El torero de Salamanca apuesta y
sale a hombros con un toro en la frontera del genio y la casta que se dejó muy
vivo en el caballo; Joselito lidia una corrida muy seria de La Reina y El Tajo;
Padilla también corta una oreja.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaldelaserna
Diario ELMUNDO de Madrid
Santander siempre fue muy de Joselito. Tan famosa como su
faena del 93 a un toro de Buendía en Cuatro Caminos, la crónica de José Luis
Suárez-Guanes. De antología. Al maestro de la calle Montesa, siempre de sincera
lengua y castizo deje, habría que oírle si en sus días de vino y rosas sortea
un tío como el que soltó ayer en el oscuro ruedo santanderino. José anda
valiente. Cuando el toro se emplazó y se encampanó sobre su trapío silleto a la
altura de Pamplona, allí no había peón de Juan José Padilla que se hiciese
presente. Acudió finalmente con potencia a la llamada en un burladero para que
en el tercio Padilla lo recogiera y soltase los brazos con el capote a la
verónica.
Mambrú se fue a la guerra y se responsabilizó de la profusa
brega. Su jefe de filas había entregado los galones tras un quite por chicuelinas.
Justo entonces el ejemplar de El Tajo casi lo prende al ponerlo en el caballo.
Buscó las vueltas al peto con el sentido de la orientación desarrollado. Así en
las dos varas rectificadas que a regañadientes tomó.
Padilla decidió que las banderillas mejor para otro día, y
con la muleta un tanto de lo mismo ante el toro pensativo, reservón y
escarbador. Causaba un respeto imponente. Unas dobladas y una tanda con el
instinto de supervivencia a flor de piel. Y a por la espada, que tapó al menos
las bocas que se desataban.
La lluvia pareció resucitar al Pirata en el cuarto, que
equilibraba el lote aun con su armada cara. Sus bajas hechuras y su generoso
cuello aportaban la armonía. Un punto distraído sostuvo desde que pisó la
plaza, ya con las luces artificiales encendidas. Las banderillas de Padilla
alegraron a las peñas como la larga cambiada. Prometía el toro con su
humillación. Pero su duración no remató su notable y noble condición. El Ciclón
pasó de la fase ortodoxa al rodillazo y las coberturas por los costillares
agarrado a la culata. Otra estocada puso la oreja en su mano.
Quizá el toro menos castigado de la corrída de Joselito
fuese el quinto, porque un puyazo delantero desangró prácticamente al anterior
de Juan del Álamo. Dejaba por donde pisaba charquitos de sangre. Y de tal modo
se redujo hasta pararse. Del prólogo de rodillas a las manoletinas del epílogo,
Cuatro Caminos arropó a Del Álamo. Pero el presidente se opuso a una petición
que no hubiera desentonado de otras. Por la ley de la compensación, el palco le
entregó luego a Juan de Salamanca las dos orejas del penúltimo.
Del Álamo al fin y a la postre apostó dejándose tan vivo al
toro de El Tajo en una faena de toma y daca. Ahora el castigo ahorrado hubiera
venido como guante de hierro para ahormar la casta nervuda de una embestida en
la frontera del genio. Juan tuvo mérito y fibra cuando corrió la mano en
emotivas series de naturales. La limpieza se hacía difícil entre los
tornillacitos de los pitones tocados arriba. De uno de los derrotes escapó el
torero milagrosamente indemne. Aquello desprendió la emoción de lo indómito y
la pasión del deseo.
Derribó con estrépito el fuerte pero hechurado tercero en el
caballo. Jiménez Fortes se ciñó en el quite de Chicuelo desbaratando la teoría
de los espacios con el atragantón. No se lo pensó ni una vez a la hora de
clavarse de rodillas en el inicio de faena. De repente quiso intentar la
arrucina talavantista... Resolvió tal cual estaba de hinojos con un circular
invertido. El primero de una sobredosis de ellos en faena de arrimón con el
toro muy agarrado al piso. El último de El Tajo traía los pitones más astifinos
de la feria. De cuerpo más fino entre la corrida más seria de toda la Feria de
Santiago. Joselito anda valiente, que ya está escrito. Fortes se creció con el
manso, que no camelaba coles, en faena interminable.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cuatro Caminos. Viernes, 24 de julio de 2015. Sexta de feria.
Casi tres cuartos de entrada.
Toros de La Reina y El Tajo (Joselito), muy serios en sus
diferentes hechuras; reservón el escarbador 1º; desangrado el 2º; agarrado al
piso el 3º; bueno y humillador pese a un punto distraído el 4º; entre la casta
y el genio un 5º muy vivo; desentendido el mansote 6º.
Juan José Padilla, de azul marino y oro. Estocada (silencio).
En el cuarto, estocada (oreja).
Juan del Álamo, de blanco y plata. Estocada rinconerilla
(petición mayoritaria y vuelta al ruedo). En el quinto, estocada algo tendida
(dos orejas). Salió a hombros.
Jiménez Fortes, de celeste y oro. Pinchazo y estocada trasera y desprendida (silencio). En el sexto, estocada trasera y baja. Aviso (silencio).
Jiménez Fortes, de celeste y oro. Pinchazo y estocada trasera y desprendida (silencio). En el sexto, estocada trasera y baja. Aviso (silencio).
No hay comentarios:
Publicar un comentario