BARQUERITO
Diario de Navarra
HAY UN PROGRAMA
OFICIAL de la Feria del Toro que se reparte en las taquillas cuando se
retira el abono. Está elaborado con esmero impecable. Fue hasta hace poco un
tríptico plegable, policromado y en papel cuché. Ahora se ha desdoblado en
cinco cuerpos, plegables o desplegables. Un folleto políptico, una obrita de
arte. Es más estrecho el de ahora. Papel de sólido gramaje, no se arruga, tiene
aroma de madera. Magia de las viejas imprentas. Piezas de coleccionista.
El cartel de la Feria es elemento central o cenital. Lo ha
sido siempre. Y este año no se sabe si más que nunca. Por ahí se andará. El
cuadro tan bien imaginado y pintado de Vicente Arnás –un picador con gorguera
francesa, lanza en ristre y de perfil, un caballo tordo vestido con peto
azulenco y vendado con un pañuelico sanferminero- ha resultado un cartel
poderosísimo. Los tres fondos, de colores difíciles –siena, amarillo y
naranja-, se conjugan sin reñir.
Un acierto sobresaliente: el cuadro, el cartel y el primor
exquisito del programa, en cuya menuda
pero muy legible letra viene absolutamente todo lo que tiene que venir y
conviene saber. Las fechas, las horas de corrida, encierros y vaquillas, las
divisas, los hierros, los nombres de los matadores en negritas y versales, los
precios de las distintas localidades -¡más de cincuenta precios distintos!- ,
dos listas de advertencias, cautelas y prudencias, un reclamo sobe la Casa de Misericordia,
una paginita de publicidad sin palabras –solo un logotipo tricolor- y, en fin,
otra entera con los nombres y apellidos del personal de cuadrillas. Todos los
picadores y banderilleros. ¡Todos!
Al cuarto toro de la severísima corrida de Victoriano del
Río jugada ayer lo picó un Pepe Doblado –José Doblado Díaz en el programa- que
será seguramente, junto a Diego Ortiz –de la cuadrilla de El Juli- el más
veterano, o antiguo, de todo el elenco. Un honor no menor sino todo lo
contrario. No hubo mucho que picar en esta baza, pero el primer puyazo de Pepe
Doblado fue certero y bueno. La monta y la vara. Y, luego, señaló tan solo el
segundo. Una banderilla se clavó en el hoyo del puyazo. ¡Qué puntería!
No hay comentarios:
Publicar un comentario