El novillero de valencia corta una oreja y da una vuelta al ruedo en su
presentación en Madrid; Mario Diéguez y
José Garrido, también estuvieron importantes con la fea, mansa y dura novillada de Fuente Ymbro.
Román |
ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE
Impresionante Román. Tremenda su manera de jugarse la vida,
bestial la forma de exponerla y
formidable su entrega; bárbara verdad con la que se presentó, y despidió,
de novillero en Madrid. La promesa de
Valencia se pasó 40 veces por las espinillas los pitonazos geniudos del rebrincado quinto
siempre con la muleta por abajo, sin pestañear un muslo, sin mover una
zapatilla. Silbaban las balas. Los tornillazos se sucedían en ráfagas de cuatro
por pase. El novillo/toro de Fuente
Ymbro apretaba por dentro, se mordía la rabia, el veneno amenazante de sus puntas. Un trago de
ricino que se bebió el chaval bajo los tendidos del «1». La sombra inquieta entre el ¡uy¡ y el ¡ay!;
acongojantes y meritísimas las bernadinas. Como la oreja conquistada a sangre y
fuego tras media estocada y un certero golpe de descabello. Los inconformistas
de siempre protestaron con crueldad inhumana.
Román ya había mostrado sus cartas de presentación
con el manso, huido y acarnerado segundo
de Ricardo Gallardo. Lo entendió en paralelo a las tablas, en su
querencia, en su refugio, otra vez con
el secreto de arrastrar la muleta por debajo del hocico y dejársela puesta constantemente.
El ganadero Gallardo respondió con fidelidad a aquella coletilla
que se leía antiguamente en los carteles de las novilladas: desecho de tienta.
Por resumir, que la novillada de FY,
por fuera, no podía ser más fea, fuerte y desagradable en su parte última y,
por dentro, mansa de apretar hacia los adentros, de movilidad engañosa, complicada,
dura y de nula entrega incluso los que parecieron más asequibles. Lo que pasó
es que los tres novilleros, cada cual en su palo y en su concepto, anduvieron
de purísima madre: Mario Diéguez, José Garrido y Román, que se
encuentra a las puertas de una alternativa de lujo en Nimes y cuya disposición
para presentarse en Las Ventas tiene el doble de mérito.
Mario Diéguez |
Diéguez sorprendió por su idea del toreo puro. El
cornidelantero utrero de apertura de la
tarde, que no paró de correr de un lado a otro del ruedo y resbaló y
perdió la horizontal varias veces, ya se
le vino recto en la muleta en el prólogo de faena. Como con el capote. El chaval
mostró decisión para esperar a que se viniera el novillo, que nunca se venía
metido en la muleta, y luego para dibujarle muletazos con sordina en los
tendidos. Lo toreaba como si fuera bueno, y el bicho escondía más de lo que
enseñaba. Hasta que le dio un volteretón, tan alto que el cuerpo del torero de
Coria del Río completó el mortal entero. Por la izquierda la guasa ya no se
tapó. No volvió la cara el chico y lo mató a ley. Luego pincharía Diéguez
al muy serio cuarto, que en un espectacular salto hípico alcanzó el callejón
con impecable limpieza por la zona del poblado burladero de capotes. Un operario
de la plaza se llevó la peor parte. Entre el brinco y la muerte, todo lo que se
dejó el bruto fueron dos series de buenos derechazos antes de sentirse vencido
y defenderse con estilo pendenciero.
José Garrido |
Admirable fue el esfuerzo de Garrido con el vendaval de cabezazos
de un último torancanazo a la fuga. En
la misma boca de chiqueros, donde minutos atrás lo había recibido con una larga cambiada, todavía le
enjaretó unos naturales al hilo de las tablas en la escuela de su maestro y
apoderado Antonio Ferrera. Y en el anterior, con más que torear de lo
que se percibía, desplegó una infinidad de resortes técnicos de matador de toros;
sólo falló la espada para ratificar la afirmación.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Lunes, 12 de mayo de 2014. Cuarta de feria.
Menos de tres cuartos. Novillos de Fuente
Ymbro, de diferentes hechuras; fuertes los tres últimos; un feo 1º reservón
y con guasa por el izquierdo; más feo aún un manso 2º que en su querencia
humilló; el 3º sin clase, reponiendo y a peor; el serio 4º se defendió con
sordo peligro; geniudo y complicado el astifinísimo 5º; un toro el 6º, manso y
descompuesto; todos apretaron hacia los adentros, mentirosa movilidad.
Mario Diéguez, de blanco y azabache. Estocada (saludos). En el cuarto, dos
pinchazos, media atravesada y
descabello. Aviso (silencio).
Román, de corinto y oro. Estocada desprendida y descabello (petición y vuelta
al ruedo). En el quinto, media estocada
y descabello (oreja).
José Garrido, de rioja y oro. Tres pinchazos, media estocada y tres descabellos.
Aviso (silencio). En el sexto, media
estocada caída y estocada (aplausos).
Román |
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