El torero de Orduña abre por primera vez la Puerta Grande de Las Ventas.
"Al final tanta lucha diaria y
tanto trabajo han tenido su recompensa", dice.
"Estoy en una nube,
soy la persona más feliz del mundo", así
de pleno se sentía Iván Fandiño minutos
antes de ser aupado a hombros para salir por la Puerta Grande de Las Ventas,
la primera de su carrera, en el quinto
festejo de la Feria de San Isidro. "Aunque parezca un tópico, en estos
momentos no me cambio por nadie. Llevo tanto tiempo soñando con este día que ya
era hora de que llegara. Al final tanta lucha diaria y tanto trabajo han tenido
su recompensa", señaló Fandiño a EFE en el callejón de Las
Ventas.
Pero
la cabeza de Fandiño funciona de una
forma distinta a la de los demás, ya que, en
lugar de disfrutar del momento de forma plena y dejarse llevar por la
gloria alcanzada, reconoció que, "aunque
parezca mentira, en lo único que pienso ahora mismo es en el próximo viernes", fecha en la
que trenzará su segundo paseíllo en la feria.
"Soy consciente de que
me quedan dos tardes más y debo ir paso a paso, con mucha cautela y sin bajar
los brazos, pues creo que, si aprovecho ambos compromisos como espero
aprovecharlos, puedo hacer historia en Madrid",
concluyó el torero de Orduña (Vizcaya).
En
la otra orilla de la función, Manuel
Jesús "El Cid", quien
achacó al poco de juego de los toros su
paso discreto por Las Ventas. "La corrida no ha servido por el genio
y los ariscos que eran los toros. El único, si acaso, de mi lote ha sido el primero, que ha tenido un
buen pitón izquierdo, pero sin ser tampoco nada del otro mundo. No queda otra
ahora que esperar al miércoles que viene", declaró El
Cid.
Ángel Teruel, que hizo su segundo y último paseíllo en la feria, marchaba de la plaza con claro gesto de contrariedad por no haber podido aprovechar su paso por San Isidro como a él le hubiera gustado. "La verdad que ahora mismo estoy bastante fastidiado, pues las dos tardes de San Isidro eran mis únicas balas que tenía en la recámara para arreglar una temporada en la que, a día de hoy, no tengo nada más a la vista. Habrá que seguir entrenando, luchando, siempre con la afición intacta y esperar otra oportunidad", señaló Teruel. / EFE
Ángel Teruel, que hizo su segundo y último paseíllo en la feria, marchaba de la plaza con claro gesto de contrariedad por no haber podido aprovechar su paso por San Isidro como a él le hubiera gustado. "La verdad que ahora mismo estoy bastante fastidiado, pues las dos tardes de San Isidro eran mis únicas balas que tenía en la recámara para arreglar una temporada en la que, a día de hoy, no tengo nada más a la vista. Habrá que seguir entrenando, luchando, siempre con la afición intacta y esperar otra oportunidad", señaló Teruel. / EFE
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