Cortó dos orejas al primero de su lote pero no redondeó la
mañana. Fernandes cortó un trofeo benévolo al primero y Valdenebro le puso voluntad y dio una vuelta
al ruedo.
Fotos: EFE
Diego Ventura buscaba la décima, como les sucede a algunos equipos de fútbol, pero se
quedó sin ella por muy poco. El rejón que colocó al quinto no tuvo efectos
rápidos, el toro se amorcilló y fue preciso el descabello. La petición de oreja
fue mayoritaria, pero el palco este vez no sacó el suyo. Las decisiones de los
presidentes son un misterio. No es que fuera injusto, sino que los presidentes
en esta feria han concedido trofeos por peticiones minoritarias y esta vez se negó. Por ello, Diego Ventura se quedó sin su décima Puerta del Príncipe. ¿La había
merecido? Pues no, para qué nos vamos a engañar. Sobre todo si entendemos que esa Puerta es la
consecuencia de una actuación completa.
Ventura le cortó las dos orejas al espléndido toro segundo de Carmen Lorenzo por una
labor en la que «Chalana» fue la gran
estrella. Su dominio al correr de costado a dos pistas y meterse por dentro
junto a las tablas, así como sus piruetas fueron la demostración de su calidad
como caballo torero. La faena siguió con «Oro»
citando a una mano y la finalizó con «Remate»
con un rejón fulminante.
Con el quinto, toro manso, su labor fue lenta y premiosa, tal vez la única
posible, pero poco vistosa. Levantó el nivel sobre «Milagro» y lo quiso asegurar con los bocados de «Morante». El toro se resistió a morir
tras un rejón defectuoso y la oreja se esfumó o el palco no quiso concederla.
Nadie se hubiera alarmado si se otorga. Se quedó sin la décima, aunque esta vez
no fue el mismo rejoneador apabullante de otras tardes.
La mañana comenzó con una labor irregular del portugués Ruiz Fernandes, preñada de piruetas como
recurso mayor, y adobada con fallos al clavar. Sobre «Único» elevó sus prestaciones, llegaron los balanceos y la muerte
rápida del toro, condición imprescindible para cortar trofeos en festejos de rejones,
condicionó una petición sin causa justificada y el palco, benévolo, la
concedió.
El cuarto tenía afición a vivir cerca de las tablas. El portugués lo intentó
en distintos terrenos en una faena premiosas y sin gran relieve. Mató mal.
Luis Valdenebro mostró una notable progresión en su estilo en el toro tercero. Le ayudó el
de Carmen
Lorenzo, lo que fue definitivo para el joven caballero brillara sobre «Mosca» y «Atlas». Sus pares con quiebros, las carreras de costado y la faena
en sí mismo estuvo presidida por el temple y el acierto al clavar arpones y
banderillas. El toro tardó en morir y perdió un trofeo que había ganado como
rejoneador.
El sexto fue más complicado. En este caso hubo algunos tropezones a las
cabalgaduras, aunque la voluntad del caballero quedó siempre manifiesta. Falló
un primer par a dos manos sobre «Atlas»,
pero a la segunda lo colocó con acierto. A la hora de la muerte se pudo comprobar
su falta de experiencia.
En definitiva, una mañana de calor intenso, algunas gotas de buen toreo a caballo
y una asistencia menor en comparación con la de otros años. Es decir, la crisis
no respeta a nadie. Y Ventura se fue
a pie cuando bien podía haberse ido en volandas. Por su Puerta del Príncipe. La
décima debe esperar.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sevilla. Domingo 11 de mayo de 2014. Matinal. Dos tercios de plaza. Cuatro
toros de Carmen Lorenzo, uno de San Pelayo (1º) y uno de San Mateo (5º), correctos de presencia,
despuntados, justos de fuerza y raza y rajados,
excepto el segundo y tercero, los mejores.
Rui Fernandes, rejón trasero (una
oreja). En el cuarto, dos rejones y dos descabellos. (Saludos).
Diego Ventura, rejón fulminante (dos
orejas). En el quinto, rejón trasero y descabello (saludos).
Luis Valdenebro, rejón trasero (vuelta
al ruedo). En el sexto, tres rejones de muertes y once descabellos (silencio).
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