Gonzalo Caballero saludó la única
ovación con un saldo de novillos de Guadaira y Montealto; Román se jugó el tipo
y la alternativa con el peor de la tarde y a Posada de Maravillas le costó dar
con la tecla del más encastado.
ZABALA DE LA SERNA
Si tu preguntas a la empresa porqué traen novilladas tan
destartaladas, te contestan que es lo que quieren los veterinarios. Si vas con
el cuento a los veterinarios, te dicen que es lo que les traen, que ellos sólo
exigen seriedad. Pero entre la seriedad y la fealdad hay un trecho como el
desierto del Gobi. La última novillada de El Montecillo marcó un equilibrio de
hechuras y trapío, un ejemplo a seguir; lo de ayer de Guadaira y Montealto fue
un saldo. Tras las hechuras suele habitar el fondo y si no, mala cosa. Mas lo
que no suele fallar casi nunca -al 99%- es que el interior de un toro mal hecho
también suele ser malo.
O sea, que en la bodega de aquel caballón con dos puñales
por delante de Guadaira, que hacía el paso español y miraba por encima de los
capotes, no podía haber más que lo que hubo: un tigre de Malasia. Por el
derecho fue un criminal de guerra. Empaló en un quite por gaoneras a Gonzalo
Caballero y a Román le pegó una paliza de ocho manos. En el suelo lo tuvo preso
y se escapó de milagro. Román, que tan alto listón había dejado el otro día
(oreja de ley incluida) en la batalla de Fuente Ymbro, regresó para sustituir a
Martín Escudero a 12 días de su alternativa en Nimes. Se entiende poco la
decisión de su apoderado Santiago López de volver a anunciar al chaval. No sólo
por el hecho de hacerlo sino por hacerlo con el material que había preparado.
Resolvió Román con un par la papeleta. Por momentos se veía que no se escapaba.
Lo mató más recto que una vela, aunque la espada se fuera pelín rinconera.
¿Agradeció alguien el gesto de dar la cara de nuevo, jugarse el tipo y la
alternativa? ¡Qué triste época de aficionados y taurinos!
Volviendo a las hechuras: el novillo mejor hecho resultó el
que más y mejor embistió, sobre todo por el izquierdo. El tercero de Guadaira
tuvo expresión y fondo encastado. Posada de Maravillas lo toreó con el compás
muy abierto a la verónica, galleó por chicuelinas y quitó por delantales.
Posada tuvo prisa en una carrerita por brindar en los medios y después la prisa
no se le quitó hasta casi el final de faena, cuando de uno en uno vació el
natural por completo sin preocuparse tanto del espejo. Sobre la mano derecha el
ritmo resultó trepidante; el utrero repetía sin acabar de irse y la
electricidad del muletazo desprendía chispas y tampoco ayudaba. El nieto de
Juan sabe torear, pero yo, querido Luis Álvarez, no lo hubiera traído una
segunda tarde a Las Ventas.
Valor para dar y tomar tiene Gonzalo Caballero. Y no lo digo
por hacer el paseíllo con un capote del Atléti. Feo como un ñu era el segundo,
coronado con dos puñalitos que... la daga es siempre más certera que la espada.
Fue pacífico el animal, y Caballero se puso pronto a torear pronto en
derechazos desmayados, encajado de riñones y descolgado de hombros. El novillo
pasaba con bondad y sin ritmo. Por la otra mano no fue igual. Los redondos se
corearon como las bernadinas finales y saludó la única ovación.
De los tres últimos novillos/toros de Montealto, el más
guapo de cara fue un corpulento cuarto de mucha y falsa movilidad, sin entrega
alguna. El quinto y el sexto se desfondaron a plomo. Y los chavales se
estrellaron con sus virtudes y defectos.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Lunes, 26 de mayo de 2014. Décimo octava de
feria. Casi tres cuartos de entrada. Tres novillos de Guadaira: altón, cornidelantero y peligrosísimo el 1º; feo y
cornicorto un 2º que se dejó con nobleza pero sin ritmo por el derecho;
encastado y repetidor un 3º bizco de mejor pitón izquierdo; y tres de Montealto: el guapo y corpulento 4º de
más movilidad que entrega; un serio 5º muy abierto de cara y desfondado; y un
grandón y largo 6º, descastado y topón.
Román, de azul marino y oro. Estocada rinconera (palmas). En el cuarto, gran
estocada (silencio).
Gonzalo Caballero, de azul marino y oro. Media estocada algo
contraria y atravesada y dos descabellos (saludos). En el quinto, estocada
atravesada y delantera y dos descabellos (silencio).
Posada de Maravillas, de azul pavo y oro. Pinchazo y bajonazo
(silencio). En el sexto, buena estocada. Aviso (silencio).
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