Juan José Padilla |
CARLOS CRIVELL
Fotos: EFE
Fotos: EFE
La imagen querida de Juan José
Padilla se adueñó de la tarde. La típica corrida del sábado a la que acude
un público festivo y generoso fue fiel a lo que se conoce de pasadas ediciones.
Por tercer año se repitió el mismo cartel de toros y toreros en la fecha del sábado de farolillos. Esta corrida es el
día de la marmota. Se repite un año
tras otros con los mismos argumentos. El público disfruta sin exigir a los
espadas un mínimo de clase; sale casi siempre una buena corrida de toros, que
suele ser desaprovechada por la terna.
Pero no pasa nada. Es posible que en 2015 se repita esta combinación, aunque a
tenor de la actitud de alguno de ellos, El Cordobés, lo más probable es que
se haya llegado al final del invento.
Se salvó Padilla porque es un
héroe para el pueblo y porque puso a contribución del triunfo toda la
carne en el asador. Su presencia fue
acogida con júbilo. El jerezano no escatimó ningún esfuerzo; al revés, lo intentó todo.
Se fue a portagayola en el segundo. Tiene mérito. En esa puerta ha sufrido cogidas
tremendas. Al quinto lo toreó con el capote a la verónica con gusto y reposo. Puso
banderillas con entrega y algunos pares de perfecta ejecución.
Con el público de su parte, Padilla
comenzó de rodillas, siguió con la derecha y a partir de ahí el animal, de
buena condición, fue bajando sus prestaciones y la faena no tomó altura. La
plaza pidió la oreja, tal era el tipo de asistentes, y se dio una vuelta en la
que fue proclamado el hijo más querido del escalafón.
Todavía le quedaba el quinto, un toro excelente por movilidad y fijeza. La
corrida de Torrestrella, variada y noble, tuvo su mejor ejemplar en el
llamado «Pastelito», que no se cansó
de embestir, a veces con la cara alta. Padilla,
que lo había cuajado de capa, volvió a entusiasmar con los palos y trazó una faena
de mérito desde los estauarios del inicio a los adornos finales. Embistió por
los dos lados y por ambos se relajó el jerezano antes de matar de una estocada muy
trasera. Ahora la oreja se pidió con estruendo. Lo dicho, Padilla es un héroe para el pueblo y bien que se lo ha ganado con
su testimonio.
El resto del festejo fue una pesadilla para el buen aficionado, que alguno
debería estar por la plaza. Fue una pena que toros tan dóciles se fueran al desolladero
sin torear.
El caso de El Cordobés fue llamativo. Manolo
Díaz mostró una actitud extraña de principio a fin, como si estuviera
ausente, desmotivado, deseando acabar cuanto antes con el compromiso. Solo así
se explica que al primero apenas lo probara por el derecho, por donde no tenía
mayores problemas, para luego verse superado por la izquierda y cortar por lo
sano. No es una actitud normal en un torero voluntarioso, de calidad justa,
pero sin ninguna duda pundonoroso.
Más extraño fue lo que sucedió en el cuarto, otro toro noble que parecía tardo
en sus embestidas, lo que debió ser más porque El Cordobés le escondió
la muleta desde que se puso delante. Así era imposible. Había dejado la lidia
en manos de su banderillero Raúl Caricol, y lo mató en cuanto tuvo
la primera oportunidad. Se preguntaban algunos si no estaría enfermo, pero se
supone que de ser así no se habría vestido de luces para dar una imagen tan patética.
El Fandi completó una tarde más en
Sevilla con sus habituales virtudes y defectos. Este año han ganado los contras
de un torero que en ninguno de sus dos reses se quedó quieto con la muleta. El
tendido gozó con sus banderillas, todas
colocadas a toro muy pasado, aunque ciertamente espectaculares. Algún lance
al sexto tuvo el sello que el de Granada ha mostrado en el pasado.
Sus dos faenas de muleta fueron un ejemplo de cómo desperdiciar a reses más
que potables sin lograr el mínimo lucimiento. En permanente movimiento, bailando
toda la tarde, es imposible torear medio bien. El tercero fue un prodigio de
movilidad; el sexto embistió mucho. El Fandi dejó infinidad de pases sin
dejar ninguna huella. / Diario El Mundo de
España
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sevilla. Sábado, 10 de mayo de 2014. Décima de Feria.
Tres cuartos de plaza. Toros de Torrestrella,
bien presentados, justos de raza y nobles en general. Quinto y sexto, los
mejores en conjunto. Minuto de silencio por Antonio Codeseda.
"El Cordobés", de celeste y oro,
pinchazo y media atravesada. Silencio. En el cuarto, pinchazo y estocada. Algunos pitos.
Juan José Padilla, de grana y oro,
pinchazo y estocada. Vuelta al ruedo, En el quinto, estocada muy trasera. Una
oreja.
"El Fandi", de caña y oro,
estocada caída. Silencio. En el sexto, estocada atravesada. Ovación.
El Fandi |
El Cordobés |
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