ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
El aspecto de Vista Alegre ha sido desolador en la mayoría
de las tardes. Una imagen vacía y azul. La asistencia ha caído un 10% respecto
a 2015, según los datos ofrecidos por la gerente, Nerea Heppe y que publica hoy
El Correo. Nerea anuncia también "un paquete de medidas urgentes".
Las "medidas urgentes" vienen con un retraso de cinco años. La
sangría en los últimos ocho años es de 40.000 espectadores.
Cuando salieron los carteles, sólo cuando salieron, pues tal
es la discreción que gasta mi inseparable compañero de San Isidro, a la sazón
presidente de la Comisión Taurina de la Junta Administrativa de Bilbao, Javier
Aresti me preguntó opinión. Le dije que me parecían muy flojos y que ojalá me
equivocase pero temía un batacazo. No me equivoqué, desgraciadamente. Y en al
artículo Ojalá Bilbao vertía aquellos
temores. Agravados con la ausencia de Roca Rey.
La gestión de su sustitución dio una de cal con Ginés Marín
y otra de arena con el sindiós y la falta de autoridad y criterio que generó
tan mal ambiente en la segunda tarde. Los carteles habían usado "la
apuesta por la juventud" como escudo. Como coartada para un presupuesto
menor. Y ya se sabe que jugador de chica, perdedor de mus.
Nunca se habían conocido unas Corridas Generales sin
dobletes de las figuras en los últimos 21 años. A la juventud hay que darle
paso y combinarla pero no echarle toda la responsabilidad de una feria. Todavía
no. Si las figuras no doblaban, debían haber estado todas. Y tampoco. Dejarse
fuera a Manzanares y Talavante ha sido error sobre error. En el momento en el
que más necesitaba Bilbao remontar.
Nerea Heppe también declara en El Correo que pese a todo
Vista Alegre goza de buena salud "económica". Este ha sido uno de los
errores mayúsculos de los últimos años: funcionar única y exclusivamente para
que salgan las cuentas agarrados a unos precios exageradamente altos (y unos
presupuestos cada vez más asustadizos).
Las pobres entradas que a los ojos del común de los mortales
son un fracaso, en taquilla funcionan. Es una política cortoplacista. A la
tormenta que se cernía sobre Bilbao vino a sumarse la gran Semana Grande de San
Sebastián. Una feria no aguantaba el contraste con la otra. Y aficionados que
siempre elegían una feria del Norte para gastar el presupuesto taurino del
verano, y elegían Bilbao, escogieron Donosti. La presencia de José Tomás y todo
lo demás. Bilbao no supo responder.
Nadie comprende la relación de la Junta Administrativa con
la Casa Chopera, gerente en Vista Alegre. Es como si lo que debía ser una
relación de exigencia y responsabilidad hubiera derivado con los años en una
simbiosis. No hay una separación de poderes. Es más: nadie dirige una sola
crítica a los Chopera. Como si no existiesen. Ni una sola referencia a su
gestión en la extensa doble página de El Correo. Ni en un coloquio. O no se
leen ni se oyen si las hubiere.
Al paso de todas las críticas salen los miembros de la
Comisión Taurina de la Junta Administrativa, que asumen y encajan todas las
bofetadas. No vendría mal tampoco un mínimo de autocrítica. Centrar el debate
de la preocupante situación taurina de Bilbao en el juego de las ganaderías se
antoja un ejercicio de miopía. Es verdad que el "toro de Bilbao"
siempre fue eje y emblema. Tanto como que históricamente contó con las
ganaderías señeras. Como así ha sido. Otra cosa es que no hayan embestido.
Circunstancial y aleatoriamente pasa.
Garcigrande pincha igual en Bilbao que en Málaga, Alcurrucén
igual en Bilbao que en Albacete, Fuente Ymbro igual en Bilbao que en
Valencia... Esto parece que en Bilbao no puede pasar. Pues pasa. Otro año
vendrá de otro modo. Lo que no puede fallar es la presentación. Es lo único que se
puede y se debe garantizar (ay, Victorino). Reflexionen, cambien y
alternen hierros si quieren pero no entren en esos terrenos demagógicos de
"ganaderías comerciales" y "ganaderías toristas".
Arenas movedizas y fútiles. Un debate más universal y
enriquecedor sería el que profundizase en la fractura "geográfica" y
cultural que se ha producido en la ciudad de Bilbao.
¿Por qué la plaza de Vista Alegre ha quedado tan aislada?
¿Por qué fluye durante la Aste Nagusia una población turística cada año mayor
que desconoce que existen toros? ¿Por qué la corriente que discurre por el
Bilbao moderno no tropieza con ni un solo reclamo, ni una oficina volante de
Vista Alegre, oficina informativa si quiera? ¿Por qué no trabajan las vías de
las agencias de viajes? ¿Por qué terrazas, bares y restaurantes cuelgan el
"no hay billetes" y la gente no "sube" a la plaza?
Falta trabajo en la dirección adecuada, falta pensar
(también) más allá de toro. ¿Y el Ayuntamiento qué dice o en qué ayuda más allá
de su presión para que salgan las cuentas a costa de todo (o esto han traducido
Junta y Choperas)?
El Bilbao taurino tembló con la crisis de 2007 y la huida de
las grandes empresas y la caída del abono pero no se derrumbó. Sólo que el
inmovilismo es veneno silencioso. El paquete de "medidas urgentes" ya
viene tarde. Pero que venga. Contra la degeneración, regeneración. Ya lo dijo
el sabio.
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