Diego Ventura |
JUAN ANTONIO SANDOVAL
Tarde amable de rejones para abrir hoy la feria de
Santander, con doble triunfo de un Diego Ventura que tiró de efectos especiales
y un Leonardo Hernández que apostó por un toreo a caballo académico, con seis
toros colaboradores y sin finales de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez
Con Roneo y Milagro a medio gas le bastó a Diego
Ventura para alborotar los tendidos de Cuatro Caminos en el segundo de la
tarde. Tras dos primeros embroques sin ajuste ninguno, a toro pasado, llegó lo
más meritorio: dos banderillas al quiebro citando en corto y clavando al
estribo, frente a un astado ya a menos al que había que provocar en la corta
distancia y dejar llegar mucho.
Tras colocar las cortas al violín y volcarse sobre
el morrillo, Ventura recibió un pitonazo en la cara que no generó el K.O. sino
aparatosa y corta hemorragia nasal. Esto decantó aún más el delirio del
respetable en su favor. Pidió colocar más farpas de las que permite el
reglamento, y el presidente no accedió. Lo mató rápido, con el toro totalmente
inmóvil y cortó la primera oreja de la feria.
Otras dos obtuvo del abanto quinto, al que enceló
bien de salida con Maletilla. Luego, primaron los efectos especiales, las
piruetas y los detalles de cara a la galería montando a Chalana, Maño y, de
nuevo, Remate, que pusieron en pie a los abarrotados tendidos de sol. A pesar
de pincharlo, la petición fue potente y el doble trofeo fue a parar a su
esportón.
Leonardo Hernández se preocupó de ofrecer a su
primer oponente los pechos de los caballos, especialmente con Olé y Sol.
Idéntica verdad hubo en los embroques. El público supo captar la ética y la
estética de su quehacer y le sacó a saludar tras perder la oreja por pinchar. También
estuvo muy de verdad en el que cerró plaza, atacando siempre de frente y con
los pitones en todo momento cerca del estribo a la hora de colocar las
banderillas.
El carrusel final con las cortas resultó limpio y
ligado, lo que sumado a la presteza al matar y a la pureza del conjunto de su
labor, pesó en el palco presidencial que concedió las dos orejas atendiendo
otra clamorosa solicitud de la concurrencia.
El primero tuvo nobleza, colaboró pero le faltaron
fuerza y chispa. Tras dos rejones de castigo, Fermín Bohórquez lo hizo todo
despacio y a mucha distancia de las astas, salvo en los dos pares a dos manos
que clavó al estribo. A partir de ahí, el toro se aplomó y aquerenció en
tablas. En el cuarto, bonancible sin más, volvió a pecar
de clavar muy a toro pasado y dio un pequeño mitin con los aceros, lo que
generó pitos y bronca mientras sonaba el aviso que ordenó el palco. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez, reglamentariamente
despuntados para rejones, nobles y colaboradores, a pesar de faltarles empuje y
casta, llegando aplomados al tramo final de la lidia. El sexto ofreció las
arrancadas más vibrantes, sobre todo en la primera mitad de su lidia.
Fermín
Bohórquez: rejón trasero
(silencio); y pinchazo, dos medios rejones y cuatro descabellos (división de
opiniones tras aviso)
Diego
Ventura: rejón y descabello
(oreja); y pinchazo y rejón (dos orejas).
Leonardo
Hernández: pinchazo y rejón caído
con derrame de efecto fulminante (ovación); y rejón fulminante (dos orejas).
La plaza rozó el lleno en los tendidos de la
plaza de Cuatro Caminos.
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