El rejoneador de La Puebla cuaja
una de las grandes faenas de la temporada a caballo pero falla con los aceros
de muerte y su balance se queda en una oreja y vuelta al ruedo.
Diego Ventura |
CARLOS CRIVELL
@carloscrivell
Diario ELMUNDO de
Madrid
Duelo en una plaza de primera entre Hermoso y Ventura. El
toreo a caballo los necesita juntos en las plazas porque son las grandes
figuras de este tiempo. En Málaga ganó Ventura, que salió a por todas, además
de tener la suerte de enfrentarse a los dos mejores toros de Bohórquez. Ventura
se mostró acertado y templado en el primero de su lote a lomos de Nazarí,
caballo flexible, eterno en su duración como gran cabalgadura. Salió uno nuevo
de nombre Ritz y se puede asegurar que será una estrella en breve. Labor de
impacto absoluto, de conexión con el tendido, que solo tuvo como lacra un rejón
de muerte fallido.
Pero lo mejor estaba por llegar en el quinto, otro toro de
buen tranco murubeño, al que cuajó sobre Sueño la que puede ser una de las
faenas del año en el toreo a caballo. Valiente, templado a dos pistas, enorme
en los cambios de terreno, soberbio en los quiebros, todo un recital que
culminó con las banderillas citando muy en corto, a cinco metros, para quebrar
en una loseta y clavar en lo alto. Diego Ventura atraviesa el momento
culminante de su trayectoria, ayudado por una cuadra espléndida. Y qué Sueño
más completo este castaño lusitano. De manera lamentable, en este quinto, del
que tenía las orejas en las manos, falló con los rejones finales. De una Puerta
Grande a una vuelta clamorosa. Diego lloró de rabia.
Pablo Hermoso tropezó con dos toros poco colaboradores. El
primero, con muy poco celo. Bien el caballero navarro, muy seguro siempre, con
especial lucimiento sobre Berlín. En el cuarto, manso entablerado, lidió con
perfección sobre Disparate. En ambos falló a la hora de la muerte.
Por su parte, el joven Manzanares anduvo centrado en el
tercero, también con poco celo. Sobre Farruquito brilló en banderillas, aunque
su labor no remontó hasta el triunfo. Tampoco fue un dechado de bravura el
sexto. El joven Manzanares tuvo que luchar contra la condición distraída del
animal. Sobre Príncipe logró un par meritorio. No faltó algún tropiezo de las
monturas. La discreción imperó en su tarde.
BOHÓRQUEZ / Hermoso, Ventura y Manzanares
Seis toros de Fermín Bohórquez,
despuntados para rejones, correctos de presencia, en geenral con poco celo y
pasados de kilos. Los mejores, 2º y 5º. Manso, el 4º. Resto, con poco celo.
Hermoso de Mendoza, saludos y saludos.
Diego Ventura, una oreja y vuelta al ruedo.
Manuel Manzanares, saludos y silencio.
Plaza de La Malagueta, 21 de agosto de 2016. 8ª de Feria. Tres cuartos
de plaza.
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