Impresentable y dócil corrida de Domingo
Hernández y Garcigrande con la que sale a hombros la primera figura del toreo
tras cortar una oreja sin huella a cada toro de su lote.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de Madrid
Fotos: EFE
La noticia:
San Fermín colgó su cuarto "no hay billetes" en las taquillas. El
dato: los días impares la plaza se ha rebosado (7, 9, 11 y 13 de julio). La
anécdota: un animalista saltó al ruedo, a toro muerto, y le dio una patada a la
montera de Juan José Padilla. Y el detalle: la bronca que Padilla le pegó a su
cuadrilla en lugar de al antitaurino. Como nada tiene mucho sentido, más que la
fuerza de Pamplona, tampoco lo tuvo la vuelta al ruedo del Ciclón de Jerez
enfadado con el mundo en vez de consigo mismo. Difícil estar peor con un toro
más fácil. En su haber la primera portagayola sanferminera, tres pares de
banderillas y rodillazos y muchas reolinas con el colorao y acarnerado pupilo
de Domingo Hernández, gordo de abierta cara y perfil mexicano. Fue malamente
asaetado antes, por supuesto, de que el anormal del anti se marcase el 'free
kick'.
Serio,
zancudo y negro, más levantado del piso que alto, que también, el segundo de DH
cumplió en todos los tramos de la lidia con obediencia sin destacar con
sobresaliente en ninguno. Juli lo entendió como si lo hubiera criado a pecho.
Porque no terminaba de humillar ni de dar ese tranco más de final de muletazo.
Faena básicamente cimentada en la mano diestra, que soltaba en el momento
exacto la embestida. Asiento, ligazón y una estocada pasada y arriba para
conquistar la oreja.
Cuando
apareció el tercero con su cara lavada y su corpachón como cobertura, la
corrida se definía en la desigualdad de seriedades antes de definirse
completamente... Titubearon sus fuerzas en el capote a la verónica de Miguel
Ángel Perera, que cuidó al toro de Domingo Hernández hasta afianzarlo. Y una
vez afianzado resultó de gran clase por el pitón derecho. Perera toreó en
redondo muy despacio y por abajo, largo y profundo. El punto de gazapeo que
tenía su forma de embestir se incrementaba por la zurda, impidiendo el toreo al
natural. MAP volvió en redondo a poner la faena en su sitio. Hasta aquí. Porque
el tramo último de circulares invertidos y así, en los terrenos de la corta
distancia, se le enredó precisamente con el hilo que hacía el toro y que le
obligaba a perder los pasos que ganaba. Trató de arreglarlo con unas
manoletinas. La estocada baja no arregló nada y el trofeo cayó en recuerdo,
supongo, a los caros derechazos de la faena.
Por
manoletinas también se despidió la obra de Juan José Padilla con el castaño,
mansito y canonizable cuarto, que por su expresión de jardín de infancia era
para ponerle... Un café con leche y que mojase el cruasán. Padilla dio los
mejores muletazos de su feria avanzada la faena, como si no se hubiera enterado
antes del bombón. De rodillas y en desplantes para la galería llamó más la
atención. Un aviso antes de cobrarse una estocada en los medios, nervios con el
descabello, más nervios del puntillero, que volvió a marrar el hombre, y paz
para todos.
Juan José Padilla |
Si ya la
corrida venía siendo un cante por la ausencia en tramos de seriedad, cuando al
negrito quinto se le escachifollaron los pitones como brochas entre el
burladero y el peto la vergüenza adquiría tintes de sonrojo. La gota que
colmaba el vaso de su estrechez. Pasamos del galafate de días pasados al
bochorno del abuso de la máxima figura: El Juli y sus garcigrandes debajo del
brazo paseándose por España. No hay responsabilidad alguna y ya pueden
contratar al que inventó la Coca-Cola para hacer una campaña de 'marketing' que
esto no lo arregla ni San Dios. No interesó una mierda Juli pegapases con la
indecente bondad del torete. Mató en el segundo envite como siempre en la
suerte del julipié y le entregaron la llave de la puerta del encierro con el
público de esta plaza de gache que aplaude todo, que igual le da el torancanazo
que el toro acorne, la gayumbada que la 'corrillada'. Al final se queda uno con
la Pamplona del toro estratosférico. O con Bilbao mayormente por ser ecuación
más equilibrada.
Perera
empezó su faena al último de rodillas. Junto con el segundo, los dos de más
cara. Como los señuelos para pasar el contrabando. Se acabó pronto su docilidad
y Miguel Ángel se pegó un arrimón. Volvió a no manejar el acero como solía en
2014. A su temporada le hace falta un revulsivo.
A Julián lo
sacaron en hombros sin que dejase más huella que el desprestigio.
FICHA DEL
FESTEJO
Monumental de
Pamplona. Lunes, 13 de julio de 2015. Novena de feria. Lleno de "no hay
billetes".
Toros de Domingo Hernández y uno de Garcigrande (4º), tres cinqueños (1º,
3º y 6º), muy mal presentados en general; a excepción de 2º y 6º con más cara;
nobles y manejables en sus diferentes grados de docilidad.
Juan José Padilla, de corinto y oro. Estocada baja, estocada
rinconera, atavesada y tendida (vuelta por su cuenta). En el cuarto, estocada
honda y pasada y descabello. Aviso (silencio).
El Juli,
de azul marino y plata. Estocada pasada (oreja). En el quinto, pinchazo y
estocada (oreja). Salió a hombros.
Miguel Ángel Perera, de habano y oro. Media estocada baja (oreja).
En el sexto, pinchazo y media estocada muy defectuosa.
El Juli |
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