La parada de bueyes El 1 corre
por primera vez en los encierros de Pamplona con un cabestro estrella,
«Preciso», al que su ganadero compara con el último Balón de Oro.
Rosario Pérez
@CharoABCToros
Diario ABC de Madrid
Diez hermosos bueyes, de raza berrenda en colorado,
desfilarán por las calles de Pamplona a partir de hoy. La parada de cabestros
El 1 debuta este San Fermín, «el Mundial de la tauromaquia», en palabras del
ganadero, José María López. Torero y hombre de campo, vive con emoción su
presentación en la Feria del Toro. Y lo hará con «Preciso», «Corredor»,
«Hortelano», «Chino», «Caprichoso», «Bandolero», «Sevillano», «Pasajero»,
«Mosquetero» y «Pelegrino». Tanto el ganadero como su mayoral, Juan Pedro
García, doman con su voz a estos animales, pieza esencial en los encierros que
han convertido los Sanfermines en la Fiesta más universal.
Si los corredores se entrenan como Rocky en su último
combate, también lo hacen los bueyes: «Tres veces por semana se los corre a
caballo y hacemos que pasen puertas. Los hay resabiados y con mal genio, esos
no valen. A San Fermín llevamos lo mejor de la casa».
El peso de estos cabestros, castrados antes de que cumplan
un año, oscila entre los 600 y los 700 kilos y tienen de seis a ocho
primaveras. «Los hay de hasta una tonelada, pero a Pamplona no los llevamos.
Son moles y para correr el encierro no sirven». La estrella de su envío es
«Preciso», con sus lunares y sus botines «chocolate». «Es un figura –dice
López–. Me apuesto la vida (y no la pierdo) a que se posicionará el primero en
el encierro. Es el Cristiano Ronaldo de la ganadería». Herrado con el número 4,
ha sufrido media docena de cornadas, pero se ha crecido ante el castigo como el
negro toro de Miguel Hernández. «Sabe mucho. Antes se quedaba quieto y le
pegaban; ahora se escabulle y sabe sortear las embestidas de los toros. Es un
animal tremendamente inteligente».
Este bello ejemplar acude con nobleza a la llamada de su
jefe. «“Preciso”, ven». Y «Preciso» trota a su encuentro. Su otra apuesta es
«Corredor», marcado a fuego con el 2. Este último, junto a «Sevillano», exhibe
el carácter más revoltoso: «Serán los capitanes de los corrales».
Como sus hermanos –hijos la mayoría de los sementales
«Guerrero» y «Campechano»–, pastan a orillas del Tajo, en la finca alcarreña
«El Maquilón». Entre chopos y álamos, se crían como emperadores y con un único
oficio: «Comer y comer. Ese es su trabajo y su hobby». Pienso, paja y forraje
componen su dieta en las cien hectáreas de campo donde habitan. Su crianza
implica un elevado precio más allá del sacrificio: «Comen tanto que cuesta más
criarlos que al ganado bravo», asegura. Y saca a relucir a los animalistas:
«Son unos hipócritas. Los prefieren en chuletones».
Ahora, tras dos décadas como criador de bueyes, cumple su
sueño de debutar en la feria que popularizó Hemingway: «Estoy loco de
felicidad. Y más aún con lo difícil que está el mundo taurino».
Desde hace una semana, José María López no concilia el
sueño. Como cuando se vestía de luces. En su duermevela, las noches anuncian
chupinazos en los que sus cabestros guían los encierros de Victoriano del Río,
Miura, Cuvillo, Cebada Gago, Jandilla… «Me despierto cada minuto». Pamplona es
desde hoy la ciudad que nunca duerme.
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