Un pamplonés llamado Etxepare inició en 1931 la
costumbre de lanzar un cohete para comenzar la fiesta, fue retomada en 1939 por
Joaquín Ilundáin e institucionalizada en 1941 en la forma que hoy lo conocemos.
Larrión y Pimoulier recogen el testimonio de su
amigo Javier Alonso que dice que "recuerda perfectamente, al igual que
otros amigos suyos, cómo un conocido republicano y gran pamplonés llamado
Etxepare fue el encargado de encender la llama desde 1931, fecha en la que se
proclamó la República, hasta el año 1936 inclusive. Él fue testigo de ese
primer txupinazo y recuerda que iba vestido a la moda de la época con su
pajarita y su sombrero de paja".
Este sería el origen popular del Txupinazo
parecido a como lo vivimos todos los 6 de Julio en el que un lanzador singular le da un valor
específico al inicio de la fiesta. Y es que cohetes se lanzaban desde 1901 desde
la plaza del Castillo para avisar del inicio de San Fermín. Sin embargo,
empleados de la empresa Oroquieta realizaban esta labor por encargo y nadie
pensaba ni otorgaba valor ninguno a esta labor. Etxepare, con propina de por
medio, consiguió lanzar y prender la mecha del primero desde 1931 a 1936.
Cuando comenzó la guerra fue fusilado.
En 1939, cuando terminó el conflicto, Joaquín
Ilundáin y José María Pérez Salazar retomaron el trabajo de Etxepare. En 1949
Ilundáin fue nombrado teniente alcalde y siguió con la tradición. Para 1941
éste propuso al alcalde José Garrán Mosso y a los concejales que esta
escenificación del lanzamiento se realizara desde el Ayuntamiento. Desde 1941,
el propio Ilundáin, fue el primero en lanzar el primer Txupinazo oficial.
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