El torero extremeño vuelve a
acudir al rescate de Bilbao y desoreja al buen sobrero lidiado como ultimo toro
de la mansa y rajada corrida de Fuente Ymbro.
José Garrido en volandas de El Bocho |
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario ELMUNDO de
Madrid
Foto: EFE
La Comisión Taurina de la Junta Administrativa de la Plaza
de Vista Alegre sacó ayer un comunicado críptico sobre la no sustitución de
Roca Rey que en su parte mollar dice así: "Siguiendo el concepto de la
feria de tres toreros emergentes y dado que también los representantes de López
Simón nos solicitaron un torero por delante que abriese cartel se consideró que
un mano a mano era lo mejor".
Se agradece la voluntad y el ejercicio de humildad que se
traduce del texto entre Pinto y Valdemoro. No debe de ser fácil de admitir para
una señora Junta de Bilbao y una Casa como Chopera que un Julián Guerra te ha
desmontado ("un torero por delante") una idea ("tres toreros
emergentes") hasta llegar al conformismo ("se consideró que un mano a
mano era lo mejor"). Pues eso dice el comunicado, ¿o no? Eso y las
disculpas para con la afición molesta.
De todo este sindiós y la crisis de ansiedad, lo que
verdaderamente el personal sacó en claro es un héroe: José Garrido. Cuando tocó
su turno, se sintió una ovación de las que en otra época se escuchaban al
deshacerse el paseíllo. Esas esperanzas chocaron con la fachada sin alma del
tercer toro de Fuente Ymbro, que como sus "hermanos" hubo de ser
cuidado en el caballo y ya apretó hacia los adentros en banderillas.
Garrido pulsó la embestida rebrincada en la muleta. La
protesta del que no quiere. Y menos hacia fuera. Y tampoco con la izquierda.
Hasta que se paró y el guerrero de Extremadura se metió prácticamente entre los
pitones. Una espaldina quitó el hipo de una abuela del tendido "1".
Por trapío el toro de Sebastián Castellla imponía. Tan montado
y con ese velamen. Todo apariencia. Músculo de culturista. Castella lo cató en
un quite por chicuelinas ceñidas, comprobó que por el izquierdo apretaba y
construyó una faena solvente por el derecho. El fuenteymbro agarrado al piso
desde el minuto uno y queriéndose soltar una vez por tanda. Una o dos. Según
avanzaba la obra cada vez más. Ni una mutación del gesto del torero en las
distancias cortas.
Todos los patrones de mansedumbre los repitió y los
amplificó el encogido cuarto con afán madrugador. Encogido porque pisó plaza ya
como acobardado. Tanto que en la muleta se rajó prontísimo. Si no lo estaba
antes. La corrección de Sebastián se perdió con la espada por los bajos.
Dentro de la seriedad de la corrida, el castaño
"Picarón" traía una armonía diferente, una belleza redonda, una forma
de embestir diferente. En los vuelos de Miguel Ángel Perera colocó la cara. Los
delantales mecieron la embestida. Pero antes de alcanzar el caballo ya se
presentía la falta de poder. Perera lo mimó. Cambió el planteamiento de
abertura desde los medios que no quería a los adentros que reclamaba. A pies
juntos el prólogo suave. Y dos tandas sedosas de redondos casi a la voz por no
molestar. Una de ellas a cámara lenta dentro de la despaciosidad. La calidad
del fuenteymbro no contaba con el mínimo gas. Todo lo demás corrió a cargo del
pulso paciente de MAP.
De mal en peor, superó todas las notas mansas el quinto con
su obsesión escarbadora. No se recuerda un toro de Gallardo escarbar de tal
modo desde el año de los piensos descompensados. Y mugir. Y recular. Y rajarse
casi antes de salir.
El último ni se sostenía. Matías el usía ordenó dar rienda a
los caballos. Como la peña no anda soliviantada... Pañuelo verde a
continuación. Vuelta a empezar. El sobrero del mismo hierro. Otro de
irreprochable trapío. Antonio Chacón casi iguala con las banderillas a su
compañero que no hermano José Chacón y a Curro Javier. Pero finalmente se quedó
con una en la mano. El sobrero acudió al rescate de Ricardo Gallardo con su
humillación, su viaje, su ritmo y su tranquito. Buen toro. Y de nuevo José
Garrido también al rescate de Bilbao. Conjugando la derecha con el encaje de la
cintura. Acompañando el torero y la gente respondiendo. El juego de los vuelos
en su izquierda, la embestida en la palma de la mano, en las yemas a veces. Y
un molinete zurdo enroscado.
Apostó JG por amarrar con un broche de rodillas. La estocada
hizo lo demás. A la espera de lo que determinase don Matías el usía. Que debió
de sentir la deuda pendiente del día anterior con Garrido. Y como la puerta
grande debida se la entregó de un tirón.
Este señor con las pañuelos o no los saca o los saca de dos
en dos. A José lo elevaron como a un auténtico salvador.
FUENTE YMBRO / Perera, Castella y Garrido
Toros de Fuente Ymbro,
incluido sobrero (6 bis), que fue un buen toro, el mejor con diferencia entre
mansos rajados; muy seria presentación.
Sebastián Castella, de azul pavo y oro. Pinchazo hondo y dos descabellos
(saludos). En el cuarto, media estocada defectuosa, estocada baja y pinchazo
(silencio).
Miguel Ángel Perera, de verde hoja y oro. Estocada pasada
(saludos). En el quinto, estocada (silencio).
José Garrido, de azul marino y oro. Pinchazo hondo y
descabello (saludos). En el sexto, estocada. Aviso (dos orejas). Salió a
hombros por la puerta grande.
Plaza de toros de Vista Alegre. Sábado, 27 de agosto de 2016. Octava de
feria.
Pedro Gutierrez "El Niño de la Capea", para el uno de los brindis de la tarde, plaza en la que tomó alternativa 44 años |
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