Hoy se cumplen 25 años del
indulto del famoso toro de Torrestrella, inmortalizado por un deslumbrante
Dámaso González.
Ángel Berlanga / Redacción APLAUSOS
“Si fuera miembro de la Excelentísima Diputación Provincial
de Valencia, pediría en un pleno que en la plaza de toros de esta hermosa
capital se pusiera una placa con el nombre de Gitanito, número 73. Así se
llamaba el toro indultado en la histórica tarde del 28 de julio de 1993”. De
ese modo arrancaba la crónica de Aplausos Filiberto Mira, quien aunque nunca
llegase a ser miembro de la corporación provincial sí pudo ver cumplido su
deseo, luciendo en el patio de cuadrillas una placa que honra la memoria de tan
sobresaliente ejemplar.
El resumen de los acontecimientos quedó resumido con varios
titulares: “Rotundo triunfo de la divisa de Torrestrella”; “Genial el indultado
“Gitanito”, nº 73, y soberbia actuación de Dámaso González”; “Álvaro Domecq dio
la vuelta al ruedo y en hombros su mayoral junto a Dámaso González”… Y es que
salvo dos toros -“no fue tan fabuloso como sus hermanos el sexto, ni tan
colosalmente extraordinario el primero”, admite el cronista- los otros cuatro
fueron “auténticamente magníficos por difícilmente superables en el último
tercio. El cuarto -el indultado Gitanito- puede considerarse como un toro
genial, pues superó la cima de embestir de ensueño”.
“Sólo un fabuloso muletero como
Dámaso podía estar a la altura del genial toro. En conciencia debo calificar de
soberbia la faena”
En efecto, Gitanito, de 485 kilos y de pelo negro, puso la
guinda a una gran corrida. Así lo reflejó la ficha: “Seis magníficos toros de
Torrestrella. Sólo hubo silencio para el arrastre del sexto. Ovacionados el
primero, segundo, tercero y quinto e indultado el genial cuarto. Un rotundo
triunfo de la divisa jerezana del Excmo. Sr. don Álvaro Domecq y Díez, que dio
la vuleta al ruedo, con Dámaso González y el mayoral (éste salió en hombros)
tras la lidia del cuarto”.
Dámaso y Gitanito acababan de hacer historia. No en vano, se
trataba del primer indulto en plaza de primera con el nuevo reglamento Corcuera
y, además, era la primera vez que se asomaba el pañuelo naranja en el palco
presidencial en la historia de la plaza de Valencia.
DÁMASO, REY DEL TEMPLE
Dámaso González obtuvo una oreja del que abrió plaza y dos
trofeos simbólicos de Gitanito. “Sólo un fabuloso muletero -como tal estimo a
Dámaso- podía estar a la altura del genial toro Gitanito. Creo en conciencia
que debo calificar de soberbia la faena que le cuajó el coloso manchego a tan
excepcional -increíble ver un toro embistiendo tanto y tan superiormente-
astado jerezano (conste todo el encierro como muy bien presentado y cumpliendo
en bravo con los caballos). A Dámaso se le otorgaron las dos orejas simbólicas,
como premio a una soberbia faena, hasta se le vio una estética en él muy
infrecuente”, contaba Filiberto Mira.
“El matador insistía en su
petición, el ganadero había dado su respaldo, y el presidente hizo lo que
debía. Fue una explosión de júbilo”
José Luis Benlloch, también presente, escribió en Aplausos:
“El clamor del público se hacía cada vez más patente. El matador insistía en su
petición de indulto. El ganadero, como es reglamentariamente preceptivo, había
dado su respaldo, y el presidente hizo lo que debía hacer: sacó el pañuelo
naranja y aquello fue una explosión de júbilo. Un júbilo merecido. Se lo
merecía el toro, que supo compaginar nobleza y bravura en una pelea a más,
larga e intensa -si no lució más en el caballo es porque no lo hicieron lucir-;
se lo merecía la plaza, que con el argumento de su generosidad para con los
toreros le habían negado sistemáticamente su capacidad para valorar al toro; se
lo merecía el matador, que culminaba de la mejor manera que se podía imaginar
una trayectoria artística que, en Valencia especialmente, alcanzó cumbres
memorables; y se lo merecía el criador de Gitanito, don Álvaro, y no sólo por
criar a semejante ejemplar, sino por su trayectoria, por los muchos toros
buenos y malos que han permitido dar con este Gitanito, un ejemplo, no me cabe
duda, del toro bravo actual, el toro bravo que demanda la Fiesta del siglo XXI.
Gitanito ha sido el héroe de la Fiesta y don Álvaro, su autor”.
Dámaso simuló la suerte suprema con la mano y Gitanito, tras
ser curado en la plaza -presentaba seis trayectorias de puya-, pasó la noche en
los corrales. Al día siguiente, al anochecer, fue trasladado en camión hasta la
finca jerezana de Los Alburejos, propiedad de Álvaro Domecq. “El toro no llegó
en buenas condiciones. Tenía mucha fiebre y tras inyectarle antibióticos se le
dejó descansar hasta que se encontrara en condiciones de ser operado, cosa que
sucedió el sábado”, informaba el director de Aplausos, Salvador Pascual, en su
sección “Valencia taurina”.
Gitanito llegó con vida a Los
Alburejos, pero una neumonía complicó su recuperación y terminó muriendo en la
paz del campo. Aun así, su recuerdo sigue vivo
Debido a su delicado estado de salud no se le pudo extraer
semen, que a buen seguro hubiese sido utilizado por un pionero en tales
cuestiones como don Álvaro. Desgraciadamente pocos días después, según Carabias
en su sección de “Noticias y comentarios” de esta revista, “se le complicó la
convalecencia de las heridas recibidas con una neumonía”, muriendo en la paz
del campo. Su recuerdo, no obstante, sigue vivo.
ÁLVARO DOMECQ: "FUE UN TORO QUE LO HIZO TODO AL GALOPE"
Pocos días después del indulto, el criador de Gitanito, don
Álvaro Domecq y Díez, pasó por “La Entrevista” de José Luis Benlloch para
hablar en profundidad de la bravura en general y del toro indultado en
particular. El ganadero de Torrestrella destacó de Gitanito cualidades como “la
fijeza, el galope, la prontitud, el venir de largo… esas virtudes las conservó
siempre. Esa uniformidad es importantísima. Fue un toro que lo hizo todo al
galope”.
“Le dije a mi sobrino, ¡atención
que el toro tiene calidad! Y cuando un toro tiene calidad, si tiene fuerza y
pulmón, lo tiene casi todo”
Gitanito era nieto del 144-Ingresado, toro con el hierro de
Jandilla que, a su vez, era el padre del histórico Bienvenido -también del
hierro de la estrella- que había indultado en Murcia, el año anterior, Enrique
Ponce. “En Fallas del año pasado se había lidiado un hermano de madre, que fue
bueno sin importancia, pero este toro era hijo de un semental que está dando en
los tentaderos una proporción muy alta de becerras buenas. Hasta ahora sólo le
había lidiado un hijo el año pasado en Linares, que le correspondió a Espartaco
y fue extraordinario. A otro hijo, este por inseminación artificial, le habían
perdonado la vida en Quito. Con esos precedentes era lógico pensar que Gitanito
podía ser un gran toro, pero no es recomendable pronosticar”. De la madre,
confesaba: “No existe. La mataron en un pueblecito de Alicante, la echaron a
las calles y tengo entendido que se comía el mundo. Fue una vaca
extraordinaria. La vendí por vieja”.
Don Álvaro recordó durante la charla el momento exacto en
que descubrió que estaba ante un toro excepcional: “Me llamó la atención la
calidad de su galope al ir hacia el caballo. Se lo dije a mi sobrino, ¡atención
que el toro tiene calidad! Y cuando un toro tiene calidad, si tiene fuerza y
pulmón para resistir la lidia, lo tiene casi todo”, decía, y ahondaba: “Yo
selecciono mucho la calidad, esa es la clave, claro que para seleccionar
calidad hay que tenerla. Calidad en el galope. Mi sobrino Borja utiliza un
término muy bonito, “nació al galope”, eso significa que el toro está parado y
de pronto en lugar de dar un paso, sale galopando, y eso es un factor de gran
calidad que se debe tener en cuenta, como se debe valorar mucho la fijeza; el
toro que anda pensando en todos pero no en el que tiene delante, no es bueno,
el toro debe estar pendiente de quien le incita”.
El ganadero valoró también el recorrido de Gitanito: “Yo
escribo en muchos apuntes, “le faltó un paso”. Me refiero a esos toros que van
muy bien, pero que les falta un pasito más para llegar más lejos. Fíjate lo
difícil que es dar con la tecla adecuada. Sobre todo dar con el equilibrio”.
Aun así, don Álvaro lo logró muchas veces.
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