domingo, 12 de julio de 2015

Vanegas oreja “de oro” en la Catedral del Toreo


Ayer en Madrid ante el sobrero quinto
Importante demostración la realizada por el tachirense Vanegas en Madrid, ocasión que le puede abrir las puertas del toreo. Foto: LASVENTAS.COM
RUBÉN DARIO  VILLAFRAZ
@rubenvillafraz

Actuación histórica la que ha granjeado el novillero tachirense Manolo Vanegas ayer, en el curso de la temporada en la Monumental de Las Ventas, tras cortar una oreja, ante su segundo astado del lote, sobrero del hierro veragueño de Aurelio Hernando.

Compartió el joven espada de Seboruco cartel con el español Jorge Escudero (silencio tras aviso y silencio); Manolo Vanegas (silencio tras aviso y oreja); Guillermo Valencia (vuelta al ruedo tras petición y silencio tras aviso), con poco más de un cuarto de plaza. Se lidiaron reses utreros de Toros de la Plata (1º, bueno, con calidad y ritmo, ovacionado en el arrastre; 2º, noble pero sin entrega; y 6º), Herederos de Antonio Ordóñez (3º, tardo, pero con clase y movilidad; 4º, deslucido; 5º, blando, devuelto) y un sobrero de Aurelio Hernando (5º bis, brusco, sin entrega).
Según reseña el portal taurino cultoro.com sobre la actuación del espada venezolano: “Con más arrojo que brillantez le ligó las verónicas en el saludo Vanegas al segundo, de escaso perfil pero rotundo remate. Con alegría y fijeza se arrancó el animal en el caballo, antes del garboso quite por chicuelinas de Guillermo Valencia. Fue severo el castigo en el caballo y lo acusó mucho el animal en la muleta, donde quiso tomar por abajo el trapo que le ofrecía Vanegas con suavidad pero sin pausa. Tiene valor el venezolano, pero le faltó medir los tiempos y ofrecer respiro al novillo. Largo fue el trasteo, sin emoción por la falta de poder del animal, que despenó Vanegas con dos pinchazos y el descabello para escuchar silencio”.

En cuanto a la actuación que a la postre le coronó como triunfador de la tarde, el mismo web site señala: “Un tío por todas partes era el serio quinto, al que recibió Vanegas con dos faroles y persiguió después para encajarse a la verónica en las idas y venidas del abanto animal. Perdió las manos a la salida del peto y fue devuelto. De Aurelio Hernando era el sobrero, cornicorto pero colocado, que buscó la gatera de salida con insistencia y repitió después en el decidido saludo de Vanegas rebrincado y tirando un feo derrote con el pitón de fuera. En línea recta y tomando a media altura llegó al penco. El propio Vanegas protagonizó el tercio de banderillas, culminando con un vibrante quiebro al violín. Un esfuerzo hizo Vanegas con el costoso animal, exigente en los terrenos, que siempre lo tuvo visto y a punto de echarle mano. Le tragó Manuel para transformar en tandas las arrancadas reservonas que le fue robando a base de exponer. Le dejó una estocada sensacional y cortó una oreja”.

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