miércoles, 11 de julio de 2018

FERIA DE SAN FERMÍN – TERCERA CORRIDA: Alegres orejas, descafeinados cebadas: Octavio Chacón sale por la puerta grande

El torero gaditano cae de pie en su debut en una tarde en la que se cambiaron estocadas por trofeos; en su mano, un buen toro lastrado por una lesión; Juan del Álamo también puntúa.

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Foto: EFE
El idilio de los cebaditas con Pamplona ponía ayer la trigésima cita en su palmarés. Una corrida tremendamente astifina aspiraba, a priori, a su octavo premio de la Feria del Toro. Y a su quinto Trofeo Carriquiri.

No sumará para ninguno de ellos el toro de apertura. Ni a posteriori nada. Castaño, bajo, entipado y tocado arriba de pitones. Basculó siempre hacia tablas desde su aparición. Tan suelto. Octavio Chacón libró una larga cambiada, lanceó a pies juntos a favor de la tendencia del toro, entremezcló chicuelinas y abrochó con media verónica de rodillas. Una declaración de intenciones que continuó en la apertura de faena. También de hinojos. En la frontera entre la sombra y el sol y en redondo. Ya le costaba al cebada un mundo. Viajar y descolgar. Se abrió Chacón con él a los medios. Y tampoco. O menos. La bravura ausente. Como el recorrido. Sin maldad, eso sí. No se trataba de terrenos. Pues pisó unos cuantos. En la querencia siguió sin darse. OC se descaró en un desplante genuflexo y el toro lo sorprendió. Del vuelo cayó el torero sobre el pitón. Y quedó colgado por la misma ingle. Un milagro. Persiguió el gaditano en su debut todos los registros pamploneses. Y como se volcó en la estocada le dieron una oreja. Que si le vale para volver ya habrá tenido un motivo. 

Del tipo y conformación de la corrida se salía el siguiente cebada. No sería el único. Montado y cuesta arriba. Feota la expresión. Abierta la testa. Una moña en lo alto. No humilló jamás. Limitado de poder y de una sosería supina. Luis Bolívar lo entendió con inteligencia a su altura. Sin apretarlo. Faena casi enteramente diestra, extensa y átona. Plana como la embestida. No había más. Las manoletinas de despedida como único guiño al espíritu sanferminero. Ejecutó el volapié con una integridad a topacarnero.

Otras líneas traía el hechurado tercero. Generoso el cuello. Que usó como un muelle. La cara suelta. Otra vida en su movilidad. Ayuna de otras virtudes. Juan del Álamo prologó y epilogó su obra de rodillas. Entre tanto los recursos técnicos buscaron, y hallaron, la limpieza. Nada fácil entre el calamocheo. Del cierre penitente se incorporó Del Álamo también por manolas. Nadie se resiste a los resortes que levantan aquí clamores. Aunque de verdadero clamor fue la estocada. Un espadazo que significó el trofeo. La efectividad de la espada ya es una garantía de éxito de un tiempo a esta parte. A veces sin mucho más.

Y así le sucedió a Octavio Chacón. Por manoletinas -joder, qué cruz- dijo también adiós a la faena del cuarto. Un cárdeno afiladísimo que demostró mejor estilo que ninguno. Pero condicionado y lastrado por una lesión de la pata izquierda. Con todo, aguantó la faena completa. Que en el temple tuvo su virtud mayor. Otro espadazo, otra oreja y una puerta grande que puede que compense toda la lucha de Chacón pero que, dicho sea con respeto, no era seria.  A «Punterito» lo ovacionaron en el arrastre por la buena clase que apuntó y no pudo desarrollar por su cojera.

El imponente quinto venía con el fondo contadísimo. Como su inocuo empleo. Sin peligro y sin entrega final. Y a menos siempre. Luis Bolívar se explayó con más oficio que brillo. Abundante otra vez y sin material para mostrar su madurez.

Ensillado, cabezón y veleto, el cinqueño último parecía de una genealogía diferente. Se movió por el palillo. Pasaba como el mulo que era. Del Álamo le buscó las vueltas y revueltas.

Sin café, no hay despertar. Y la corrida de Cebada no pudo ser más descafeinada.

CEBADA GAGO | Chacón, Bolívar y Del Álamo
Toros de Cebada Gago, un cinqueño (6º), serios y armados en sus diferentes hechuras; descastados y sin humillación 1º y 2º; con más vida y la cara muy suelta el 3º; bueno pero lesionado el 4º; sin maldad ni fondo el 5º; un mulo el 6º.
Octavio Chacón, de rosa fucsia y oro. Estocada pasada casi entera (oreja). En el cuarto, estocada (oreja).
Luis Bolívar, de sangre de toro y oro. Estocada casi entera atravesada y dos descabellos. Aviso (silencio). En el quinto, estocada tendida y rinconera. Aviso (silencio).
Juan del Álamo, de verde botella y oro. Estocada (oreja). En el sexto, estocada tendida y descabello. Aviso (silencio).
Monumental de Pamplona. Lunes, 9 de julio de 2018. Quinta de feria. Lleno.

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