Roca Rey paseó un trofeo del
último y el cuarto de El Pilar fue premiado con la vuelta al ruedo en el
arrastre.
LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
Roquetas de Mar
(Almería)
Diario EL MUNDO de Madrid
'El mar que sueñas' es el eslogan turístico escogido por el
Ayuntamiento con el que, a modo de reclamo, pretende llenar Roquetas de
veraneantes. El lema, en un cartel con letras blancas sobre un torero y fresco
azul turquesa, presidía este sábado de lado a lado la meseta de toriles en el
inicio de la Feria de Santa Ana. Ese objetivo de ver una ciudad llena de
visitantes, trasladado al coso de Las Salinas con aficionados, es un sueño que
ya hace tiempo se hizo realidad. Año tras año, lleno tras lleno en un ciclo
consolidado y con buena salud en el ecuador del calendario.
El sueño de El Fandi en Roquetas va camino ya de los 20
paseíllos. Diecinueve cumplió este sábado de forma explosiva. El granadino, un
ídolo aquí, correspondió al cariño del respetable con la sinceridad de sus
armas. Las que le llevaron en volandas junto a Manzanares al final del festejo.
Variado en el recibo capotero y con desigual reunión en banderillas, inició la
faena de hinojos al primero para, ya incorporado, abrirse camino hacia los
medios con poder. Repuso el toro en una primera tanda en redondo tan esforzada
como alejada de la estética. No tardó Fandi en cambiar a la izquierda, por
donde el de El Pilar, sin codicia ni finales, ofreció mejores arrancadas. Un
estoconazo en la cruz animó a los espectadores a pedir un segundo trofeo que el
presidente, en su sitio, no concedió.
Si los otorgó, casi de una vez, tras la locura acontecida en
el cuarto. Si discreto había sido el tercio de banderillas en el que abrió
plaza, en este, el mejor de la tarde, El Fandi formó un auténtico alboroto.
Tanto que le obligaron a poner un cuarto par tras el cierre al violín. Aunque
para alboroto, el que se desató justo después con un inicio de faena así como
de otra galaxia. De rodillas en los medios, encadenó un redondo que todavía
dura. Hasta cuatro vueltas dio «Sonajerito»
con Fandi como eje, humillando, con nobleza. Y con la acometividad y la emoción
de que la adolecieron sus hermanos anteriores. Eso condicionó el resto la
faena. No paró de embestir el toro y no se cansó de torear El Fandi por ambas
manos, muy ligado, y con la plaza rendida a sus pies. Terminó la obra como la
empezó, de rodillas, y al perfilarse hubo hasta quien solicitó el indulto. El
presidente, acertadamente, le hizo un gesto claro para que matara al toro. Y
tras la estocada llegó el doble trofeo y la vuelta al ruedo póstuma para «Sonajerito«,
que permitió prolongar un año más el idilio de Fandi con Roquetas.
Empujó con fuerza el segundo en el caballo. Y el puyazo hizo
mella en su fortaleza. Tras una tanda de tanteo en la que José Mari Manzanares
quiso administrar las alturas y los tiempos para sostener al toro, el de El
Pilar se paró por completo. Y con él la posibilidad de lucimiento.
Si le permitió desplegar su torería el quinto. Tuvieron
clase sus embestidas, como suavidad tuvo el arranque de faena de Manzanares. En
redondo se encajó con ese personalísimo empaque que acompaña sus grandes obras.
El viaje del toro no fue igual por el izquierdo y el alicantino exprimió el
pitón bueno en una faena que mantuvo el tono alto de la calidad. Ahora sí
funcionó la espada como habitúa y el estoconazo en lo alto precedió a las dos
orejas.
Precisamente el tercero, que bajaba en presencia respecto a
sus hermanos, derribó de forma espectacular al caballo dentro de unos primeros
tercios donde presidió el desorden. Todo volvió a la normalidad cuando Roca Rey
cogió la muleta. No se lo puso fácil el toro, sin celo alguno. Pulseó con
suavidad Roca genuflexo en su apertura para intentar avivar las sosísimas
acometidas de el de El Pilar. Y logró mediada la faena algún natural con
profundidad antes de evidenciar su dominio en cercanías. Los aceros se llevaron
un apéndice.
Tuvo nobleza un sexto sin demasiada duración ni clase. Y
afanoso quiso Roca Rey sumarse al triunfo de sus compañeros. Destacó otra vez
al natural en los medios antes de que el toro pidiera tablas y allí le
planteara batalla. Pero ni en las luquecinas finales el de El Pilar respondió.
Tras la estocada, el público solicitó el doble trofeo para obtener la foto de
los tres a hombros. Pero todo se quedó en una y el sueño de Roquetas se quedó
para la explosividad de El Fandi y la clase de Manzanares.
EL PILAR | El Fandi, Manzanares y Roca Rey
Toros de El Pilar, correctos
de presencia menos el tercero, que bajó respecto a sus hermanos; los tres primeros
de poco juego, el buen 4º fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre;
tuvo clase el 5º mientras duró y nobleza el 6º, también a menos.
El Fandi, de nazareno y oro. Gran estocada (oreja
con petición de otra). En el cuarto, estocada trasera y tendida. Aviso (dos
orejas). Salió a hombros con Manzanares.
José María Manzanares, de azul pavo y oro. Pinchazo hondo,
pinchazo y estocada (silencio). En el quinto, gran estocada (dos orejas).
Roca Rey, de tabaco y oro. Pinchazo, casi entera y
descabello. Aviso (palmas). En el sexto, estocada trasera. Aviso (oreja con
petición de otra).
Plaza de toros de Las Salinas. Sábado, 21 de julio de 2018. Primera
corrida de la feria de Santa Ana. Lleno.
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