martes, 31 de julio de 2018

La última ocurrencia de Simón Casas: hacer la feria de Otoño por sorteo de toreros y ganaderías

La fórmula es legal pero inédita en el mundo del toro
Aunque últimamente parece menos activo, Simón Casas tiene --por lo que cuenta Zabala de la Serna en el diario "El Mundo"-- el propósito de elaborar los carteles del abono madrileño de Otoño por sorteo: en un bombo los toreros, en otro las ganaderías seleccionadas. Y que la suerte decida cómo se emparejan las distintas combinaciones. Ruido va a formar la ocurrencia. Por lo absolutamente inusual y por lo imprevisible del resultado final. Si organizar una feria de primer nivel ya reúne muchísimos riesgos --desde la lluvia a las mil circunstancias que rodean al mundo del toro--, lo del sorteo añade una más: que no al final no queden esos "carteles rematados" de los que tanto hablan los taurinos.

Redacción www.taurologia.com

La capacidad de inventiva de Simón Casas no conoce límites. Aunque luego no todas sus ocurrencias ocasionales se convierten en realidades. Sin ir más lejos en la temporada de 2017 se comprometió a que el abono de Otoño se compusiera de 10 festejos, pero luego se desdijo. Ahora propone lo nunca visto: que en el segundo abono de Madrid  los carteles se confeccionen por sorteo: en un bombo los toreros apalabrados y en otro las ganaderías seleccionadas.

La primicia la publica Zabala de la Serna en las páginas del diario El Mundo. Pero como ya advierte el cronista, el empresario se juega al azar la calidad del abono, con la espada de Damocles que supone que habitualmente el número de abonados en Otoño baja más de lo que subió en San Isidro.

Al margen la originalidad de la formula, la cuestión central es si los toreros que interesan, habituados a otros usos, estarán por asumirla. Para Otoño, salvo cambios imprevistos, Casas cuenta cuatro ganaderías: Puerto de San Lorenzo, Fuente Ymbro, Adolfo Martín y Victoriano del Río --según recuerda Zabala de la Serna--, en la hipótesis de que se centre en cuatro corridas de toros. Cuatro hierros y cuatro procedencias muy diferenciadas.

Se presupone, claro está, que Simón Casas y el ahora tan activo Rafael García Garrido seleccionarán previamente los nombres de los toreros que estarán en el bombo: sin la previa aprobación de los interesados, a nada les compromete que sus nombres los metan en un bombo. Y en esa selección previa se desvelará, por ejemplo, si los triunfadores de San Isidro, como Castella y Talavante, están dispuestos a jugarse su presencia de Madrid al azar.

La fórmula en nada afecta a la hora de fijar los honorarios de cada torero: esos vienen preestablecidos. Y no son tan sólo los riesgos del azar, porque se trata de cuatro hierros muy diferentes pero contrastados.  Se trata que esto parezca el sorteo de la ONCE; pero, sobre todo, se trata de una fórmula que rompe con aspectos no marginales.

Y uno y no pequeño: que los carteles finales carezcan de interés para los abonados y aficionados. Otro no menor: que si a las figuras le tocan, por ejemplo, los adolfos, ya no pueden venderque es un gesto que hacen a favor de la afición, sino que vienen forzados por el simple resultado de un sorteo. En todo caso, su gesto radicaría en admitir que sus actuaciones se definan por sorteo, que no es poco admitir.

Y todo ello, presuponiendo que todo el proceso se hará limpiamente. El modelo del futbol ya nos advierte de aquella artimaña de las bolas frías y calientes, en virtud de la cual los organizadores tenían buen cuidado de que los grandes equipos no tuvieran el riesgo de caerse a las primeras de cambio, que eso les costaría mucho dinero en derechos de televisión.

La ocurrencia de Simón Casas desde luego dará que hablar. Y hasta creará expectación en sus vísperas. Siempre tiene su morbo comprobar a quien le toca el euromillón y quien se tiene que conformar con la pedrea. Pero pasado el episodio, llega la hora de abrir la cartera para decidir qué entrada compro y cuál no. No olvidemos que las combinaciones de toros y toreros tienen que hacerse públicas con anterioridad a la fecha de apertura de la renovación de abonos. Y ahí los riegos son todos para el empresario.

Tangencialmente, la fórmula del azar dejaría en el aire una de las facultades del Centro de Asuntos Taurinos, la de dar su aprobación a los carteles, como garantes que son del prestigio de Las Ventas. Como mucho tendría que pronunciarse sobre si aprueban o no que los carteles se confeccionen en esta especie de cara o cruz del sorteo. Con todo, como el CAT no tiene acreditada la exigencia como uno de sus objetivos prioritarios, tampoco debería poner muchos obstáculos. Salga lo que salga del sorteo, siempre habrá alguien de la Comunidad dispuesto a decir que son los mejores carteles posibles y además muy del gusto de Madrid. Antecedentes hay a barullo.

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