Fernando Robleño |
ZABALA DE LA
SERNA
Fotos: EFE
La fiesta de los escolares fue un
fiasco de párvulos. Los toros de José
Escolar saltaban al ruedo sin los mínimos de trapío, flacos como tablas de
planchar. Así hasta tres consecutivos. De aperitivo, sardinas. Y la afición
torista lo denunciaba, pero con la boca
pequeña, que es como se comen las sardinas. Los veterinarios silbaban
haciendo la vista gorda. El presidente Julio
Martínez contaba nubes como Zapatero.
¿Y la bravura? Tan tempranamente
saltó al ruedo, en los albores de la tarde, enfrascada en un cuerpo de vaca
vieja, que pasadas las nueve de la noche casi se había olvidado. «¡Joder
con el torismo!», soltó un
espectador de domingo al abandonar su localidad.
Alguien debió de pensar que los pitones veletos harían pasar el gato por la
liebre con mayor holgura. Pero los pitones del primero de la corrida no tapaban
nada de su altona anatomía de Rocinante.
Tapó más lo que llevaba dentro de los 470 kilos de la tablilla, que muchos
eran. Empujó en el caballo con codicia y en la muleta respondía, especialmente
por el pitón derecho, tras remolonear. Antes de romper a embestir, se venía
andando hacia el cuerpo de Fernando
Robleño, que se había doblado toreramente en la apertura, haciendo del pase
de la firma y el de pecho broches de categoría. Robleño esperaba con la muleta puesta y cuando arrancaba la serie
el animal humillaba una barbaridad y no paraba. Cuatro derechazos muy buenos y
el remate obligado del pectoral, que escribía siempre mi querido Suárez-Guanes. Lo que no se entendió
mucho es por qué en la siguiente tanda no sólo apostó, sino que insistió por la
mano izquierda, prácticamente al
unipase, cuando por ahí no había ni de lejos el mismo ritmo. Regresó al
toreo en redondo y, quitando lo que tardeaba en el inicio, volvía el torete a
la carga. Otras dos rondas más en ese plan duró antes de desencantarse con la
carita como se desengañan los toros de su encaste, como en busca de las
musarañas. FR enfrió los mismos
tendidos que había calentado en un mitin con la espada. Un mitin de bajonazos,
que no de pinchazos. Las palmas sonaron para «Cariñoso III» en el arrastre y tímidamente para Robleño en recuerdo de los pasajes
notables.
Antes de que su siguiente turno, Pérez
Mota se despachó con solvencia un escolar
estrecho, noblón y pegajoso, en ese aire del toro vulgar mexicano. Y Miguel Ángel Delgado puso todo de su
parte a un saco de huesos que embestía a saltitos con una sosería absoluta y sin poder alguno. Otro
porte y remate traían los tres últimos. Tampoco nada como para soltar un «¡oh!» admirativo. El gas del hocicudo cuarto
de salida sembró la plaza de promesas. Fernando
Robleño lo saludó con decididas verónicas ganadoras, Pedro Iturralde agarró dos soberbios puyazos y Otero majó sendos pares de banderillas. Las promesas resultaron falsas, y la bravura
fue bravuconería. En la muleta de Robleño,
el toro respondió al envenenado comportamiento de venirse y nunca irse, atacar
y no despegar. Y, para colmo, se echó al
tercer pinchazo.
Mota se estrelló con un quinto gazapón, que medía y se frenaba apoyado en las
manos; y Delgado, que resolvió con
seguridad con el acero, hizo lo propio con un basto último que se defendía a
cabezazos. A mí me gustaría volver a ver a estos dos toreros con unas mínimas
opciones, en otra fiesta donde haya más de una vaca brava...
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Domingo, 11 de mayo de 2014. Tercera de feria.
Menos de tres cuartos de entrada. Toros de José
Escolar, mal presentados, sin remate ni trapío los tres primeros; bravo el
altón y veleto 1º, especialmente bueno por el derecho; noblón y pegajoso el estrecho
2º; soso y sin poder un 3º también sin hacer; algo más rematado y serio el bravucón
y engañoso 4º, de venirse y nunca irse; también más aparente el gazapón y
parado 5º; el hermoso y distraído 6º se
defendió a cabezazos.
Fernando Robleño, de blanco y plata con
cabos negros. Estocada en los sótanos, estocada caída y dos descabellos
(aplausos). En el cuarto, tres pinchazos
y se echa. Aviso (silencio).
Pérez Mota, de azul marino y oro.
Estocada caída (silencio). En el quinto, tres pinchazos y descabello (silencio).
Miguel Ángel Delgado, de blanco y plata.
Estocada trasera (silencio). En el sexto, estocada (silencio).
Pérez Mota |
EL CARTEL DE MAÑANA
Tres novilleros, un objetivo: Lograr lo que no ocurre desde 2007
Este lunes se celebra la primera novillada de la Feria de San Isidro, con
la presencia de Mario Diéguez, Román
y José Garrido. Los tres lidiarán un
encierro de Fuente Ymbro y buscarán conseguir algo que no sucede desde hace
siete años.
- Un novillero no sale a
hombros de la Feria de San Isidro desde que lo hiciera Pepe Moral en 2007.
- Un novillero no corta
oreja en dos tardes distintas en un mismo año en Madrid desde Juan Pablo Sánchez en 2010. El
lunes puede lograrlo José Garrido,
que el 1 de mayo cortó una oreja en su debut.
- Mario Diéguez toreará la novena
novillada en toda su carrera.
- Es la tercera vez que Mario Diéguez torea en Las Ventas.
En su presentación el pasado año dio una vuelta al ruedo.
- Román hace su presentación en
Las Ventas. Los dos novilleros que han cortado una oreja en Madrid esta
temporada (Vicente Soler y José Garrido) lo hicieron en la
tarde de su debut.
- José Garrido es el único novillero
que ha cortado tres orejas esta temporada en una plaza de Primera
Categoría. Fue en la pasada feria de Fallas.
- José Garrido ha toreado tres novillos
de Fuente Ymbro con importantes resultados: En Sopuerta
indultó a «Agitador» y en
Villaseca de la Sagra les cortó tres apéndices. Por su parte, Román puntuó en 6 de los 9
novillos que toreó en 2013.
- No se ve un animal con el
hierro de Fuente Ymbro en Las Ventas desde el 25 de mayo de 2012, donde
sólo cuatro animales pasaron el reconocimiento y uno fue devuelto a los
corrales. No lidia un toro desde la encerrona de Miguel Ángel Perera en 2008. En esa ocasión, el animal fue
lidiado por David Saleri al
caer el extremeño herido de gravedad en sus toros anteriores.
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