martes, 7 de julio de 2015

FERIA DE SAN FERMÍN EN PAMPLONA – PRIMERA CORRIDA: Revelación de López Simón

Tarde felicísima y redonda del torero de Barajas. Dos faenas de valor, gobierno y carácter con jandillas más nobles que sencillos. Tres orejas, ambiente volcado con él.
López Simón
BARQUERITO
Foto: EFE

AL PRIMER TAPÓN, zurrapas. De un lado, una corrida de apabullante descaro de Jandilla y Vegahermosa, los Borjas Domecq padre e hijo ganaderos. Nobleza, tan de jandillas, pero ramalazos de dureza. Y resabios de la edad: cuatro toros cinqueños. Había que estar delante, ponerse, aguantar y jugarse la piel. De otro lado, el valor sin cuento ni sombra de renuncio de Alberto López Simón.

Una firmeza tan apabullante como la propia artillería de la corrida. Primero, quinto y sexto lucieron perchas descomunales. No tanto, pero solo por comparación, los tres restantes. El tercero, muy abierto de cuerna y sienes, acodado, tan astifino como el que más, vino a descubrir el frío arrojo, la entrega, el carácter y los brazos y muñecas de López Simón.

No se esperaba tanto escaparate de Jandilla ni se imaginaba nadie que un torero de acreditado y no solo supuesto valor como López Simón pudiera llegar a gobernar la situación con tanta autoridad, tan rico temple, tanto ajuste y tanta fuerza. La verdad de lo que entre profesionales se llama el toreo de bragueta: de dejarse rozar seda y alamares por afiladísimas puntas en muletazos de mano baja, y también en los estatuarios, que abrieron faena como una traca.

Sostener el ritmo de esa primera traca no fue sencillo. Pero el torero de Barajas, tan desmedrado y desatado como sereno, hizo fácil lo difícil y hasta lo imposible: encajarse con el toro y asentarlo, ligarlo por derecho, traérselo adentro con suavidad sorprendente –ni un tirón en faena de exuberante abundancia- y, sin perder la calma, embalarse. La ebriedad del toreo revelado que, de pronto, se sintió el amo del circo.

A la entrega correspondieron las peñas tórridas de tendidos y andanadas de sol con una pasión que en Pamplona estalla de particular manera. Al final del tobogán, toreo de rodillas que hizo las delicias de todos, un desplante casi temerario, una voltereta sin consecuencias, una tanda de mondeñinas y una estocada con vómito. El toro más caudaloso y noble de la corrida, pero el mejor toreado de los seis. Fue faena en terrenos mínimos: en la distancia precisa –el sitio, la colocación- y sin tropiezos ni pausas. Muy redondo.
López Simón
Esa desgana tan de Pamplona al soltarse el sexto de la corrida que sea –estragos del sol, que calentó no poco, y de las copiosas y bien regadas merendolas- se vio revuelta con la aparición del sexto, del hierro de Vegahermosa –con un goterón se Fuente Ymbro, probablemente-, que, bizco pero descaradísimo, largo, hocicudo y ligeramente ensillado, volvió contrario de salida, tomó capa con franqueza, se empleó en el caballos –dos puyazos de Tito Sandoval magistrales por su tino y su mesura-, persiguió en banderillas y descolgó en la muleta con estilo bueno, elástico. Toro de progresiva fijeza, imantado, toreado con desmayado dominio.

Seco muletero López Simón: seco garbo, la compostura rígida de los toreros que se postulan verticales y solo verticales, pero sueltos los brazos. Corazón para cruzarse sin titubeos. La misma firmeza a toro parado que a toro revuelto. A toro franco que a toro rebrincado. Todo pasó de nuevo en un palmito solo de arena. Y ahora la estocada sin vómito, arriba, cobrada con limpia fe. Se volcó la gente.

 Nuevo en el palco el nuevo alcalde de Pamplona –representante de una coalición cuatripartita de izquierda de vario color- y estreno de fortuna. No fue de regalo ninguna de las tres orejas. Botín merecido.
Padilla, recibido con casi el clamor de siempre, porfió seguro con un primero de corrida que cabeceó y se rebrincó. No gobernó ninguno de los ataques inciertos. El toro de la merienda no contó apenas.

Manejable, pero solo eso. Pepe Moral estuvo muy valiente con los dos de su lote –la cara del quinto cortaba el hipo, el segundo pegó violentos trallazos en señal de toro avisado en la carrera del encierro- pero no supo medir ninguna de sus dos faenas, larguísimas, resueltas en las distancias cortas, que eran las más seguras. El tremebundo quinto se acabó encogiendo pero no rindiendo. Y el segundo, ni lo uno ni lo otro.

FICHA DE LA CORRIDA
Pamplona, 7 jul. 3ª de San Fermín. Lleno. Veraniego, templado. Dos horas y veinticinco minutos de función.
Cuatro toros de Jandilla (Borja Domecq Solís) y dos -2º y 6º- de Vegahermosa (Borja Domecq Noguera).
Juan José Padilla, silencio y silencio tras aviso. Pepe Moral, silencio tras dos avisos y silencio tras aviso. López Simón, una oreja y dos orejas.
Dos puyazos perfectos de Tito Sandoval al sexto.
Pepe Moral

No hay comentarios:

Publicar un comentario