. / Redacción APLAUSOS

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