lunes, 19 de mayo de 2014

FERIA DE SAN ISIDRO 2014 – DÉCIMO FESTEJO: Emboscada de moruchos de Fornilhos


Paulita, Morenito de Aranda y Sebastián Ritter solventan y se imponen a una infumable e  impresentable corrida del hierro de portugués; destacó tanto en la brega como con los palos Luis Carlos Aranda.
Paulita


ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE

Una emboscada se tendió ayer en Las Ventas a dos toreros con corte de estilistas y otro  con sello de valiente. Una emboscada contra el toreo. Los veedores y la empresa  prepararon con esmero una moruchada de Couto de Fornilhos candidata, desde el  momento de embarcarse, al premio a la corrida más fea de San Isidro. Pasaron el  reconocimiento cuatro con sus caras paletonas, frentudas, acarneradas; sus cabezas  abufaladas, mestizas, hijas de mil leches. Si existiera un criterio veterinario legalmente  respaldado por una ley del buen gusto, los cuatro habrían seguido el camino de la “rue”. Y si algún tribunal persiguiera delitos cometidos contra la afición y la torería andante, los  responsables de la compra de los coutos a precio de pelo puta no se reirían tanto de esta  plaza. ¿Cómo esperaban que se moviera aquella escalera impresentable más que a  topetazos, a arreones de golpe de riñón o a impulso de pelea de carneros del Hombre y la  Tierra, si es como sale habitualmente?

Ni Paulita ni Morenito de Aranda, conceptuados como artistas, se descompusieron lo más  mínimo. Y tampoco Sebastian Ritter, herrado con el fuego de la valentía, que sufrió un volteretón del tercero. Ritter se levantó sin mirarse del paletazo que le había tirado el  morucho de Fornilhos cuando lo toreaba por la mano derecha. Como en dos tiempos, el toro empaló al torero impasible colombiano, de tal modo que el puntazo se dibujó en la parte de atrás de la taleguilla. A saltos embestía la prenda portuguesa con carácter 'mourinhista', y  atacaba al palillo de la muleta y por dentro por el pitón izquierdo. El chaval se demoró con la espada, que parece su flanco débil. El terrorífico arrimón que se pegó con un cinqueño pasado de Gerardo Ortega -al menos con apariencia de toro, muy armado por cierto- lo lastró también el puñetero acero. Los pitones astifinísimos daban en los bordados de la banda de la taleguilla como el filo de una navaja amenazante. Ni pestañeó un muslo el colombianito de frío valor castellista para inventarse y extraer todo de aquellos parcos y parados viajes. La ovación de despedida se lo agradeció. Ahora a ver si su apoderado Juan Cubero, último responsable en el toro de Taurodelta, centro neurálgico de todos los conocedores del campo, tiene un poquito de ojo para la próxima. O de buen gusto no más.

Morenito de Aranda componía el tío la verónica y el animal de medio pelo pasaba por allí  desentendiéndose del capote; la media de brazos caídos despertó oles y aclamaciones  varias. Pero en el quite en el que intervino Ritter quedó muy claro ya cómo toparía el  morucho. Apretó una barbaridad en banderillas hacia los adentros y también en el prólogo  de Morenito con las tablas a la espalda... ¡Qué pitonazo se llevó cuando le ofreció la  izquierda! La clave fue esconderle casi la muleta de mitad de viaje hacia delante y matar el muletazo de golpe para que el empellón pasará al menos sin enganchar.

Durante la lidia del grandón y viejo buey quinto (610 kilos), que cerraba más la cara, pasó de todo: saltó un espontáneo con más ganas de que lo trincasen que de pegar pases, en la grada del «8» se zurraron dos aficionados y en el ruedo Luis Carlos Aranda clavó un  soberbio par en terrenos de chiqueros. Morenito de ídem aprovechó que el manso humillaba  como jamás pensó ninguno de sus hermanos, y el burgalés lo tocaba por abajo muy firme y centrado. Mas no debió prolongar tanto el esfuerzo, que al encasquillarse la espada bordeó el tercer aviso.

Paulita, inédito con un toro de piedra de Ortega, no se arredró nunca con un cuarto de  Morucho de Fornilhos, igual de feo que segundo y tercero pero con 565 kilos en cuesta  arriba. Engallado esperaba siempre. Ni los toreros doblones lo corrigieron. «¡Qué asco de  ganadería!», gritó el Rosco. Todavía el tal 'Embaixador' le pegó un arreón al fino torero  aragonés como para arrancarle el brazo. Acometía con la cabeza torcida. Como si le  pesaran las malas ideas.

FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Domingo, 18 de mayo de 2014. Décima de feria. Menos de tres cuartos de entrada. Toros de Couto de Fornilhos, una escalera impresentable de moruchos malos; y dos de Gerardo Ortega (un 1º cinqueño, bajo, serio y parado y cinqueño 6º muy  armado y también frenado.
Paulita, de grana y oro. Pinchazo, media estocada tendida y tres descabellos (silencio). En  el cuarto, estocada corta (saludos)
Morenito de Aranda, de verde oliva y oro. Estocada corta tendida y descabello. Aviso  (palmas). En el quinto, tres pinchazos y media estocada y tres descabellos. Dos avisos  (silencio).
Sebastián Ritter, de blanco y oro. Tres pinchazos y estocada pasada (silencio). En el sexto,  pinchazo y estocada baja (ovación de despedida).
Sebastián Ritter, todo valor, ante mulos de nula condición para el lucimiento
Morenito de Aranda

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