El
mexicano desoreja a un extraordinario novillo de Antonio San Román y sale a
hombros; José Aguilera cortó una oreja en su debut con caballos.
Luis David Adame |
LUCAS PÉREZ
@lucasperezest
Diario ELMUNDO de Madrid
Apenas
veinte días de su alternativa en Nimes, con el compromiso que supone Colmenar
Viejo y su cercanía a la
Cátedra , Luis David Adame se consolidó como uno de los
toreros a tener en cuenta en el futuro.
Tuvo
la suerte el mexicano de encontrarse en cuarto lugar con «Corremundos», un
extraordinario novillo de Antonio San Román, enclasado y humillador. A la
variedad con el capote se unió después una faena maciza, bien estructurada e
iniciada con tres pases cambiados en los medios. Si altura tuvo el toreo en
redondo en la primera fase, rayó la excelencia después la profundidad al
natural, a cámara lenta. Las bernadinas y luquecinas finales dieron paso a una
estocada de libro en la suerte de recibir. Y las dos orejas y la puerta grande
fueron incontestables.
Menos
cómodo estuvo con el calamocheo del Morenito que abrió la feria de los
Remedios. Variado estuvo con el capote, no fue fácil conseguir limpieza en el
quehacer muleteril y la cosa no pasó a mayores. (Silencio tras aviso y dos
orejas).
Reaparecía
Rafael Serna en Colmenar Viejo dos meses y medio después de su gravísima
cornada en Las Ventas y la sombra de aquel cornadón en la femoral planeó nada
más abrirse de capa con su astifino primero, que lo arrolló de fea manera
aunque afortunadamente sin consecuencias. No ayudó este inicio a que se
confiase después en la faena logrando, no obstante, algunos muletazos con
cierto empaque.
No
remontó la tarde con el quinto bis, con el que lo intentó en los medios dejando
de nuevo sensación de inseguridad. (Silencio tras dos avisos y silencio).
Debutaba
con caballos el colmenareño José Aguilera que, pese a los nervios del estreno y
la lógica falta de oficio, dejó entrever un buen concepto. Se gustó en tres
redondos antes de un susto y logró sentirse al natural con su primero. Un
efectivo espadazo a la segunda le valió la primera oreja.
Destacó
la media de recibo al sexto, brindado a sus paisanos que llenaron un tercio del
aforo. Torero fue su genuflexo inicio hacia el tercio donde, soltados ya los
nervios de debut, logró templar con calidad al buen novillo de San Román. Cayó
baja la espada pero se le pidió con fuerza un trofeo que le hubiera abierto la
puerta grande y que el palco esta vez negó. (Oreja tras aviso y vuelta al
ruedo).
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