domingo, 26 de julio de 2015

FERIA DE SANTIAGO EN SANTANDER – QUINTA CORRIDA: Un dedo no puede tapar el sol

Fernando Rey corta la única oreja en su alternativa con el mejor lote de una desfondada y desigual corrida de Juan Pedro y Parladé; Morante y Talavante cierran la feria santanderina con tristeza.

ZABALA DE LA SERNA
Diario ELMUNDO de Madrid

A Fernando Rey le habían confeccionado una alternativa tan lujosa que incluso contaba con Escritor propio, el toro de la ceremonia, un juampedro de categoría acorde para la ocasión. Por su acapachada cara, su morrillo aparente y su hondura y su piel encendida de pelos rojos y castaños, como un otoño precipitado.

Rey se vistió de blanco y oro, como de primera comunión. Morante de padrino y Talavante como testigo. ¿Cuándo lo soñó? Las verónicas suaves y una media como promesas; las chicuelinas de la alegría con acento malagueño.

La embestida del toro de Juan Pedro tenía fijeza, nobleza y un punto final desentendido, ideal para girar y volverse a la colocar sobre los talones. La obertura culminó con un pase de pecho enorme, a la altura de todos los de la faena. Y así morían las series por una y otra mano con el defectillo virtuoso del domecq a más. Una trincherilla quizá como nota de categoría y las bernadinas cambiadas de despedida. Fernando entró a matar con el toro demasiado abierto de las rayas. Y en el segundo envite lo prendió. La voltereta y la paliza en el suelo dejaron el vestido de Rey maltrecho por las cachas y la carne intacta. Repitió pinchazos y sumó descabellos, desdiciendo su conversión en matador.

Morante de la Puebla, sin suerte ni pretenderla, pasa y pasa por todas las ferias con la pereza mohína y la resignación encogida como la salud de su guapo juampedro que se moría en vida. De salida ya se le vino cruzado en unas verónicas contrahechas, de mejor vuelo a izquierdas, por donde siempre el toro viajó mejor. Como en una doblada del prólogo de faena o el cambio de mano. El cuerpo del animal se congestionó con una respiración convulsa que ni hubiera necesitado de espada si transcurre un minuto más.

Con una gestión directa y sin taurinos, Santander ha sido una gran feria
Perfectamente la presidencia podría haber devuelto la cosita linda de estrechitas sienes y hocico dorado que apenas se tenía en pie como quinto toro. Morante, compungido de tristeza, ya ves, abrevió su arte.

Venía Alejandro Talavante, como su compañero de la FIT, de Valencia donde su genialidad iluminó la noche antes de desaparecer en Santander. No hubo caso ni causa para que el genio de la lámpara se presentase ni con el cornidelantero tercero de Juan Pedro ni con el fondón ejemplar de Parladé, que le partió el palillo a la vez que la ilusión.

Para despedir el funeral, Fernando Rey salió a por todas con tres largas cambiadas de rodillas, y un galleo por chicuelinas, y un quite por lopecinas o zapopinas, que levantan polvo incluso en un ruedo húmedo. La alegría del juampedro de Parladé prometía como sus finas hechuras. Prendieron los pases cambiados por la espalda como chispa para una mecha que se extinguía conforme el toricantano trataba de correr la mano. Los adornos elevaban la temperatura. A partir de un desarme la faena decayó y anticipó el final del buen toro. Pero los desplantes elevaron la temperatura y el burbujeo de las peñas mustias con Morante y Talavante. La oreja alivió la alternativa, la festividad de Santiago y cierra España. Dios se la guarde como feliz recuerdo. Fernando Rey ya es matador. Objetivo cumplido.

Un dedo no puede tapar el sol. Santander ha sido una gran feria le pese a quien le pese. Una gestión directa ejemplar. Sin taurinos.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cuatro Caminos. Sábado, 25 de julio de 2015. Última de feria. Corrida de Beneficencia.
Toros de Juan Pedro Domecq y dos de Parladé (5º y 6º), de diferentes remates y seriedades; descastados sin poder ni fondo; destacaron un noble 1º de distraído punto último y un buen y alegre 6º sin final.
Morante de la Puebla, de verde hoja y oro. Media estocada contraria y atravesada y dos descabellos (silencio). En el cuarto, estocada y descabello (silencio).
Alejandro Talavante, de azul marino y oro. Estocada pasada tendida y cuatro descabellos. Aviso (silencio). En el quinto, pinchazo, estocada rinconerilla y tendida y dos descabellos (silencio).
Fernando Rey, de blanco y oro. Cuatro pinchazos, estocada que hace guardia y cinco descabellos. Aviso (silencio). En el sexto, pinchazo hondo y descabello (oreja).

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