BARQUERITO
Diario De Navarra
SE LLEVAN
corridos, lidiados y arrastrados veinticuatro
toros. La mitad del cargo de San Fermín. Cuatro corridas en puntas
puntísimas. ¿Edad? Cuatreños y cinqueños a partes iguales. No hay estadísticas
de ciego fiar, pero es probable que esta temporada de 2015 pase a los anales
por un dato curioso: nunca antes, desde 1973, se habían lidiado tantos cinqueños en ferias españolas y francesas de
primera: Valencia, Arles, Sevilla, Madrid, Nimes, Vic Fezensac. Y Pamplona, que
es norma en ese punto.
La edad es en el toro de lidia un factor
fundamental. En cualquier animal: en los de compañía y los acompañantes, en los
que vegetan en los zoológicos. Y en los pavos reales. En el parque de la vecina
Burlada, a orillas del mansibravo Arga, y en el que fue jardín de la Casa
Uranga, hay un pavo real de espléndido plumaje. Entre toreros y sastres del
gremio se llama azul pavo a un tono índigo o añil de las sedas taurinas de
vestir propio de las colas de los pavos reales. Hay niños que bajan al parque
en busca de que el pavo despliegue la cola como un abanico fantástico de
plumas. “¡Toro, pavo…!”
Los pavos reales, y los irreales, son tan
caprichosos como los toros. El pavo de Burlada busca la sombra del palacio Uranga,
campa libre como si fuera salvaje y a la hora de la siesta, y al amanecer, gime
como un cuervo, turra como un toro. Parece hablar. No es un loro.
El pavo azul. Los pardos faisanes. Los mirlos. ¿Y
los toros? Esa es otra. En otros tiempos –in illo tempore, se decía- las
reseñas de las corridas incidían puntillosamente en la pinta de los toros.
Hasta que los negros –Murube, Tamarón, Conde de la Corte, Domecq- pasaron a ser
mayoría absoluta. En todas las ferias, en todas las ganaderías. No en todos los
encastes. Pero proporciones asombrosas. Hace dos o tres años empezó a quebrarse
esa razón. En todas partes. Veamos. San Fermín 2015, media feria jugada: ocho
toros negros, uno tostadito, y quince rubios, castaños, colorados, lombardos.
¿Pasa algo? No pasa. Para gustos, los colores, dicen los clásicos.
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