Fernando Robleño corta la única
oreja de la tarde en el regreso de los pablorromeros a La Malagueta.
CARLOS CRIVELL
@carloscrivell
Diario ELMUNDO de
Madrid
La otrora famosa ganadería de Pablo Romero, ahora Partido de
Resina, sólo conserva la estampa de sus toros. Seis ejemplares bellos, guapos
de verdad, pero mansos y absolutamente descastados. En su día, a esta ganadería
se enfrentaban las figuras. La afición quisiera ver a los mejores de hoy
delante de los toros más encastados. No son encastados los de Partido de
Resina, que sólo pasan el examen por sus hechuras. Fue una moruchada muy bella.
López Chaves y Fernando Robleño están curtidos en la lidia
de las reses más duras del campo bravo. En el caso del primero, no pudo ofrecer
nada de su tauromaquia ante dos animales de lucimiento imposible. El que abrió
plaza fue un manso intergral que huyó de su sombra. El cuarto, parado como si
lo hubieran apuntalado al albero de La Malagueta.
Fernando Robleño mató un sobrero de El Torreón con 640
kilos. Eran dos toros pegados. El oficio de Robleño le sirvió para sujetar al
toro y torear con la derecha en tandas en las que le tapó el horizonte y lo
llevó con mando y solvencia. Faena de torero experto, por encima del animal que
no tuvo más virtud que la de humillar. La oreja premió su capacidad para estar
con tanta suficiencia delante de semejante toraco.
El quinto fue el hermano del que abrió plaza. Bellísimo,
corniabiero, una estampa de La Lidia, pero de una mansedumbre sin límites.
Corrieron toro y torero por la plaza sin que fluyera la belleza de la lidia o
el toreo.
Javier Jiménez volvía a los ruedos tras el percance de
Pamplona. Tiene mérito volver con este ganado. Javier estuvo valiente con el
capote en lances al delantal y le plantó cara al tercero, un inválido con
cierta nobleza, en una faena con la izquierda muy decidido, dejando muletazos
de mucho sabor y empaque. Alargó la faena cuando el toro ya no quería embestir,
se afanó en manoletinas de rodillas para calentar el ambiente, pero se atascó
con el descabello y escuchó los tres avisos.
Creyó el de Espartinas que una mala estocada sería
suficiente, el animal se tapó la muerte y el verduguillo no encontró el sitio
en manos tan inexpertas. Saludó, en pésima costumbre, tras la deshonra de que
le echaran un toro al corral.
El sexto era otra belleza cárdena que haría las delicias de
los fotógrafos. Se la puso con la izquierda con valor, el toro midió mucho al
torero y levantó la gaita. De uno en uno, Javier se mostró sobrado con un
animal que se paró muy pronto. Javier se puso cerca en un alarde sin premio,
aunque ahora acertó con la espada.
PARTIDO DE RESINA | López Chaves, Robleño y Jiménez
Cinco toros de Partido de Resina
(antes Pablo Romero) y uno -2º bis -
de El Torreón. Todos bien
presentados, mansos, descastados y de mal juego. El de El Torreón, humilló en
dos tandas y se paró. Saludó en banderillas Lipi.
López Chaves, de fucsia y oro. Pinchazo, estocada
tendida y dos descabellos (silencio). En cuarto, bajonazo (silencio).
Fernando Robleño, de corinto y oro. Estocada atravesada (una
oreja tras aviso). En el quinto, pinchazo, media estocada y descabello
(silencio).
Javier Jiménez, de verde manzana y oro. Pinchazo, estocada
atravesada y quince descabellos (saludos tras tres avisos). En el sexto,
estocada (saludos).
Plaza de toros de La Malagueta, 15 de agosto de 2016. 2ª de Feria. Más
de media plaza.
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