jueves, 9 de julio de 2015

SOLO PARA MANSOS - Una obrita maestra

BARQUERITO
Diario de Navarra

HAY UN PROGRAMA OFICIAL de la Feria del Toro que se reparte en las taquillas cuando se retira el abono. Está elaborado con esmero impecable. Fue hasta hace poco un tríptico plegable, policromado y en papel cuché. Ahora se ha desdoblado en cinco cuerpos, plegables o desplegables. Un folleto políptico, una obrita de arte. Es más estrecho el de ahora. Papel de sólido gramaje, no se arruga, tiene aroma de madera. Magia de las viejas imprentas. Piezas de coleccionista.

El cartel de la Feria es elemento central o cenital. Lo ha sido siempre. Y este año no se sabe si más que nunca. Por ahí se andará. El cuadro tan bien imaginado y pintado de Vicente Arnás –un picador con gorguera francesa, lanza en ristre y de perfil, un caballo tordo vestido con peto azulenco y vendado con un pañuelico sanferminero- ha resultado un cartel poderosísimo. Los tres fondos, de colores difíciles –siena, amarillo y naranja-, se conjugan sin reñir.

Un acierto sobresaliente: el cuadro, el cartel y el primor exquisito del programa, en cuya  menuda pero muy legible letra viene absolutamente todo lo que tiene que venir y conviene saber. Las fechas, las horas de corrida, encierros y vaquillas, las divisas, los hierros, los nombres de los matadores en negritas y versales, los precios de las distintas localidades -¡más de cincuenta precios distintos!- , dos listas de advertencias, cautelas y prudencias, un reclamo sobe la Casa de Misericordia, una paginita de publicidad sin palabras –solo un logotipo tricolor- y, en fin, otra entera con los nombres y apellidos del personal de cuadrillas. Todos los picadores y banderilleros. ¡Todos!

Al cuarto toro de la severísima corrida de Victoriano del Río jugada ayer lo picó un Pepe Doblado –José Doblado Díaz en el programa- que será seguramente, junto a Diego Ortiz –de la cuadrilla de El Juli- el más veterano, o antiguo, de todo el elenco. Un honor no menor sino todo lo contrario. No hubo mucho que picar en esta baza, pero el primer puyazo de Pepe Doblado fue certero y bueno. La monta y la vara. Y, luego, señaló tan solo el segundo. Una banderilla se clavó en el hoyo del puyazo. ¡Qué puntería!

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