viernes, 10 de julio de 2015

SOLO PARA MANSOS - La edad del....Pavo

BARQUERITO
Diario De Navarra

SE LLEVAN corridos, lidiados y arrastrados veinticuatro  toros. La mitad del cargo de San Fermín. Cuatro corridas en puntas puntísimas. ¿Edad? Cuatreños y cinqueños a partes iguales. No hay estadísticas de ciego fiar, pero es probable que esta temporada de 2015 pase a los anales por un dato curioso: nunca antes, desde 1973, se habían lidiado tantos  cinqueños en ferias españolas y francesas de primera: Valencia, Arles, Sevilla, Madrid, Nimes, Vic Fezensac. Y Pamplona, que es norma en ese punto.

La edad es en el toro de lidia un factor fundamental. En cualquier animal: en los de compañía y los acompañantes, en los que vegetan en los zoológicos. Y en los pavos reales. En el parque de la vecina Burlada, a orillas del mansibravo Arga, y en el que fue jardín de la Casa Uranga, hay un pavo real de espléndido plumaje. Entre toreros y sastres del gremio se llama azul pavo a un tono índigo o añil de las sedas taurinas de vestir propio de las colas de los pavos reales. Hay niños que bajan al parque en busca de que el pavo despliegue la cola como un abanico fantástico de plumas. “¡Toro, pavo…!”

Los pavos reales, y los irreales, son tan caprichosos como los toros. El pavo de Burlada busca la sombra del palacio Uranga, campa libre como si fuera salvaje y a la hora de la siesta, y al amanecer, gime como un cuervo, turra como un toro. Parece hablar. No es un loro.

El pavo azul. Los pardos faisanes. Los mirlos. ¿Y los toros? Esa es otra. En otros tiempos –in illo tempore, se decía- las reseñas de las corridas incidían puntillosamente en la pinta de los toros. Hasta que los negros –Murube, Tamarón, Conde de la Corte, Domecq- pasaron a ser mayoría absoluta. En todas las ferias, en todas las ganaderías. No en todos los encastes. Pero proporciones asombrosas. Hace dos o tres años empezó a quebrarse esa razón. En todas partes. Veamos. San Fermín 2015, media feria jugada: ocho toros negros, uno tostadito, y quince rubios, castaños, colorados, lombardos. ¿Pasa algo? No pasa. Para gustos, los colores, dicen los clásicos.

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