CRISTINA MAYMÓ
Francia acaba de cerrar el último capítulo de una cuestión
que ha levantado ampollas los últimos cinco años: la inclusión de las corridas
de toros en su lista representativa del patrimonio cultural, primera etapa para
ser declarado bien inmaterial de la humanidad por la Unesco.
El Consejo de Estado galo, máxima instancia administrativa
del país, zanjaba el tema hace apenas dos semanas, al rechazar el recurso a
favor de la presencia de los toros en ese inventario, aunque el debate sigue
abierto y las versiones sobre la misma son plurales y contradictorias.
El presidente del Observatorio Nacional de Culturas Taurinas
(ONCT), André Viard, afirma a EFE que aunque el Ministerio de Cultura no lo
publica debido a las "amenazas recibidas", los toros siguen en la
lista porque la supresión de un elemento solo es posible si la tradición deja
de existir. Una fuente oficial del Ministerio lo contradice y asegura que la
salida es posible tanto si la tradición pervive como si no. Por su parte, la presidenta
de la Alianza Anticorrida, Claire Starozinski, acusa a los protaurinos de
sobredimensionar el alcance de esa inscripción.
Todo empezó en abril de 2011, cuando el Ministerio de
Cultura incluyó las corridas en el inventario del patrimonio que la UNESCO requiere
a cada país para poder presentar cualquier candidatura a bien cultural de la
humanidad. Cultura publicó el nuevo elemento en su página web, y lo retiró de
esta un mes después para intentar acabar con la polémica generada.
Frédéric Mitterrand, quien dirigía la cartera de Cultura
entonces, desveló en 2013 en su libro "La Récréation" que la decisión
de incorporarlo en el inventario se tomó a sus espaldas y que incluso el propio
primer ministro en ese momento, Francois Fillon, le prohibió intentar
revocarla.
Aunque la inclusión no otorga protección ni beneficios
fiscales, y solo constata la existencia de esa tradición de forma
ininterrumpida en un determinado lugar, el anuncio había dividido a la opinión
pública y provocado un alud de protestas de asociaciones antitaurinas y de
protección animal.
Agrupadas, decidieron tomar medidas legales contra la
inscripción de esa práctica que, en su opinión, el Código Penal galo
calificaría de "abuso grave y crueldad contra los animales" de no ser
porque está protegida en 11 departamentos al considerarla una "tradición
local ininterrumpida". El tribunal administrativo de París falló en su
contra en abril de 2013, pero una resolución de 2015 acabó dando la razón al
recurso que presentaron.
Ese dictamen entendió que cuando el Ministerio retiró toda
mención de la tauromaquia en su página web "a causa de la agitación
suscitada", también estaba eliminando los toros del inventario en sí. El
ONCT quemó el último cartucho para legitimar la inscripción al presentar un
recurso al Consejo de Estado, pero este fue rechazado por defecto de forma el
pasado 28 de julio.
"Las corridas representan alrededor de 200 espectáculos
anuales" en Francia, informaba la desaparecida ficha informativa de la
página web ministerial, "y reúnen a más de 700.000 espectadores" en
una cincuentena de ciudades de tradición taurina lideradas por Bayona, Arlés y
Nimes.
En pleno debate, el municipio de Dax inauguró este viernes
su feria taurina, con José María Manzanares y Curro Díaz, bajo fuertes medidas
de seguridad, reforzadas tras los últimos atentados yihadistas vividos en el
país. / EFE
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