La postura de TVE, que debería
atender a todos, es tan falsaria como la del alcalde de Pamplona. Se vuelve
loca por retransmitir los encierros y no da una sola corrida.
La semana ha sido pródiga y también propicia en actos
parlamentarios y callejeros con claras intenciones abolicionistas. Nos
bombardearon desde todas las latitudes, por tierra, mar y aire, en territorio
propio y más allá de las fronteras. Pamplona, Madrid, Andalucía y Lisboa. Lo
hicieron con la fe del fanatismo. Desde la necesidad de hacerse notar, que, en
su caso, significa sobrevivir en la sinrazón. No hubo bajas, al contrario, si
acaso el fortalecimiento moral que nos da la victoria. Lastimosamente sí hay
que lamentar una repercusión mediática que no tuvo continuidad en el
postpartido. Tras las revocaciones y derrotas de los anti, solo hubo silencios.
¿De complicidad o cobardía?... No importa, seguramente de complicidad y
cobardía. Cien tíos/tías, en su mayoría guiris, protestan la víspera de San
Fermín y les dan cobertura de telediario y seguramente hasta subvención. Más de
veinte mil tíos/tías, no se molesten, tíos/tías, se dan cita todos los días en
la plaza de Pamplona para ver las corridas y las teles no dicen ni mu y en ese
escenario de maridaje sociedad/corrida aún retumba en el ambiente la
estrafalaria parrafada del alcalde de la ciudad diciendo que habrá que
plantearse su celebración. Esa es la proporcionalidad y el respeto con el que
se trata a los toros y sus gentes.
A propósito de la postura de las teles, la de TVE, que está
más obligada que ninguna otra por ser pública, en teoría de todos, es tan
hipócrita y falsaria como la del alcalde de Pamplona. Se vuelve loca por
retransmitir los encierros y no da una sola corrida de toros, ni en Pamplona ni
en ninguna parte en franca desconsideración, habría que decir desprecio, al
segundo espectáculo de masas del país o, lo que es lo mismo, hacia una parte de
la sociedad amante de las corridas. Entenderán más edificantes las tertulias
gallinero con barra libre a la descalificación o de más interés general, si es
que quieren hablar de audiencias, las retransmisiones de deportes súper
minoritarios y foráneos. Será eso. Pero es lo que hay. Desprecio a lo propio,
mojigatería oficial y un tremendismo político que hace que muchos próceres de
este país, el alcalde de Pamplona mismamente, se echen a la piscina del absurdo
con total impunidad. Frente a semejantes disparates reconfortan las columnas de
compañeros tan acreditados como Fernando Savater y Rubén Amón en El País -sí,
en El País, detalle que da especial importancia al mensaje- en las que dan
cumplida, completa y culta réplica.
Los anti
parecen buscar la morcilla vegana como ha escrito Rubén Amón; y los medios,
tras airear cualquier iniciativa contra los toros, se olvidan de las victorias
de los toros
Para no caer en pecado tan dañino y tan establecido como el
de obviar el desenlace cuando es favorable al toreo, decir que en el Parlamento
de Portugal, el tan anunciado debate sobre la abolición de las corridas en
aquel país a propuesta del PAN, partido que tiene un solo representante en la
cámara, un solo representante, se saldó con ese único ciudadano tan solo como
empezó. Votaron a favor de las corridas el resto de parlamentarios del arco
ideológico, desde la izquierda a la derecha. En el parlamento de Andalucía, los
de Podemos, más sibilinos, pretendían la prohibición de la asistencia y la
participación de menores de 18 años a pruebas y entrenamientos a puerta cerrada
con reses de lidia, clases prácticas de escuelas taurinas y eliminar las
retransmisiones taurinas… etcétera, etcétera. Se quedaron solos con Izquierda
Unida. ¡Cómo están los viejos comunistas! Qué desconocimiento de su propia
historia, tan ligada a los toros y tan pisoteada por sus cachorros. Claro que
entonces tenían más vida, más representación y más vergüenza. Nadie entonces
pretendía inventar la morcilla vegana como ha escrito Amón.
Cambiando de escenario, que no de protagonistas, la Asamblea
de Madrid rechazó una proposición de ley presentada por Podemos, otra vez
Podemos empeñado en cercenar raíces, que tenía como objetivo en este caso
prohibir la entrada de los menores de 18 años a las plazas de toros de la
Comunidad de Madrid. La iniciativa ha contado con los 48 votos en contra del
PP, las 52 abstenciones de PSOE y Ciudadanos, cuidado con los tibios, y los 26
votos favorables de Podemos. La proposición incluía, además, el cese de las
emisiones en horario especial de protección a la infancia de espectáculos
taurinos en la televisión pública madrileña, seguramente porque de espectáculos
televisivos y edificantes saben un rato los de Podemos.
Teniendo en cuenta los resultados en los tres parlamentos y
el rechazo a la ocurrencia del alcalde de Pamplona, la semana ha tenido feliz
desenlace, pero también debe interpretarse como señal, una alerta, estos
insistirán. Como no tienen otra cosa que hacer ni ideas mediáticamente más
rentables ni tampoco sentido del ridículo, insistirán. / José Luis
Benlloch – Redacción APLAUSOS
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