El peruano se impone con valor y
corta la única oreja con el peor lote de la novillada de El Parralejo, que
lidia un extraordinario cuarto a años luz de los demás; Posada pierde con los
aceros el triunfo y se queda en una vuelta al ruedo; Varea también pasea el
anillo.
ZABALA DE LA SERNA
Diario ELMUNDO de Madrid
Foto: EFE
Un año exacto se cumplía desde que Posada de Maravillas se
destrozó la muñeca con la espada en Pamplona. Una carnicería de tendones que la
Casa de Misericordia nunca olvidó. El brindis fue para su directiva por aquello
que de bien nacidos... Tres sanfermines ya. Un doble agradecimiento con el
bombón de El Parralejo. De no ser porque venía vacío de todo. Tan cortito el
viaje que Posada abrevió la faena sin perder la sonrisa. Apenas el esbozo de
unas verónicas como volátil recuerdo.
Pero el colorado cuarto traía otras hechuras de tacazo, un
cortijo en su guapa cara, estrechito de sienes y cumplía por dentro con lo que
apuntaban sus líneas. El licor de la bravura, el ritmo y la humillación en su
embestida; la nobleza, la entrega y la clase en la muleta. 'Caneco' se llamaba.
Y cómo sería que entre el codilleo sabroso, el caderazo exagerado, el muñecazo
precoz, las poses arrebatadas y los peculiares manierismos de Posada tomaba los
vuelos como si el trazo de los muletazos acabase con profundidad. Un pase por
cada serie adquiría la dimensión exigida. Diferente Maravillas es en su alocada
interpretación del toreo. ¿Personalidad? Vale. Novillos así -como este y el del
Conde de Mayalde de Madrid- hay que reventarlos de verdad por el palo que sea y
salir lanzado a por la alternativa. La espada tendida evitó el presumible
triunfo porque acarreó el descabello... La vuelta al ruedo paseó el joven
novillero; debió otorgarse antes a 'Caneco'.
Debutaba Varea en San Fermín como Roca Rey, pero los tres
novilleros hicieron el paseíllo desmonterados. Igual que las cuadrillas.
Alguien explicó que como reivindicación de la Fiesta ante los ataques del
frentepopulismo como en Gandía o Pinto. Mensaje encriptado.
Las bastas pezuñas del novillo de Pepe Moya se veían más por
cuanto de principio se frenaba en ellas. Varea en línea le provocó romper hacia
adelante por su buen pitón derecho. Las series se intercalaron con la
izquierda, que siempre bajaba los puntos conquistados en redondo o con los
largos pases de pecho. Al alza una tanda de mano muy baja, el remate rodilla en
tierra, airoso broche antes del apurado final aprovechando el más cortito
viaje. La fulminante estocada delantera tras pinchazo provocó la sorprendente
pañolada no atendida y el paseo del anillo. Otra vez con el feote quinto Varea
mató como sin querer. Un pinchazo y de nuevo hundió la espada sin hacer la
suerte. La delanterita colocación tumbó al noble utrero sin que despegase una
faena que los enormes pases de pecho sacaban del ninguneo.
El valor de Roca Rey se estrelló con un novillo zancudo de
finos cabos y extraños y descoordinados apoyos que se defendía por arriba sin
poder ni fondo. No perdonó el tipo un quite en toda la tarde: por tafalleras,
medio farol, caleserina y revolera uno; por tremendas gaoneras de puente
trágico otro; y ceñidas chicuelinas el último. La variedad del capote sobre la
piedra de las zapatillas inamovibles. Después de un prólogo de cambiados por la
espalda, el utrero de El Parralejo se vino abajo. Y ahí Roca se lo inventó todo
con ambición y redaños, el arrimón, la arrucina, el desplante y un espadazo
descomunal. Bailó con las más feas y sacó el rédito de la una oreja de ley y
otra más que le pidieron. Proyección y futuro. La fe en sí mismo, en su destino
por encima de la suerte.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Pamplona. Domingo, 5 de julio de 2015. Primera de feria.
Tres cuartos de entrada.
Novillos de El Parralejo, de
muy variadas y diferentes hechuras; destacó el extraordinario 4º por bravura y
clase; un 2º de obediente pitón derecho sin final; noble el 5º; vacío el 1º;
descoordinado y a la defensiva el 3º; el 6º se vino abajo en su bondad; faltó
fondo y poder en general.
Posada de Maravillas, de espuma de mar y oro. Pinchazo y
estocada honda y desprendida (silencio). En el cuarto, estocada tendida y
cuatro descabellos. Aviso (petición y vuelta al ruedo).
Varea, de rioja y oro. Pinchazo y estocada honda delanterita y fulminante
(petición y vuelta al ruedo). En el quinto, pinchazo y estocada delantera.
Aviso (saludos).
Roca Rey, de salmón y oro viejo. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, gran espadazo (oreja y petición).
Roca Rey, de salmón y oro viejo. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el sexto, gran espadazo (oreja y petición).
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