martes, 27 de mayo de 2014

Addiel Bolio, a 79 años de su natalicio

Adiel Alfonso de Jesús Bolio y Solís
ADIEL ARMANDO BOLIO

Un día como hoy, 27 de mayo, pero de 1935, en la Península de Yucatán, mis abuelos, doña María Solís Rendón y don Adiel Ángel Bolio Ávila, zarparon de Puerto Progreso con destino a La Habana, Cuba, en plan de descanso y a bordo del barco “Emancipación” de bandera mexicana, siendo precisamente en ese trayecto cuando doña María dio a luz a robusto niño que llevaría por nombre Adiel Alfonso de Jesús Bolio y Solís, mejor conocido años más tarde en el ambiente taurino como Addiel Bolio, el afamado y reconocido Cronista Taurino Internacional (C.T.I.).

Así, un 27 de mayo de 1935, nació la leyenda humana, periodística y taurina que dejó de existir físicamente entre nosotros hace casi ya 6 años en la tierra que lo cobijó y lo adoptó, su adorado Aguascalientes, cuando ya había cumplido 73 años de vida y, ahora, en el LXXIX aniversario de su natalicio lo queremos recordar con mucha nostalgia, gran respeto, un inquebrantable cariño y una admiración sin límite tanto por quien esto escribe como por sus hijos, nietos y biznieto, además de entrañables amigos.

A lo largo de su inquieta, aventurera, apasionada y culta vida, Addiel Bolio, siendo autodidacta, siempre buscó la superación personal a través del sinnúmero de actividades que realizó, de toda índole y en todos los niveles, pues de manera constante persiguió sus sueños y objetivos hasta alcanzarlos, lo que le dio una solidez de carácter y fortaleza de espíritu para poder con todo y contra todo.

Así era el C.T.I. Addiel Bolio o “Juncal” como cuando en alguna etapa de editor de la sección taurina del diario nacional La Afición llegara a firmar sus interesantes y aleccionadoras columnas pues congeniaba mucho con el singular personaje que protagonizaba el reconocido actor murciano Francisco Rabal como José Álvarez “Juncal”, un viejo torero retirado, quien luego de haber vivido épocas de gloria taurina, se las sabía de todas, todas.

Vaya entonces, mi añorado jefe este recuerdo a tu sagrada memoria, a la que seguiré venerando por siempre y para siempre, rememorando también tu afamada frase: “El Toreo es el Grito de Angustia, Ahogado por el Suspiro del Arte”.

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