KIKE ROSALES
@kikefutbol
Dicen
que uno debe parecerse a lo que dice, de hecho es un acto ético, si hablas de
honestidad hacerlo es un deber, a veces las cosas no son agradables, claro van
por eso que llaman vanidad que en muchos momentos es un acto de soberbia.
Por
medio del whasapt recibimos un mensaje de voz del matador peruano Paco Céspedes
después de su última actuación en Tariba; de forma por demás educada el matador
nos indicaba el no estar de acuerdo que en la crónica se había finalizado
diciendo que había matado de un bajonazo y él había dado la vuelta al ruedo.
No
pidió cambiar la nota, tampoco utilizo el vulgar y rastrero lenguaje de los que
no tienen la razón, argumentó que la espada no fue baja, que además lo había
consultado con el resto de toreros y se lo confirmaban.
Tampoco
decir que se cambiara lo usado, solo que para el no es baja y actuó en defensa
de su profesión.
Lo
ideal sería decir que no fue baja, eso nos llevaría a acabar con el tema, pero
lo más llamativo es la entereza mostrada por el matador peruano, eso tiene más
valor que precio.
Lo
más objetivo es asumir la responsabilidad de lo dicho, sin maculas ni subterfugios,
la opinión del matador vale, si el considera que no estuvo como se dijo por
esos “blandos” la espada es entendible, “yo no maté de un bajonazo”, si es
precisamente por ese término que se aprecia por momentos desmedido se presenta
una excusa.
Pero
lo más importante es que en estos tiempos tan burdos y arteros un hombre
defiende su posición con argumentos, y plantea una discusión en base a
razonamientos y no gritos.
Quizá
muchos estén con su posición en cuanto a
la estocada, eso es lo mejor en el mundo del toro, la plaza tiene distintos
tendidos y por ende varios puntos de vista.
Lo
otro y que sirve de experiencia es que los que ejercemos la crítica (que es el ejercicio
del criterio) no somos infalibles y podemos cometer equivocaciones que si
ocurren no nos ruboriza aceptarlas.
Los
más destacable es que Céspedes dice -yo no di la vuelta al ruedo, yo me tapé-
lo cual es cierto, es decir que está fiel a no robar triunfos cuando no se los
gana, que más allá del sitio de la caída de la espada lo bueno del peruano que
además torea con gusto es que se parece a lo que dice, y ya eso merece respeto.
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