viernes, 27 de julio de 2018

FERIA DE SAN JAIME - PRIMERA CORRIDA: Cornada de Rafaelillo con una decepcionante corrida de Cuadri

SALVADOR FERRER
@salvaferrer78
Diario EL MUNDO de Madrid

Al reclamo de la corrida de Fernando Cuadri la plaza congregó una aceptable entrada. Viernes de julio, periodo vacacional, calor insoportable en la ciudad y las vicisitudes que se les ocurran que cambian el sino de las ferias. Los toros herrados con la "H" invertida portaban en este serial juliano la escasa bandera torista que le queda a la Fira de Julio, antaño la más importante de la temporada española y en su época una feria agrícola, comercial y ganadera. Hoy, ni rastro. Ni ciudad en fiestas ni nada. La supervivencia de la feria es un milagro y el único que la ha resucitado de verdad en los últimos tiempos se llama José Tomás. Lo demás es terreno para la nostalgia. Además de nostalgia, en la memoria siempre ocupará un lugar privilegiado una tarde cumbre de Rafaelillo ante el toro «Trastero», un cuadri bravo de verdad. Dos orejas y una obra guardada en el disco duro de la memoria colectiva de la afición valenciana.

A «Junquero» lo ovacionaron de salida. Un hombre. Rematado, serio, bien hecho, con sus pechos generosos y su culata redonda. Tuvo fijeza y codicia el cuadri en el recibo capotero de Rafaelillo, que fue más funcional que estético pero tuvo su torería y capacidad lidiadora. Cambió mucho el toro y la mansedumbre y la violencia afloraron enseguida. Hachazos, el viaje corto, recortado e incierto, rajado, huyó a toriles. Imposible hasta para Rafael Rubio, diestro en el arte de lidiar toros complicados.

El cuarto, renqueante de los cuartos traseros, evidenció cierta nobleza. Rafaelillo le pegó tres o cuatro naturales con el alma. Desmayado, sentido y torero. Codilleados, además. Parecía que se podía construir una buena faena cuando sobrevino la cogida. Un segundo y !zas!, una voltereta y una cornada en el gemelo. La media rosa se empapó de sangre pese a las manos que taponaban el boquete. Las cornadas legitiman a estos héroes de medias rosas y manoletinas. Siempre es oportuno reivindicar la singularidad del torero y su especie, el único artista que se juega la vida en el proceso de creación de su obra con una materia viva, animal, cambiante, imprevisible...

Pepe Moral hizo el paseíllo desmonterado. Debutó como matador de toros y de buenas a primeras dejó dos verónicas y una media por el pitón derecho de soberbio trazo y personal hondura. Se desmonteraron Juan Sierra y Miguel Ángel Sánchez. Con la diestra también vino lo mejor en la muleta. Siete derechazos a base de tragar, consentir y esperar a un toro que, cuando iba, traía su carbón. Áspero y afligido, faena y toro se fueron apagando.

Con la cornada de Rafaelillo se enfrió el ambiente. Suele pasar cuando cae un hombre herido; el público, aficionado, espectador o turista toma conciencia de la profundidad y del dramatismo de ponerse delante. El quinto, un torazo de 580 kilos, imponía lo suyo. Agreste, montaraz su conducta. Nula entrega. Ni una vez humilló, se entregó o se empleó. Pepe Moral se puso y lo enseñó si es que quedaba alguien sin enterarse.

Varea, en los presupuestos estéticos y conceptuales del torero artista, se presentó en Valencia con los toros que pastan en Comeuñas. De Castellón y Almazora vinieron 9 autobuses para ver a un torero que en tiempos de novillero era considerado como un diamante en bruto. El tercero se partió un pitón en un encontronazo con el varilarguero. En su lugar, saltó al ruedo un hermano que nunca se empleó. Parado y tardo, y sin ritmo alguno. Le costó estar a Varea, casi inédito. Dos naturales.

El sexto vino a ratificar el desencanto y la decepción de la corrida. Un tipo como Fernando Cuadri, un ganadero señor y un señor ganadero, escribió Zabala de la Serna en su día, no merece estos sinsabores y más en Valencia, que es plaza talismán. Ni se pudo picar en toriles. Con buen criterio, el presidente sacó el pañuelo rojo. Banderillas negras, antaño de fuego. No se recuerda tal circunstancia en esta plaza en muchos años. Varea se dobló con torería por abajo en el prólogo. En el nudo fue todo un querer, pudiendo a veces y otras no.

CUADRI | Rafaelillo, Moral y Varea
Toros de Herederos de Celestino Cuadri, incluído el 3º bis, de irreprochable presentación, muy en el tipo de la casa, de seriedad imponente aunque de desigual y decepcionante conducta; violento y manso el 1º, áspero el 2º, infumable el deslucido 3º, manejable el 4º, imposible el 5º, pitado en el arrastre, y manso de solemnidad el 6º.
Rafael Rubio Rafaelillo, de nazareno y oro. Pinchazo y estocada (silencio). En el cuarto, pasó a la enfermería en la que fue intervenido de una cornada en el gemelo.
Pepe Moral, de tabaco y oro. Tres pinchazos y estocada (silencio). En el quinto, pinchazo, estocada, media estocada y seis descabellos. Aviso (silencio).
Varea, de verde botella y oro. Pinchazo sin soltar, media atravesada y cinco descabellos. Silencio. En el sexto, pinchazo y estocada baja (vuelta al ruedo tras leve petición).
Plaza de toros de Valencia. Viernes, 27 de julio de 2018. Segunda de feria. Menos de media plaza.

PARTE MÉDICO DE RAFAELILLO
Herida por asta de toro en región posterior lateral de pierna derecha, tercio medio de 20cm de longitud. Atraviesa la piel, tejido celular subcutáneo, fascia, desgarra de forma longitudinal y produce una rotura en el músculo gemelo externo. Se interviene bajo anestesia local más sedación. Se realiza Friedrich muscular, lavado de la cavidad, cierre de la fascia, drenaje de penrose por extremo declive y cierre de piel. Pronóstico: grave Es trasladado a la Clínica de la Salud.

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